La empresa sensual, o cómo generar emociones

La empresa sensual ha sido reeditado en 2017, aunque en una editorial diferente (Alienta, 2017), con alguna variación en el texto. Esta aparición me ha permitido revisar y actualizar el texto de esta nota, y añadirle nuevos enlaces sobre la actividad de su autor.

La empresa sensual, en contra de lo que su título pueda sugerir, es un libro de empresa. Jesús Vega analiza en este original texto las razones del éxito de empresas como Apple, Zara, Virgin, Google y Starbucks. Ello le lleva a proponer un modelo empresarial basado en la generación de emociones entre todos los actores implicados, y adaptarse así  a la nueva sociedad.

 

LA EMPRESA SENSUAL. Seduce y enamora a clientes, empleados e inversores. Jesús Vega de la Falla,  Empresa Activa. Ediciones Urano, 2008.

 


Índice

  • Un libro que ha creado escuela
  • Cómo ser una empresa sensual
  • Adaptarse a la nueva sociedad
  • Y un epílogo

Un libro que ha creado escuela

El planteamiento que Jesús Vega hace en este libro ha creado escuela. Ya es muy habitual que se emplee la metáfora de la seducción en diferentes textos dedicados a la empresa. Y, muy especialmente, en manuales de venta.

El primer presidente de Apple, Mike Markkula, entendía que la gente juzga los libros por las portadas. Esta fue una de las bases sobre las que Steve Jobs erigió su estrategia de marketing y comunicación, que ha convertido cada objeto de la manzana en objeto de deseo. En la línea de lo que dijo Markkula, La empresa sensual , ya desde el título, invita a hojearlo (y ojearlo). Y si hay un adjetivo que aparece ligado a la sensualidad, este es  provocación.

  • Por un lado, el título atrae. Considerar a la empresa como dotada de sensualidad es una provocación. La relación empresa-cliente se asemeja a una relación de pareja.
  • Por otro, éste es un libro de empresa. ¿Cómo aceptarán las tesis del autor los habituales lectores de literatura empresarial? Ésta es la segunda provocación.

Es un libro de empresa que pretende «llegar al corazón y no sólo a la cabeza». Si entre las empresas sensuales que Vega de la Falla analiza son Apple, Zara, Virgin, Google y Starbucks, podemos entender por donde camina el libro.

El autor, además, no es ajeno al mundo empresarial. «Lo que digo lo he vivido», dice Jesús Vega. Ha sido director de RRHH del grupo Inditex (o sea, el universo Zara) en los momentos de su expansión mundial. Y ha trabajado, además, en el Banco de Santander y Hewlett-Packard.

«La empresa sensual es aquella que seduce y enamora a clientes, empleados, proveedores e inversores, la que saca lo mejor de las personas». –Jesús Vega de la Falla

Cómo ser una empresa sensual

La empresa sensual se centra en las personas, en el elemento humano: clientes, proveedores, empleados, accionistas y proveedores. El modelo implantado por las empresas estudiadas, apostó desde su creación por los intangibles. Porque son los intangibles los que nos hacen humanos, los que nos conectan con las emociones, los que nos llegan al alma.

La creación de lazos emocionales entre las empresas y sus clientes generan un círculo virtuoso que tiene impacto directo en la cuenta de resultados. La empresa sensual necesita menos inversión en publicidad y es mejor recordada.

Como creaciones humanas que son, las empresas pueden convertirse en empresas sensuales utilizando las mismas armas que utilizan las personas:

  • La inteligencia (en el caso de la empresa, inteligencia colectiva, inteligencia común. el problema es de todos, la solución es de todos)
  • La voluntad,
  • La coherencia y la sensibilidad de quienes las lideran.

Adaptarse a la nueva sociedad

La empresas son hoy instituciones con «excesiva solemnidad», que se ajustan a modelos que ya no son válidos en el nuevo medio en el que viven. Se hace necesario, por tanto, adaptarse a los nuevos tiempos y a los nuevos gustos y estilos de los consumidores. El proceso para que una empresa se convierta en empresa sensual, lo explica Jesús Vega en tres partes y un epílogo.

PRIMERA PARTE

Aquí se explica que hemos entrado en una nueva era, La era de la libertad: libertad social, libertad del consumidor y libertad del trabajador.

Disfrutar de libertad y de numerosas oportunidades no podría ser posible sin «la igualdad de oportunidades para casi todos»:

  • En lo social (Medios de comunicación y tecnología),
  • Como consumidores y como trabajadores.

Estos factores crean una sociedad más compleja, más competitiva y más hedonista.

SEGUNDA PARTE 

de este ensayo, está dedicada a los atributos de la Empresa Sensual. Jesús Vega destaca los siguientes:

  1. El valor de la imagen, donde se incluyen la imagen de la empresa, las de sus sedes y la de sus profesionales
  2. El toque personal
  3. La atención por el detalle
  4. El punto de venta
  5. El diseño del producto
  6. La inteligencia y que ésta se convierta en el material genético de la dirección, para lo que es necesario generar un entorno de libertad, desterrar el miedo y enseñar con el ejemplo
  7. La personalidad que se nutre de la jovialidad (en el sentido de la permanente evolución), la humildad
  8. La confianza
  9. La pasión
TERCERA PARTE

Ha llegado el momento de actuar, el momento de seducir. A cómo hacerlo están dedicadas las páginas finales de La empresa sensual. La compra de uno de los productos o servicios ofrecidos son el comienzo de una relación, y como tal hay que gestionar sus diferentes fases:

  • El nacimiento del deseo y la gestión de su más peligrosos enemigos: el éxito y la complacencia;
  • El momento de la seducción. Mirando a los ojos, con generosidad, intensamente, tratando las personas de forma única y directa, y siendo única autentica. Todo ello bajo el paraguas de una buena historia de seducción.
  • Y la más difícil de todas: el mantenimiento de la pasión, la huida de la rutina.
Y UN EPÍLOGO

Las reglas del juego han cambiado. Las empresas que se han dado cuenta, utilizan su sensibilidad y su sensualidad, para llegar más y mejor a las personas que se encuentran en su entorno. Y por ello son admiradas. –Jesús Vega de la Falla

Y lo siguen siendo, aunque hayan pasado media docena de años desde que el libro fue publicado. La aparición de este libro en 2008 coincidió, más o menos, con el inicio en España de la crisis económica. ¿Por qué no prepararse para cuando la crisis remita?

 

 

Steve Jobs, sofisticada sencillez

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STEVE JOBS. LA BIOGRAFÍA, Walter Isaacson. Editorial Debate, 2010

Cuando abres la caja de un iPhone o de un iPad, queremos que la experiencia táctil establezca la tónica de cómo vas a percibir el producto. –Steve Jobs

Tercera parte

 

Dos personas influyeron definitivamente en la trayectoria profesional y vital de Jobs. El jefe de diseño de Apple, y confidente de Jobs, Jonathan “Jony” Ive, y Mike Markkula, el primer gran inversor y primer presidente de Apple, además de figura paterna para Jobs.

Diseño y marketing para conectar

Ive, hijo de un orfebre inglés, entendía que «para conseguir una auténtica simplicidad, hace falta llegar hasta lo más hondo». En el primero folleto que lanzó Apple, Jobs había escrito:

La sencillez es la máxima sofisticación– Steve Jobs

La simplificación más zen de todas, y que sorprendió a sus colegas y competidores, fue la orden de Jobs de que el iPod no contara con un botón de encendido y apagado. Aquello se aplicó a la mayoría de los aparatos de Apple. «La forma en que dirigimos nuestra empresa, el diseño de los productos, la publicidad, todo se reduce a lo mismo: vamos a hacerlo sencillo. Muy sencillo».  Este fue el mantra que Jobs impuso en Apple.

Markkula, entendía que «la gente sí juzga los libros por las portadas». Apoyándose en este planteamiento, el primer presidente de Apple formuló tres principios en los que la compañía debía sustentarse.

  • Una conexión íntima con los sentimientos del cliente.
  • Para realizar un buen trabajo en aquello que decidamos hacer, había que descartar lo que resulte irrelevante.
  • El tercer valor tiene que ver con cómo la gente se forma una opinión sobre una compañía o un producto basándose en las señales que estos emiten.

Durante el resto de su carrera, Jobs se preocupó, a veces de forma obsesiva, por el marketing y la imagen. Incluso por los detalles del diseño interior, sólo accesible a los técnicos de la marca, y del empaquetado.

Las casas en las que vivió el cofundador de la compañía de la manzana, apenas disponían de mobiliario. Ningún mueble satisfacía sus anhelos de perfección.

Nada es casual

Fue de su padre adoptivo, Paul Jobs, de quien el joven Steve adquirió un obsesivo afán por la perfección. En el garaje de la casa familiar en Los Altos, el padre de Jobs construía mobiliario para su casa. Lo hacía con tanto esmero que las traseras de cada mueble estaban rematadas como si fueran a ser vistas alguna vez. El joven Jobs aprendería una segunda cosa de su padre, el férreo trato con los proveedores. Steve solía acompañarlo en la búsqueda de piezas de recambio para los automóviles que Paul restauraba y vendía. Ese dinero iba a un fondo con el que pagar los futuros estudios de su hijo. Jobs nunca fue a la universidad.

En aquel garaje familiar, Steve Jobs y Stephen Wozniac (Woz), junto a tres amigos y Patty, la hermana de Jobs, montaron las 50 placas base del Apple I. Las diseñó Woz, un genio de la electrónica. Fueron adquiridas por Byte Shop, con quien había negociado Jobs previamente su venta.

Acababan de colocarse los cimientos de un mito contemporáneo, Apple Computer Co. El nombre no es baladí. Jobs solía hacer dietas a base de frutas y era un vegetariano a ultranza. Incluso cuando perdió 20 kilos a causa del cáncer que acabó con su vida. Se negaba a ingerir otro tipo de alimentos, ocasionando no poca angustia en su familia y amigos. Era vegano.

Steve y Stephen

A Wozniac y a Jobs les gustaba gastar bromas y la música. A ambos les apasionaba la electrónica.  Wozniak era un mago que desarrollaba grandes inventos y que se habría contentado con regalarlos, mientras que Jobs proyectaba la forma de facilitar el uso del producto, empaquetarlo, comercializarlo y ganar algunos dólares en el proceso.

Con el tiempo, esta actitud le haría alejarse de Wozniak, que durante mucho tiempo había defendido un hardware y un software lo más abiertos posible. Cuando se constituyó formalmente la sociedad, Woz trabajaba como ingeniero para Hewlett Packard (hp).

Crear una empresa me provocaba mucha inseguridad. Me iban a pedir que diera órdenes a los demás y controlara su trabajo. Y yo sabía desde mucho tiempo atrás que nunca me iba a convertir en alguien autoritario. Wozniac.

Wozniac iba más lejos aún.

«Mi padre –decía– creía en la honradez absoluta. Nunca miento. Mi padre era ingeniero, y eso es lo que quería ser yo también. Era demasiado tímido como para plantearme siquiera el ser un líder empresarial como Steve, era demasiado duro con la gente. Yo quería que nuestra empresa fuera como una familia en la que todos nos divirtiéramos y compartiésemos lo que estuviéramos haciendo».

 

Si bien ambos estaban fuertemente influenciados por las figuras paternas, eran dos personalidades diferentes. No compartían las bases mismas de las gestión y las estrategias de Apple. Nunca llegaron a protagonizar un enfrentamiento serio, pero siguieron caminos muy diferentes. De su amigo de adolescencia, Jobs pensaba que nunca dejó de ser «infantil».

Hasta el infinito y más allá

“Me gusta pensar que hay algo que sobrevive después de morir –comentó Steve Jobs a Walter Isaacson, su biógrafo–. Resulta extraño pensar que puedas acumular toda esta experiencia y tal vez algo de sabiduría, y que simplemente desaparezca, así que quiero creer que hay algo que sobrevive, que a lo mejor tu conciencia resiste».

Después de hacer esta afirmación, cuenta Walter Isaacson en las páginas finales de libro cuya reseña finalizo con esta nota, se quedó callado durante un buen rato. «Pero, por otra parte– dijo–, a lo mejor es como un botón de encendido y apagado. ¡Clic!, y ya no estás».

Entonces, escribe Isaacson, hizo de nuevo una pausa y sonrió levemente. «A lo mejor por eso nunca me gustó poner botones de encendido y apagado en los aparatos de Apple».

Nota

Soy un firme defensor de los libros impresos. Siento por ellos un enorme cariño. Sin embargo, he realizado esta reseña utilizando la versión electrónica de esta biografía, leída en un iPad. Reconozco la facilidad para realizar esta reseña que este formato me ha permitido. Esta biografía tiene más de 800 paginas. Las posibilidades de un libro digital son enormes. Jobs lo hizo posible.

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STEVE JOBS. BiografíaWalter Isaacson . Editorial Debate, 2010.

Segunda parte

Las dos caras de una personalidad

En presencia de Jobs, la realidad era algo maleable. Sus más íntimos colaboradores en los tiempos en que se diseñaba el primer Mac, denominaron este efecto como «El campo de distorsión de la realidad». 

Este  concepto está extraído de una serie de moda en el final de la década de 1960, Star Trek. Así lo definían: «una confusa mezcla de estilo retórico y carismático, una voluntad indomable y una disposición a adaptar cualquier dato para que se adecuase al propósito perseguido. Si una de sus argumentaciones no lograba convencerte, pasaba con gran destreza a la siguiente. En ocasiones era capaz de dejarte sin argumentos al adoptar de pronto tu misma postura como si fuera suya».

Cuando Jobs lo hacía, a menudo era una táctica para lograr aquello que deseaba. Podía convencer a cualquiera de prácticamente cualquier cosa. De intensos estados de luna de miel con personas y colaboradores, pasaba a crueles olvidos y alejamientos. Esto le hacía llorar con frecuencia, en público y en privado. El caso más sonado fue el de John Sculley, presidente de Pepsi.  Sculley fue fichado como consejero delegado por Jobs en 1983. Y Sculley se enfrentó a Jobs y lo hizo salir de su propia compañía, en 1985.

La distorsión de la realidad

Si la realidad no se amoldaba a su voluntad, Steve se limitaba a ignorarla.  Igual que había hecho con el nacimiento de su hija Lisa, fruto de una relación con una novia de juventud, Chrisann Brennan. Lisa lleva el apellido materno. Durante años se negó a reconocerla como su hija, para acabar denominando como Lisa a un proyecto que, por diferentes circunstancias, acabaría resultando fallido.

Jobs nunca aceptó ser hijo adoptivo. Nunca quiso conocer a su verdadero padre y mantuvo una cambiante relación con su madre biológica, que nunca se perdonó haberlo dado en adopción. Con su hermana carnal, la escritora Mona Simpson, mantuvo una amistad duradera.

En la base misma de la distorsión de la realidad se encontraba la profunda e inalterable creencia de Jobs de que las normas no iban con él. Hasta cierto punto, este eufemismo era sólo una forma rebuscada de decir que Jobs tenía una cierta tendencia a mentir. Sin embargo, el hecho es que aquella era una ocultación de la verdad más compleja que un simple embuste. Creía ser especial, alguien elegido e iluminado. Creía que había pocas personas especiales (Einstein, Gandhi y los gurús que conoció en la India), y que él era uno de ellos.

Otro aspecto fundamental de la cosmovisión de Jobs era su forma binaria de categorizar las cosas y las personas. Dividía entre «iluminados» y «gilipollas» y el trabajo de estas personas era «lo mejor» o «una mierda absoluta».

Me recordaba a Rasputín. – Debi Coleman, directora de equipo del primer Mac

Steve Jobs versus Bill Gates

Bill Gates y Steve Jobs, a pesar de sus ambiciones similares en lo referente a la tecnología y el mundo de los negocios, provenían de entornos diferentes. Y contaban con personalidades radicalmente distintas.

A lo largo de sus carreras, cada uno había adoptado filosofías contrapuestas acerca del aspecto más fundamental del mundo digital. Si el hardware y el software deberían estar firmemente integrados o ser más abiertos. El tiempo acabó generando una autoconciencia en ambos:

«Yo solía creer que el modelo abierto y horizontal acabaría por imponerse –le dijo Gates. Pero tú me has demostrado que el modelo integrado y vertical también podía ser estupendo».

Jobs respondió con su propio reconocimiento: «Tu modelo también funcionaba», afirmó.

Orígenes diferentes

El padre de Gates era un destacado abogado de Seattle. Estudió en una de las mejores escuelas estadounidenses, y cuando decidió abandonar los estudios no fue para buscar la iluminación con un gurú indio, como hizo Jobs, sino para fundar su propia empresa de software. Pero nunca fue un rebelde, un hippy en busca de guía espiritual o un miembro de la contracultura, como lo fuera el cofundador de Apple, quien, además, carecía de estudios universitarios.

Gates sabía programar, a diferencia de Jobs. Su mente era más práctica y disciplinada, con mayor capacidad analítica. Por su parte, Jobs era más intuitivo y romántico,  y tenía un mejor instinto para hacer que la tecnología resultara útil, que el diseño fuera agradable.Además, era un apasionado de la perfección, lo que lo volvía tremendamente exigente, y salía adelante gracias a su carisma y omnipresente intensidad.

Personalidades diferentes

Gates, más metódico, celebraba reuniones milimétricamente programadas, y en ellas iba directo al núcleo de los problemas. Ambos podían resultar groseros, pero el creador de Microsoft nunca apareció descalzo, en pantalón corto, o vestido con una túnica a las reuniones, como tantas veces hizo Jobs.

El comportamiento cortante de Gates tendía a ser menos personal, a estar más basado en la agudeza intelectual que en la insensibilidad emocional. Jobs se quedaba mirando a la gente con una intensidad abrasadora e hiriente, mientras que a Gates en ocasiones le costaba establecer contacto visual, pero en lo esencial era una persona amable.

Bill Gates era un filántropo y Jobs un tacaño irremediable, aunque tenía a todo el mundo desconcertado al cobrar un salario de un dólar anual y no recibir ninguna opción de compra de acciones, a su regreso a Apple en 1997. De haber aceptado aquella humilde concesión, habría obtenido 400 millones de dólares. En vez de eso, ganó dos dólares y medio durante aquel período.

Disfruta de la incertidumbre. –Steve Jobs

Tercera Parte: Steve Jobs, sofisticada sencillez.
Primera Parte: Steve Jobs,inventar el futuro

 

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