Coaching sistémico y novela negra: El caso Telak

 

El caso Telak de Zygmunt Miłoszewski, es una novela negra en la que el coaching sistémico juega un papel fundamental para la resolución de un caso de asesinato.

Skyline de Varsovia. A la izquierda, el Palacio de la Cultura, construido por los rusos. Los nuevos rascacielos compiten con él, queriendo mostrar la imagen de la nueva Polonia.

EL CASO TELAK. Zygmunt Miłoszewski, Alfaguara, 2015

 

Es cada vez más frecuente encontrar libros de relatos escritos por coaches. Los más atrevidos se aventuran incluso con la novela. Se sigue así en España una corriente llegada del mundo anglosajón. Con una diferencia notoria. Mientras aquellos autores —norteamericanos en su mayoría— cuidan la base: una buena historia, los autores españoles, en general, no. Se limitan, en la mayoría de los casos, a historias insustanciales, corrientes.

Suelen dibujar escenas en territorios de retiro, más o menos idílicos, más o menos zen, con personajes estereotipados: presidentes de compañías que quieren ˝cambiar paradigmas˝ o directivos aquejados por problemas matrimoniales que dedican demasiadas horas a su trabajo, o viceversa.

En estas historias la voz del narrador, generalmente un coach, está presente a lo largo de todo el texto. Autor y narrador son la misma persona. Incluso las respuestas de los personajes en los diálogos están “preparadas” para las siguientes preguntas “poderosas” del coach. Los personajes así diseñados son de cartón piedra. Tienen muy poco de personas reales y lo que dicen, con frecuencia, es —en mi opinión— una impostura.

Personalmente, este tipo de literatura me aburre soberanamente por el tufo a inverosimilitud que despiden.

El caso Telak y el coaching sistémico

 

Me ha sorprendido muy gratamente El caso Telak, una novela negra escrita por el periodista y escenógrafo polaco Zygmunt Miłoszewski. En su perfil literario nada se dice acerca de que sea coach. Sin embargo, esta estupenda novela tiene muchos elementos de coaching. Fundamentalmente, coaching sistémico.

No es baladí, en consecuencia, que la novela se abra con una cita de Bert Hellinger, terapeuta alemán creador de las constelaciones familiares.

No hay personas malas, solo personas enredadas.

— BERT HELLINGER

 

Después de una sesión de constelaciones familiares, uno de los participantes aparece muerto. Los sospechosos son el terapeuta que la dirige y los tres participantes. La grabación de la sesión es analizada por el protagonista de la novela, el fiscal Teodor Szachi.

Puesto que de constelaciones nada sabe, ha de buscar el asesoramiento de un perito (un psiquiatra forense), además de discutirlas con el terapeuta que la dirigió y un policía que le ayuda en la resolución del caso. Esta investigación llevará a Szachi a preguntarse su lugar en los diferentes sistemas de los que forma parte: el mismo primero, su familia, su matrimonio y su hija, y el sistema judicial polaco.

Obviamente, el fiscal pasa por varios estadios: desde la incredulidad inicial, consecuencia de la novedad de una constelación de la que nada sabe, hasta el minucioso análisis de la grabación de la sesión.

Los personajes descritos por Miłoszewski en El caso Telak son personajes de carne y hueso y, en consecuencia, creíbles y con los que el lector puede o no empatizar.

En Resumen

El libro es por eso, una delicia para los coaches amantes de las constelaciones y del coaching sistémico. Miel sobre hojuelas, si —además—, estos coaches son amantes de la novela negra.

No entro a juzgar, finalmente, la pseudociencia que pueda haber detrás de la terapia de constelaciones familiares.

El Treasure/ Relato

 

Mary ha muerto.

La nueva me la ha traído un fraile capuchino venido con la encomienda de catequizar indios, y con quién distraigo mi ánimo.

Esta pena añadida me demanda ordenar los sucesos que viví desde el veintisiete de julio de 1715, cuando La Francesa dio vela en La Habana rumbo a Cádiz, como parte de un convoy de once naves, cargadas de oro y plata para la Real Hacienda de Su Majestad Felipe V.

La noche del treinta, mientras navegábamos entre la isla de Cuba y el canal de Bahama, nos alcanzó un terrible huracán. Caí al agua y me subí a la cubierta del casco de la San Miguel que se había desprendido y quedó flotando como una balsa. La Capitana del general Utrilla se abrió de improviso y el mar se tragó a más de doscientos hombres. Con las claras del día, me vi rodeado de cadáveres; y quienes aún vivían, imploraban perdón sabiendo su muerte cercana, o maldecían al diablo por su mala suerte. La Francesa había desaparecido. Una irresistible conmoción de aire, como un tornado, recorrió de nuevo la estrechura del canal.

Me desperté con las sacudidas y movimientos de una nave y el ruido de los aparejos.

—¿Qué sucede?—dije.

—Nada que os deba preocupar, señor. Huimos —respondió una voz, mezclando el español y el inglés.

—¿De quién?

—Vuestros compatriotas han extendido patentes de corso para apresarnos. Soy el capitán Jack Rackman.

—He oído hablar de usted. Sois un satélite de Enrique Jennings, el filibustero —dije.

—El capitán Vance lo era. Sabed, señor, que le arrebaté el mando. El Treasure es ahora mi barco.

—Es de cobardes huir —contesté.

—Es un buque más poderoso que el Treasure, y también más pesado. Pero admito vuestra opinión, señor.

Se acercó a la puerta de la cabina y gritó: «¡Desplegad velas!». Escuché carreras por cubierta. «¡Aumentad la distancia». «Timonel, firmeza!».

Rackman vestía como un caballero inglés, no como un pirata. Medias y zapatos de hebilla y una casaca estampada con flores azules y rojas, de cuyas mangas le sobresalían unas puñetas no menos emperifolladas que las chorreras de la camisa.

Regresó y dijo:

—Hemos salvado vuestra vida, señor. Debería estarnos agradecido.

—¿A cambio de qué?

—Podéis sernos de utilidad. Nos dirigimos a la Barbada, y si os apetece uniros a nosotros, muy bien; si decidís dejarnos, ordenaré que le proporcionen un bote.

Las esperanzas e ilusiones con las que había iniciado el regreso a mi Cádiz natal, se habían truncado de manera funesta. Revivir el tormento de la sed no me pareció en aquel momento la mejor idea. «¿Acaso es mal viaje el que tiene fin?», me pregunté, recordando a mis camaradas guardiamarinas de La Francesa.

Sonó una campana.

—¡Retumben los cielos, capitán! Hemos perdido de vista la vela del francés —dijo un pirata, pistola en mano y machete en el cinto, entrando en la cámara.

—Thomas fue quien os rescató anoche durante su guardia —apuntó Rackman.

Asentí. A fe que el tal Thomas era un marinero tremendamente atractivo. Ese pensamiento me turbó al instante. A mis diecinueve años, no había tenido encuentro sexual alguno. Solo vagas ensoñaciones después de sorprender en enaguas a alguna damisela en el taller de costura de mi madre y que siempre finalizaban en el horizonte de su escote.

—¿Qué día es hoy? —pregunté.

—¡Aúlle el diablo! Sí que andáis perdido, señor. Siete de agosto —dijo Thomas. Y salió, no sin antes dirigirme una mirada que aumentó mi curiosidad.

Había llamado cobarde a Rackman por huir. ¿No lo era yo menos ahora, quedándome? Me respondí, convenciéndome de que siempre podría escapar.

Admití el vaso de ponche de ron que me ofreció el capitán y me uní a la cofradía de los piratas.

—Tiene pimienta negra de Jamaica. Es buena para los gases—rió Rackman.

Una mañana ociosa de finales de agosto, el artillero Bonn apareció en el puente con una bandera en la que había sustituido las tibias cruzadas bajo la calavera de nuestra bandera negra por dos alfanjes.

—¡Que tiemblen solo con verla!—gritó.

—¡A muerte, si no se rinden! —bramó Thomas desde la cubierta.

—¡A muerte! —rugió la tripulación.

El Treasure enarboló su nueva bandera el veinticuatro de septiembre. Fue mi primera incursión. Una balandra francesa se rindió sin apenas resistencia. Mientras la tripulación despojaba al navío de cuanto de valor contenía, Rackman se afanó en los baúles de los caballeros. Luego los dejó marchar.

Viendo al capitán probarse casacas y calzones, recordé los trajes que mi madre me confeccionaba de niño con una tela que ella llamaba en francés calicot.

—Os apodaré Calicó Jack —dije al capitán.

—Me hará parecer ridículo y os ahorcaré por ello.

—Vuestra vestimenta ya es extravagante, capitán. ¿Qué mal puede haceros algo más de pimienta?

Me llevó a su cabina y bebimos sin reposo.

Se me acercó al oído.

—Bonn es una mujer —dijo.

—¿Qué le habéis añadido al ponche, capitán?

—Su nombre es Anne —insistió.

—Sabéis el riesgo que corréis, capitán.

—No permitáis que nadie se acueste con ella, salvo yo. Anne coquetea con Thomas.

—¿Celoso de Thomas? —dije—. Descuidad entonces, capitán.

Luego se quedó dormido.

No volvimos a hablar de lo dicho aquella noche, hasta que, después de repartirnos el botín de un mercante inglés, Rackman se las ingenió para que coincidiéramos los cuatro en su cámara. Acepté el envite. Mientras Anne y él retozaban en su hamaca, Thomas me empujó a otra, sentándose a horcajadas encima de mí. Se libró de la camisa. Un vendaje le cruzaba el pecho. Comenzó a quitárselo.

—¿Despejáis la cubierta para mostrarme vuestras heridas? —pregunté pasmado.

Tiró de golpe de la venda y dijo:

—¡Desnudad vuestro acero para Mary!— Y dos hermosos pechos de gran tamaño, brincaron ante mis ojos atónitos.

Abrazado a Mary, atravesé la línea del horizonte y surqué los aires.

Conmovido por mi pérdida, escribo esta narración en la horrible cárcel de Spanish Town, donde Mary contrajo unas fiebres malignas, mientras esperaba un indulto.

 

 

Factfulness, o nuestro mal uso de los datos

Portada de Factfulness

Factfulness es un libro sobre el uso de los datos, en lugar de nuestros sesgos inherentes a nuestra particular visión del mundo. Facilita claves para evitar los principales errores de pensamiento.

FACTFULNESS. Diez razones por las que estamos equivocados sbre el mundo. Y por qué las cosas estan mejor de los que piensas, Hans Rosling con Ola Rosling y Anna Rosling Rönnlund. Deusto, 2018. 346 páginas.

 

Libro revelador en tanto que muestra como los datos indican que el mundo, frente a la universal percepción de lo contrario, va cada vez mejor. La tesis es que la realidad económica y social es mejor de lo que pensamos. La concepción excesiavemente dramática del mundo es muy difñicil de cambiar porque tiene que ver con cómo funciona nuestro cerebro.

El factfulness, ser consciente de la realidad, puede y debe convertirse en parte de tu vida diaria, como llevar una dieta sana y hacer ejercicio de manera regular.

— HANS ROSLING

Factfulness es un estudio que incide en los sesgos inconscientes y predecibles que hacen que, incluso cuando creemos estar mejor informados, caigamos  en un pesimismo global y a la toma de decisiones erróneas. Una defensa del pensamiento crítico.

Este libro es, en definitiva, «el uso de los datos como teparia— en palabras de Hans Rosling—. La útima batalla del combate contra la devastadora ignorancia global.»

Hasn Rosling no vio este libro publicado. Falleció unos meses antes.  Terminaron de escribirlo su hijo y la mujer de este, habitales colaboradores de Rosling durante muchos años. «El sueño de Hans —escriben en las líneas finales del libro— era una visión del mundo basada en datos reales.

Factfulness fue el libro ganador de la octava edición del  Premio Know Square al Mejor Libro de Empresa del Año, el único que reconoce en España  libros orientados al mundo de la economía y la gestión.