Feedback, actitudes para no equivocarte

 

Dar feedback (retroalimentación, en castellano) no es sencillo. Saber dar un correcto feedback requiere entrenamiento y humildad. Un correcto feedback es muy importante para la construcción de nuestra Marca PersonalBien sea a una persona de nuestro entorno personal o laboral, o a nuestros amigos.

No por obvias, estas actitudes son menos importantes. No hablaré por eso en esta nota de un feedback negativo o positivo, sino de correcto o incorrecto. O sea, bien o mal formulado. Positivo o negativo puede tener muy  variadas interpretaciones.

Una incorrecta retroalimentación puede hacer mucho daño a quien la recibe. Pasado el tiempo, la persona que ha recibido un  feedback incorrecto recordará cómo le hicieron sentir las palabras de quien lo emitió, aunque algunas de aquellas palabras las haya olvidado.

Un feedback bien dado ha de abrir perspectivas a la otra persona, darle opciones para crecer, permitirle aprender y generarle confianza. Sentirá así que queremos ayudarle y no que estamos tratando de reprocharle algo. La retroalimentación por eso ha de ir dirigida hacia sus actitudes y no contra su persona.


La retroalimentación es información para la alimentación del otro. Una correcta retroalimentación está compuesta de dos elementos:  

Información y Motivación 


Feedback: el difícil equilibrio y una Regla de Oro

 

Es una gran responsabilidad ofrecer un correcto feedback. El equilibrio entre información y motivación no es siempre fácil. Requiere, por un lado, una atenta escucha. Y por otro, haber interiorizado la retroalimentación que hayas podido recibir, y aceptado con valentía aquella que haya podido ser de tu menor agrado.

La motivación sin información, no resulta práctica. Carece de sentido empoderar por empoderar. Se motiva parafraseando, que es la manera en que se muestra que hemos escuchado. Se motiva ratificando las habilidades, y felicitando.

La información, por su parte, ha de ser concreta, específica y estructurada. Un exceso de información puede producir bloqueo. La información que ofrezcamos ha de estar carente de juicio. Es decir, ha de referirse a hechos que has observado o vivido, y no a tus interpretaciones o comentarios sobre esos hechos.

El feedback se hace siempre en primera persona. Es decir, «yo estimo», «en mi consideración», o fórmulas semejantes. Conviene, además, que evitemos palabras como «siempre» o «nunca». Y, por supuesto, el borrador universal: «pero…»

Y UNA REGLA DE ORO:

 

A quien demos retroalimentación, ha de irse siempre mejor de lo que estaba al llegar. El feedback es una forma de ofrecer ayuda. Un mecanismo para que la persona considere cuanta afinidad existe entre su conducta y sus intenciones.

Feedback micro y feedback macro

 

El Micro se refiere a la retroalimentación que se hace sobre una acción concreta. El Macro es la retroalimentación que afecta a la identidad y al comportamiento general de quien lo recibe.

Dependiendo de cómo se esté desarrollando la conversación, podemos utilizar el Micro o el Macro. O los dos.

Pueden confundirse Micro y Macro a veces. Por ejemplo, si se da retroalimentación porque alguien ha llegado tarde, el feedback Micro sería: «llegas tarde». Si se le dice que «eres impuntual», ya es Macro. Porque estamos presuponiendo que lo habitual en él es llegar tarde, que forma parte de su ser. Estas confusiones pueden darnos muchos problemas.  Y pueden  suponer la pérdida de confianza hacia nosotros.

Es muy importante también a la hora de dar feedback el uso correcto de las metáforas. Una metáfora es la expresión de la manera que tiene que ver el mundo la persona a la cuál damos feedback. Si dice que algo es para él »una pesada carga», no podemos decirle nosotros, «es difícil», o es «una losa», o es «complicado».  Las metáforas que utilicemos siempre han de estar en la manera de ver el mundo de quien recibe la retroalimentación, y nunca en la nuestra. Lo mejor en estos casos es el parafraseo, utilizar sus mismas palabras.

 

ARTÍCULO SIGUIENTE:
Cinco actitudes básicas para dar un buen feedback

Cinco actitudes básicas para dar un buen feedback

 

Un feedback (retroalimentación en castellano) no puede genera nunca una situación de enfrentamiento entre quien lo da y quien lo recibe. Por tanto, un buen feedback  ha de abrir perspectivas en la otra persona, darle opciones para crecer, permitirle aprender y, finalmente, generarle confianza.

Un buen feedback es valioso no solo para tus relaciones personales. También lo es para tus relaciones profesionales, bien sea con tus compañeros de trabajo o con tus clientes. Un buen feedback es un elemento primordial para tu Marca Personal.

Estas son cinco actitudes básicas que te permitirán dar una buena retroalimentación. Las cinco están en nuestra mano.

1. EL FEEDBACK HA DE SER DESCRIPTIVO, NO EVALUATIVO

 

Al describir nuestra reacción ante determinada conducta, dejamos a la persona en libertad de hacer uso de la misma en la forma que considere pertinente. Evitar el uso del lenguaje evaluativo reduce la necesidad de la otra persona de reaccionar de manera defensiva. El hecho de dar un calificativo a una conducta, hará que la otra persona se ponga en guardia, o que pase al ataque. Conviene recordar que calificar algo, supone dar una opinión personal.

2. EL FEEDBACK ES ESPECÍFICO, NO GENERAL

 

Si se le dice a una persona que es «dominante», probablemente no sea tan útil como si le dijera, «en este momento, cuando hemos estado tratando de decidir esta situación, tú no has estado escuchando lo que los demás han deseado expresar, y yo me vi forzado a aceptar tus argumentos, o de lo contrario, tendría que afrontar tu ataque». La retroalimentación ha de ir encaminada, pues, a la acción concreta de la persona a la que queremos dar feedback.

Cómo concretas han de ser las palabras que utilicemos. No podemos, por eso, utilizar palabras o expresiones que quien recibe el feedback no ha dicho. Hay que parafrasear al otro. Cada palabra tiene un significado diferente para cada uno de nosotros. Si nuestro interlocutor dice que algo es »una pesada carga», no podemos decirle nosotros, «es difícil», o es «una losa», o es «complicado».

3. TOMAR EN CONSIDERACIÓN LAS NECESIDADES DE QUIÉN LO RECIBE

 

El feedback puede ser muy destructivo cuando sólo responde a las propias necesidades del que lo ofrece, sin tomar en consideración las de la persona que lo recibe.

4. EL FEEDBACK ESTÁ DIRIGIDO HACIA AQUELLA CONDUCTA QUE PUEDE SER MODIFICADA

 

Cuando señalamos alguna limitación sobre la cuál la persona no tiene control alguno, sólo lograremos aumentar su frustración.

5. EL FEEDBACK DEBER SER OFRECIDO EN EL MOMENTO PRECISO

 

En general, es mucho más efectivo si se ofrece inmediatamente después de ocurrir la conducta. Pasado el tiempo no tiene sentido alguno. Depende, naturalmente, de cuán preparada esté la persona o grupo para recibirlo en el momento oportuno. Y en este segundo caso, del apoyo que puedan ofrecer otros miembros del grupo.

 

 

 

Creencias, o los agujeros de un queso Gruyère

Actuamos de acuerdo a nuestras creencias. Algunas de esas creencias están instaladas en nosotros desde nuestra infancia. Otras las hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida.

Posiblemente, hoy mismo — o ayer, o la semana pasada— de manera inconsciente, una creencia se ha instalado en ti. Exactamente como si fuera un programa de ordenador. Una instalación en la que, sin embargo, no has pulsado la casilla «Acepto».

o sea, que SOMOS LO QUE PENSAMOS, PORQUE SOMOS EN LO QUE CREEMOS

 

La historia que quiero contarte a continuación es el relato de un cambio en mi personal sistema de creencias. La historia transcurre en una quesería, en un pueblecito suizo, en el valle del río Emme.

Lagos, montañas y vacas felices

 

Los lagos en Suiza son como espejos, las montañas son insultantemente verdes y las casas tienen las ventanas llenas de geranios. O sea, como en las postales.

De postal era también el anciano de cara rosada que llegó a la quesería que yo visitaba. Vestía  pantalón corto y peto de cuero. y un sombrero tirolés. Con su pluma y todo. El hombre conducía una bicicleta con un carrito enganchado en el que había colocados nueve cántaros de leche. Descargó su mercancía y se marchó. Como tantos campesinos del valle del  río Emme, en el cantón de Berna, este hombre deja —antes de que se haga de día— su producción lechera para la elaboración de queso.

Después de ver el proceso de elaboración del queso, me llevaron a una gran cava donde las ruedas de queso maduraban. El olor era fuerte. Hacía frío. El cuidador de este proceso es el maestro afinador. Llevaba unas gafas doradas metálicas, bata blanca y un delgado martillo metálico con el que golpeaba los quesos. Luego ponía la oreja y escucha. Solo con escuchar sabía en qué punto de maduración estaban los cientos de quesos de la cava. ¡Impresionante!

El maestro afinador rompió una creencia muy arraigada en mi. Y creo que en miles de personas, los famosos agujeros del queso Gruyère. ¿Quién no ha dicho alguna vez que una cosa está más agujereada que un Gruyère?

EL QUESO GRUYÈRE NO TIENE NI UN SOLO AGUJERO

 

El queso que tiene agujeros es el queso Emmentaler, el queso que yo había estado viendo producir, y que debe su nombre al cercano río Emme. Los agujeros se producen cuando explotan las burbujas de CO2 durante el proceso de fermentación. Y lo que el maestro afinador escuchaba eran las vibraciones que se producen en los huecos al golpear con el martillo.

¿Qué te sugiere esta atenta manera de escuchar del maestro afinador, respecto a tu manera de ejercer la escucha?

La foto que está en la cabecera de este artículo y la que tienes aquí más abajo, demuestran lo que te he contado.

creencias-comportamientos

Sistemas de creencias

 

Ya por la tarde, después de comer, salí a pasear junto al río Emme. Inconscientemente, comencé a tararear algunos versos de la canción que compuso Luis Eduardo Aute, De paso, que él mismo cantaba. Y Ana Belén.

«… Que no, que no, que el pensamiento 
no puede tomar asiento, 
que el pensamiento es estar 
siempre de paso, de paso, de paso…»

No lejos de mí, algunas vacas rumiaban tranquilas. Aunque estaba muy cerca ni me miraban. Parecía que para ellas no existiera otra cosa que cortar la hierba con su hocico y rumiarla muy lentamente.

¿Qué te sugiere el verbo rumiar trasladado a tus pensamientos en ciertos momentos del día? ¿Qué te sugiere esa actitud de las vacas, centrada exclusivamente en tomar hierba sin atender a ninguna otra cosa?

Las campanitas que colgaban de los cuellos de estas vacas pardas sonaban con la misma cadencia con la que sus bocas engullían la hierba. Sí, he dicho campanitas, y no cencerros. No todas las vacas de Suiza tienen cencerros. Se me había caído otra creencia. Que solo había cencerros se debe —en mi caso— a que había visto postales y calendarios suizos en los que solo se mostraban cencerros.

Era, en consecuencia, mi  sistema de creencias, que respecto a Suiza, estaba formado —entre otras cosas— por las postales, el peto de cuero y los sombreros tiroleses, los agujeros del queso, los cencerros…

Revisa alguna de las cosas en las que crees, ¿cuántas creencias tienes como las que acabo de contarte?

De creencia en creencia, hasta la victoria final

 

De acuerdo a lo que creemos, así pensamos; y tal como pensamos, actuamos. El conjunto de estos pensamientos configuran nuestro comportamiento. Este comportamiento sería la manifestación exterior de lo más profundo de nuestro ser,  nuestras creencias. Y estas creencias están colocadas muy cerca, como si fueran un chalé adosado, de nuestros valores. Nuestro sistema de valores son consecuencia de nuestro sistema de creencias.

Se habla mucho de cambio, pero ¿qué es el cambio? ¿Qué significa, realmente, cambiar? Cambiar no es otra cosa que modificar nuestras creencias. Este es, por tanto, el auténtico cambio. Cualquier otro, es pura cosmética, y dura lo que te dura un perfume sobre la piel. Y, por eso, es tan difícil cambiar.

Nada cambiará, sin embargo, si no te haces preguntas.

¿Qué piensas sobre ti ? ¿Cómo afectan estas creencias a tu felicidad? ¿Qué piensas sobre los que te rodean? ¿Y sobre la vida?  ¿Qué te impide cambiar?

 

 


Fotos: Cortesía de Quesos de Suiza, www.quesosdesuiza.es

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Inspiritismo, la creatividad como actitud
La sorprendente verdad del provocativo Daniel Pink
Reformular, o las impredecibles claves del éxito

 

Ir al contenido