Mario Alonso Puig, la voz y la Marca Personal

Mientras bajamos en el ascensor, al finalizar un coloquio en Gestiona Radio, Mario Alonso Puig me comenta lo maravillosa que es  la voz humana y su enorme capacidad para comunicar. Me confiesa, ya en la calle, que descubrió esa maravilla después de ver una película fantástica y de aventuras en la que Sean Connery ponía voz a un dragón. Quedó subyugado. El encanto se rompió cuando volvió a ver la película doblada. El dragón había cobrado un nueva personalidad, no tenía la voz del actor escocés.


Índice

  • La ninfa Eco y el joven Narciso
  • Justicia poética
  • Modelar a los mejores

La ninfa Eco y el joven Narciso

Me despedía de Mario y, cuando llegué a casa, habían florecido los tres narcisos morados que tenía en la ventana. En la habitación flotaba un suave aroma dulzón.

Esta flor tiene su origen, cuenta la mitología griega, en la fuente a la que se asomó Narciso, un joven bellísimo. Tras quedar prendado de su belleza, al verse reflejado en las aguas de la fuente, murió del amor que le produjo tan hermosa imagen. En aquella fuente nació una flor a la que llamaron narciso.

En la otra cara de la moneda, dio origen al narcisismo, extremo enfermizo de la autoestima.

La ninfa Eco era igualmente bellísima. Tanto como Narciso, de quien se enamoró. Quedó prendada de su perfecta belleza. El joven rechazó a cuántas mujeres posaron sus ojos en él. Al saberse rechazada por el joven, Eco se recluyó en las montañas. Dejó de comer. Tanto adelgazó que se convirtió en voz. Solo era capaz de repetir el final de las últimas palabras que escuchaba. ¿Acaso por esta maldición mítica, son las chicas más que los chicos, las que más se obsesionan con su imagen, dejando de comer, abrumadas por el canon de belleza que ha creado el mundo en el que viven?

En la otra cara de la moneda, la voz es un elemento fundamental en la comunicación entre personas, la maravilla de la que hablaba Mario Alonso Puig.

No es amable la mitología griega con las mujeres. Al contrario que con los hombres. Por la misma causa, enamorarse de su propia belleza. Narciso se convirtió en flor, y Eco en voz.

Justicia poética

La voz es un elemento fundamental en la definición de nuestra marca personal. Con ella contamos nuestra historia, transmitimos nuestro mensaje. Con nuestra voz generamos confianza, el gran valor, en nuestras presentaciones y ponencias.

Al comentario de Mario Alonso Puig sobre la maravilla de la voz, le contesté, citando al gran novelista cubano Leonardo Padura

La voz es la expresión de su alma. –Leonardo Padura

Pasados los siglos, justicia poética con Eco, la ninfa que se convirtió en voz.

Modelar a los mejores

Las decenas de intervenciones de Mario Alonso Puig, que puedes ver en Internet con solo poner su nombre, son excelentes ejemplos de cómo utilizar la voz para comunicar. Se nota cuando alguien se cree lo que está diciendo, que dice lo que piensa. Su voz expresa las ganas de convencer y de ayudar.

Tono de voz grave y pausado. Las palabras de este médico y humanista, no suenan a impostadas. Hace unas cortas pero demoledoras pausas dramáticas en sus historias. El oyente encuentre el significado en la historia que está contando.

En el proceso de construcción de nuestra Marca Personal. El modelado es fundamental. Este proceso no es otra cosa que aprender de la experiencia de otras personas. Aprender imitando lo que hacen.

Ya que modelamos,

¿Por qué no hacerlo de los mejores, en lugar de pensar que no tenemos lo que ellos tienen?

Elige el espejo en el que mirarte, sin olvidar la historia de la ninfa Eco y el joven Narciso.

 

Foto 3, tomada en la exposición «75 años de la agencia EFE», en Matadero de Madrid.

La necesidad de compartir

la necesidad de compartir

En la Cumbre Tecnológica del G8 sobre Internet celebrada en 2011, le preguntaron a Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, acerca del crecimiento de la red social y de la influencia que iba tomando. Le habían preguntado, en realidad, por la tecnología que él había desarrollado. Zuckerberg, sin embargo, sorprendió a todos con su respuesta:

Lo que identificamos fue algo en común que tenemos todos los seres humanos: la necesidad de compartir.– Mark Zuckerberg 

La inesperada respuesta del responsable de Facebook, me  lleva a dos reflexiones.

  1. Las dificultades que tenemos todos para no hacer suposiciones.
  2. Existe un sentimiento común que todos deseamos:conectar con los demás.

Las suposiciones

Muchas veces no nos damos cuenta de que nuestros pensamientos están derivados de suposiciones. Estas suposiciones también las expresamos verbalmente o nos las decimos en nuestro diálogo interior. Incluso las expresamos con nuestro lenguaje no verbal.

Suponemos hechos que no tienen por qué haber ocurrido. Sacamos conclusiones acerca de lo que otra persona puede estar pensando. Si ya es difícil controlar nuestro diálogo interior, lo es mucho más conocer el que mantiene el quien tenemos enfrente.

Y una más, quizás la más habitual. Suponer que la otra persona ha escuchado y entendido exactamente lo que hemos dicho. La misma palabra (o una misma expresión) puede tener para dos personas, significados completamente diferentes. Hechos tan simples como éstos, pueden dar como fruto malentendidos, resentimientos y alejamientos, cuando no ser el origen de situaciones más graves.

Si estas situaciones son habituales en nuestro mundo físico, lo son cada vez más en el mundo virtual, dado el aumento de nuestras conversaciones en las redes sociales. Hay un empeño en mantener, por ejemplo, por wasap conversaciones de calado, o de importancia para nuestras relaciones. ¿Qué es lo que ocurre? Pues que una respuesta se monta sobre una pregunta anterior. O que un icono sea malinterpretado. O que no se espere a la respuesta de la otra persona.

Estas son, en general, conductas no deliberadas. Pero que pueden dañar la autoestima. Y una autoestima dañada reduce la posibilidad de establecer un buen contacto.

No considero, sin embargo, una conducta no deliberada, sino todo lo contrario, otra moda. Las rupturas sentimentales, o de cualquier otro tipo, con un simple y lacónico mensaje de wasap.

La necesidad de conectar

La conexión no consiste en que uno gane la partida.

Es una forma de mantener la integridad, de alimentar la creciente autoestima y, a la larga, de fortalecer relaciones con uno mismo y con los demás. –Virginia Satir

Virginia Satir, es una reconocida terapeuta norteamericana. Habla de cómo conectar en el  libro En contacto íntimo (Neo Person, 1988). Este texto es tan corto en número de páginas como intensas son la reflexiones que contiene.

Para conectar, se requieren dos personas a la vez y tres partes. Cada persona está en contacto consigo mismo. Al mismo tiempo que trata de establecerlo con la otra persona. Ésta, a su vez, está sumida en su propio diálogo interno. Ambos están, además, expresándose a través de su lenguaje no verbal, acorde o no con lo que expresan verbalmente, o lo que, íntimamente, están sintiendo.

Virginia Satir ofrece, en consecuencia, un mapa para el establecimiento del contacto:

  1. Invitar a conversar
  2. Colocarse a la misma altura visual y al alcance de los brazos
  3. Estar preparado para arriesgarse a sacar lo que tienes dentro
  4. Expresarse en primera persona
  5. Hacer preguntas para obtener la información que no se posee
  6. Considerar todas las dificultades como oportunidades

Por lo tanto, indagar sobre cuáles son nuestras habituales suposiciones, es un primer paso para cambiar el ambiente. Y, después, conectar.

 

Referencias:

La historia del fundador de Facebook la he leído en el libro Brandoffon. El branding del futuro, Andy Stalman, Gestión 2000, 2014. Andy Stalman es un experto en marketing de marca.

Foto: De la exposición de trabajos de alumnos de la Escuela de BBAA Pedro Almódovar.

El juego interior. La lucha contra nosotros mismos

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Elisa Aguilar es una leyenda del baloncesto femenino español. Jugó como base en varios equipos españoles, en la NBA Femenina y en el Spartak de Moscú. En 2013 formó parte de la Selección Española de Baloncesto Femenino que se proclamó Campeona de Europa.

Coincidí con Elisa Aguilar en el  5º Congreso de Liderazgo y Talento Femenino, en el que ambos éramos ponentes. Cuando nos intercambiamos las tarjetas, me manifestó su agrado por el trabajo que con ella había realizado un coach.

Hasta ese momento sólo se habían preocupado de mí de hombros para abajo, me dijo Elisa.

Con esta gráfica explicación, la jugadora del baloncesto, afirmaba haber trabajado con un coach en la doble vertiente de este término. Y nada tiene que ver el uno con el otro:

  • Con su coach/entrenador, en su calidad de deportista profesional (o sea, de hombros para abajo). Un entrenador al uso que trabajó con ella su juego exterior.
  • Con ella como persona (de hombros hacia arriba). O sea, con un coach con el que trabajó su juego interior.

El juego interior contra nosotros mismos

El juego interior es la piedra de toque. Y no hace falta ser deportista para que tengamos juego interior. Es el diálogo que mantenemos con nosotros mismos. Y del que no somos conscientes. Cada minuto. No es un diálogo siempre piadoso. No siempre benévolo. Aprender a hablarnos a nosotros mismos es una tarea a la que dedicamos poco tiempo y muy poco esfuerzo.

Nuestro diálogo interior es, simplificando con una imagen casi infantil, un diablillo colocado en uno de nuestros oídos y un angelito en el otro. El primero nos machaca, el segundo nos refuerza. Entre lo que uno dice y el otro rebate nos pasamos la vida entera.

En la década de los 70 del siglo pasado, después de haber capitaneado el equipo de tenis de la Universidad de Harvard, Timothy Gallwey trabajó como monitor de este deporte, mientras disfrutaba de un año sabático en sus estudios de pedagogía.

La observación del rendimiento de sus jugadores, llevó a Gallwey a plantear que

Cada juego consta de dos partes, un juego exterior y un Juego Interior. El exterior se juega contra un adversario externo. El Juego Interior tiene lugar en la mente del jugador, y se juega contra obstáculos como la falta de concentración, el nerviosismo, las dudas sobre sí mismo y la excesiva autocrítica. –Timothy Gallwey

La tesis es que no se puede lograr el dominio de ningún juego sin prestar atención a las habilidades del juego interior. Sobre esta base nació El Juego Interior del tenis, un libro que cambió el modo de entender este deporte. Aunque fue recibido con no poco recelo por jugadores y entrenadores, construyó las bases del coaching.

Cuando nos enfrentamos a un problema o una situación inesperada o que no nos satisface (o sea, el adversario externo), en nuestra mente comenzamos a jugar un partido contra los obstáculos. Mucho de ellos son puramente imaginarios. Simplemente, no existen. Otros, los hacemos más grandes que lo que en realidad son. Nos alejamos así de encontrar una solución,  centrados como estamos en esos obstáculos.

Hay que ganar el partido que jugamos de hombros para arriba. Una vez ganado, no habrá partido que no podamos ganar, sea de tenis o dar solución a un problema.

El silencio que conviene a nuestro juego interior

Cuanto te he contado está magníficamente contado en el libro Rafa, mi historia (Urano, 2011), las memorias de Rafa Nadal escritas por John Carlin. La estructura del libro alterna la historia personal y deportiva del tenista, con los recuerdos que Rafa tiene de la final del torneo de Wimbledon de 2008, que jugó contra Roger Federer.

En realidad, lo que narra de aquella final es el diálogo interior de Rafa, su juego interior,durante todo aquel memorable partido. Y como consiguió acallarlo para escuchar solo el silencio de la pista central de Wimbledon. Es toda una lección, una maravillosa lección de como Nadal pugnó con su mente.

En este vídeo, John Carlin y Rafa Nadal hablan, entre otros cosas, de aquel partido.

Como diría Elisa Aguilar, lo más importante es trabajar de hombros para arriba.

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