Menos tech y mas Platón explica la importancia de la ética, las humanidades y las habilidades sociales en nuestro mundo inminentemente tecnológico. Así como su aplicación en las tecnologías que ya dominan el trabajo: el big data, la inteligencia artificial o la robótica, entre otras.
En pleno debate sobre la drástica reducción (cuando no la exclusión) de las Humanidades en nuestro bachillerato, aparece este libro que defiende la utilidad de las mismas en plena época tecnológica. Y no es un filósofo o un historiador quien lo firma, sino un tecnólogo. Y, además, joven.
MENOS TECH Y MÁS PLATÓN. Por qué la tecnología necesita de la humanidades, Scott Hartley. LID Editorial, 2020. 272 páginas.
Frente a la creciente presencia de la tecnología en nuestras vidas, el autor plantea la cada vez más necesaria introducción de las humanidades, para alcanzar una innovación tecnológica al servicio de las necesidades humanas.
Scott Hartley —inversor de riesgo en Silicon Valley— comenta numerosos ejemplos de proyectos y empresas internacionales que han sido capaces de dar con las ideas más creativas y eficaces gracias, uniendo el desarrollo tecnológico con el conocimiento de la condición humana.
Hartley, además, analiza algunas de las empresas más innovadoras de la actualidad y muestra cómo los fundadores de las empresas más importantes de Silicon Valley, Apple, Uber, Google, PayPal o LinkedIn han incorporado las humanidades para mejorar su tecnología, innovar constantemente y resolver problemas.
En un mundo en cambio constante, este libro invita a reflexionar acerca del futuro de la educación, el trabajo y , en fin, de la sociedad , a partir de la falsa dicotomía entre una formación en humanidades y una formación técnico- científica. Ambas están llamadas a complementarse, en opinión de Hartley.
El título Menos tech y más Platónrecuerda al best seller de finales de los 90, Más Platón y menos Prozac, de Lou Marinoff. En aquella época se hablaba también de: «¿Eres de letras o de ciencias?» La respuesta a esta pregunta marcaba —en cierta manera— la opinión y la manera de considerar a la otra persona.
Brújula directiva es un libro resultado de la mezcla de las reflexiones humanistas y de las tres décadas de experiencia profesional de su autor, Enrique Sueiro, profesor, consultor y director de comunicación.
A través de una selección de autores y obras de campos tan dispares como la filosofía, la psicología, la literatura, la medicina o la empresa, Sueiro propone una brújula con 25 horizontes «directivos orientadores». Horizontes aplicables a la gestión y la comunicación humana, ámbitos «en los que pensar es un verbo insoslayable».
Enrique Sueiro enuncia, «como brújula orientadora de la acción directiva», el Principio PEPA: primero las personas, después los papeles. El concepto «papeles» es un contenedor organizacional que alberga: procedimientos, herramientas tecnologías, organigramas y cargos.
Kronos versus kairós: más brújula y menos cronómetro
En El arte de la prudencia (1647), Baltasar Gracián dice: «Se ha llegado a la mayor complejidad, pero la suprema es formar a un buen hombre. Para formar a un sabio de hoy se requiere más inteligencia que para siete de la antigüedad. Y para tratar con un solo hombre de estos tiempos necesitamos más sapiencia que para tratar todo un pueblo de los pasados».
Gracián está hablando de un hombre de su tiempo: la mitad del siglo XVII. No importa — parece querer decir el escritor— el tiempo cronológico, el mensurable (kronos), sino la otra forma en que los griegos se referían al tiempo, kairós: la oportunidad temporal y espacial, el momento justo para hacer lo conveniente. La expresión un «hombre de estos tiempos», es la que da la clave de la eterna vigencia de esta sentencia del jesuita español.
Y es el kairós el espíritu que late en Brújula directiva, expresado por Enrique Suerio en una breve sentencia: «Más brújula y menos cronómetro. Nuestro mundo sería aún mejor con este orden de prioridad». Por eso, este no es un libro —dice Sueiro—, para «estar a la última, sino a la primera, decisiva porque permanece, la importante». Un dardo al cortoplacismo.
En línea con otro aforismo de El arte de la prudencia («Si uno es dueño de sí, lo será después de los otros.»), Enrique Suerio considera que esta brújula es «el pensamiento operativo para dirigir (se). ya que todos deberíamos ser directivos de nosotros mismos para optimizar las condiciones para liderar a los demás».
La Rosa de los Vientos de Brújula directiva
Sueiro reconoce que pueden existir otros posibles horizontes. Tampoco concibe esta brújula como un imperativo, sino como una «amable» proposición. Considera el autor de Brújula directiva, que la bibliografía manejada —unos ciento cincuenta textos— para la elaboración de este libro, constituye «una guía de lectura de enjundia contrastada». El índice temático y onomástico (por capítulos) resulta, por eso, de gran utilidad para el lector.
De los 25 horizontes elegidos por Enrique Sueiro, veinticuatro son los que proporcionan las visiones de otros tantos personajes de ámbitos y épocas muy diferentes. El vigésimo quinto es la Biblia, «un libro sui generis donde los haya, el libro». Aunque haya sido escrito hace miles de años, sigue siendo —en consideración de Sueiro—: «un referente en el siglo XXI».
Así, por “Brújula directiva”desfilanfilósofos (Platón, Aristóteles, Marco Aurelio, Epicteto, Hannah Arendt). Escritores (Chesterton, Pablo d´Ors, Baltasar Gracián, Aaron Sorkin, Churchill). Psicólogos (Daniel Kahneman, Daniel Goleman). Expertos en gestión empresarial (Peter F. Drucker, Javier Fernández Aguado, Lynda Gratton). El médico y divulgador, Hans Rosling y el psiquiatra, Viktor Frankl. Nelson Mandela, el Dalai Lama y Teresa de Calcuta.
Cada rumbo es un nuevo horizonte de enseñanzas o aprendizajes. Estos van desde: cómo decidir o priorizar, los criterios éticos, o los prejuicios, a las dimensiones comunicativas y la competitividad, pasando por el perdón y la gratitud, y el liderazgo coherente.
Enrique Sueiro, profesor y director de comunicación
Enrique Sueiro parece contagiado por el estilo breve de Baltasar Gracián. Las frases cortas dominan este texto. Se acercan mucho —por su capacidad de síntesis— a las sentencias del teólogo aragonés del siglo XVII.
Brújula directiva tiene un cierto aire profesoral. Cada uno de los 25 horizontes bien pudieran ser el contenido de otras tantas clases en una escuela de negocios, en un máster de dirección o en un curso sobre emprendimiento. El autor ofrece, además, un cuadro resumen («En síntesis») al final de cada capítulo con las principales ideas sugeridas en él. Porque eso es lo que hace precisamente Enrique Sueiro a lo largo del libro: sugerir, para luego, conectar.
Tanto el estilo como el tono confieren a Brújula directiva un primer nivel de lectura ágil, que prepara al lector para una segunda lectura, más reflexiva y profunda.
La experiencia de Sueiro como director de comunicación está vertida en en este libro en forma de testimonios personales («En Vivo»), con los que se cierra cada capítulo. Resultan particularmente emotivos los que aluden a dos atentados terroristas vividos por Sueiro en primera persona. «Criterios como el Principio PEPA orientan sobre como informar de lo que las personas necesitan saber. Y más aún en situaciones de crisis.», dice Enrique Sueiro.
Brújula directiva ha sido seleccionado como unos de 10 mejores Libros de Empresa de 2020, por el Jurado de los Premios Know Square.
Por si te apetece, aquí tienes una mesa redonda sobre Brújula directiva, con la participación del autor.
Eso nunca funcionarácuenta el proceso completo de la creación de una empresa, desde el nacimiento de la idea y su desarrollo, hasta la salida a bolsa. Es, por ello, un libro —con formato de novela— de imprescindible lectura para cualquier emprendedor.
ESO NUNCA FUNCIONARÁ. El nacimiento de Netflix y el poder de las grandes ideas, Marc Randolph. Planeta, 2019. Traducción de Anna Valor. 352 páginas.
Marc Randolph, cofundador y primer presidente de Netflix, es un emprendedor. Solía llevar siempre consigo una libretita donde apuntaba sus ideas. «Se me daba bien tener ideas —afirma—, pero muy mal madurarlas». Se las contaba cada mañana a su amigo Reed Hastings, un analista empresarial, camino del trabajo. Ambos trabajaban en Pure Atria, una empresa que creaba herramientas de desarrollo de software, dirigida por Hastings y en la que Randolph continuaba como director de marketing, después de que Pure Atria comprara IntegrityQA, empresa cofundada por Randolph.
Nunca dejas de ser un tío de ‘start-up’
—MARC RANDOLPH
Reed Hastings es el actual primer ejecutivo de Netflix, desde que —en 1999—decidieran «dirigir la empresa los dos juntos», después de que Hastings le dijera a Randolph: «Estoy perdiendo la fe en ti». Randolph ha permanecido en la junta directiva de la plataforma hasta que «me fui» en 2003.
Reed solía descartar las ideas de Marc. Le decía: «Eso nunca funcionará». La frase era tan recurrente, que el primer presidente de Netflix, no ha podido resistirse a titular con ella su libro.
Eso nunca funcionará, una cuenta atrás para el lanzamiento
Eso nunca funcionará es «un libro de memorias», en el que Marc Randolph reconstruye y recrea los acontecimientos que ocurrieron hace veintitrés años.
Comienza en enero de 1997, quince meses antes del lanzamiento (14 de abril de 1998) de Netflix. Y finaliza el 23 Mayo de 2002 con la salida a bolsa de Netflix, cuarenta y nueve meses después del lanzamiento. «Lo que me importaba —dice Randolph— era retratar las personalidades del equipo fundador de Netflix y captar la atmósfera de aquel momento y a qué nos enfrentábamos. Y cómo, de alguna manera, logramos el éxito, a pesar de tenerlo todo en contra».
Este libro cuenta, en consecuencia, «la fascinante vida de una idea: de sueño a concepto y, finalmente, a realidad compartida». Una gran virtud del libro: el relato del proceso completo de creación de una empresa. Por ello, es una lectura imprescindible para un emprendedor.
Exploradores, carteros y cintas de video
Pulsemos la opción “Atrás”. Regresemos por un momento a 1997. Hace ¡solo! 23 años. Internet era un mundo nuevo. No era predecible. En marzo había unas trescientas mil páginas web; un millón al finalizar el año. «Si querías una web —recuerda Randolph—, tenías que picar el código para crearla». La nube no existía, así que «compramos nuestros propios servidores». Era el principio de la era del comercio electrónico, como lo demostraba Amazon, recién salida a bolsa. «Era el futuro», pensaba Randolph.
El cine en casa se veía en video. O se compraban las películas o se alquilaban. Blockbuster dominaba el mercado con videoclubs repartidos por todo Estados Unidos. En el intento de encontrar nuevas formas de monetizar internet, la primera idea de Randolph fue un videoclub online de cintas de vídeo.
El 1 de marzo de 1997 comenzaron a comercializarse en Estados Unidos los primeros reproductores de DVD llegados de Japón. El DVD era todavía una incipiente tecnología. El disco era, sin embargo, mucho más pequeño que una cinta de VHS, más ligero y mucho más barato para ser enviado por correo. Y comenzaron a enviarlos. El DVD era el paso intermedio entre la cinta de VHS y el video bajo demanda. «Ya teníamos la idea—recuerda Marc Randolph—, ahora solo teníamos que averiguar como pagarla.»
En otoño de 1997, Hastings y Randolph valoraron la idea de enviar los DVD por correo y que fueran ellos quienes la desarrollaran en 3 millones de dólares. Hastings aportó casi dos. El resto vino de la ronda de amigos y familiares.
El cheque que el primer inversor te entrega—dice Marc Randolph— marca la diferencia entre tener una idea en la cabeza y tener una empresa en el mundo real. Es la diferencia entre nada y algo.
Tienes que estar dispuesto a fallar
Recuerda el autor de Eso nunca funcionará, que William Goldman, guionista de Hollywood, ganador de dos Óscar, decía que «nadie sabe realmente si una película funcionará bien o no…hasta que la ha hecho.»
Estima el cofundador de Netflix que si esto vale para Hollywood, también vale para Silicon Valley. ¡Nadie sabe nada! es el antídoto contra ¡eso nunca funcionará!; el recordatorio del cofundador de Netflix, sus palabras de ánimo.
Randolph reconoce que se equivocaron quienes pensaban que Netflix no funcionaría («incluyendo a mi mujer»), pero igualmente confiesa que, aunque sabían que tenían una buena idea, no sabían cómo hacerla funcionar… Hasta que funcionó.
En el año 2000, con Netflix al borde de naufragio, Blockbuster no quiso comprar la empresa por 50 millones de dólares. Netflix saldría a bolsa dos años después por 80 millones. Hoy, la plataforma vale unos 150.000 millones. A Blockbuster solo le queda una tienda.
Nadie sabe nada. A veces tu sueño es como el Coyote persiguiendo al Correcaminos, ir tras algo imposible de alcanzar —escribe Marc Randolph—. Tienes que confiar en ti mismo. Tienes que ponerte a prueba. Y tienes que estar dispuesto a fallar.
Eso nunca funcionará, jarabe con sabor a naranja
En Eso nunca funcionará se entrevera la propia historia personal de Randolph (« Casi todo lo que sé sobre ser un líder lo aprendí con una mochila al hombro») con su trayectoria profesional («La cultura empresarial es el reflejo de lo que eres y lo que haces»). Aun siendo un libro de no ficción, está escrito en un formato de ficción: es una novela. La elección de este formato —del mismo modo que lo fue la elección del formato DVD frente al VHS— es otro de los grandes aciertos del libro, su segunda gran virtud.
Eso nunca funcionará es una novela que se lee con la misma avidez con la que se sigue un capítulo de cualquiera de las series que emite la plataforma. El lector va así absorbiendo las ideas que el autor quiere trasmitir, como si se tomara una cucharada de jarabe con sabor a naranja. Las ideas no son contagiosas, las emociones sí; son los vehículos de las ideas hasta el cerebro. Por eso nos atraen tanto las novelas. Y las series.