Lector, vuelve a casa es, ante todo, una señal de alerta que avisa de la presencia de un peligro: cómo las peculiares características de la lectura en pantallas y dispositivos digitales estarían alterando los circuitos de nuestro cerebro lector. Maryanne Wolf, «una guerrera de la lectura», pone el foco, particularmente, en los lectores del futuro, niños y jóvenes. Y hace una propuesta, la «bialfabetización».
Lector, vuelve a casa cobra mayor interés, si miramos como hemos cambiado nuestros hábitos de lectura durante el confinamiento. En marzo y abril de 2020, eBiblio, el servicio de préstamo gratuito de libros electrónicos de las bibliotecas públicas, realizó casi 800.000 préstamos.
LECTOR, VUELVE A CASA. Cómo afecta a nuestro cerebro la lectura en pantallas. Maryanne Wolf. Deusto, 2020
Con este provocador texto, la autora pretende «ayudar a moldear de forma más inteligente y fundada los cambiantes circuitos lectores» de las futuras generaciones.
Maryanne Wolf no solo se conforma con alertar, sino que también propone una posible solución, inspirada en los niños bilingües: un cerebro lector «bialfabetizado». O sea, lectura y aprendizaje con base impresa (aprender a leer y cuentos) y con base digital, durante el periodo de los cinco a los diez años. La autora se aleja así del enfoque binario: la elección entre soportes digitales o soportes impresos.
Atentamente, LA AUTORA
Lector, vuelve a casa es un ensayo lúcido, sugerente y muy bien documentado, que se nutre de la ciencia, de la literatura y la historia, y de la pedagogía; incluso de la filosofía.
Está escrito en forma epistolar: nueve cartas que la autora dirige a su «querido lector», buscando «pensar conjuntamente» y, citando a Marcel Proust, «experimentar el fecundo milagro de la comunicación». Lector, vuelve a casa sigue el modelo de Cartas a un joven poeta, donde se recogen las cartas que, entre 1902 y 1908, Rainer María Rilke envió al poeta Franz Xaver Kappus, al que nunca conoció.
La última misiva da título al libro y en la primera, «La lectura, el canario en la mina», se encuentra la alerta: «el cerebro lector es el canario en la mina», dice Maryanne Wolf en alusión a la presencia de aquellas aves en la antiguas minas, para prevenir a los mineros de un escape de gas.
La elección de este formato es, sin duda, un gran acierto de Maryanne Wolf. No solo hace más amena la lectura, sino que también facilita la asimilación de las ideas, consecuencia de la complicidad emocional que la autora establece con el lector.
Calidad de lectura y conciencia colectiva
El ser humano no nació para leer. La alfabetización es uno de los logros epigenéticos mas importantes del homo sapiens.
—MARYANNE WOLF
Hemos necesitado seis mil años para que la lectura se convirtiera en el catalizador del desarrollo intelectual de los individuos y las culturas alfabetizadas. Sin embargo, los cambios propiciados por la tecnología son cada vez más acelerados y pueden continuar sucediéndose en un «futuro inminente».
Lo que leemos, cómo leemos y porqué leemos cambia nuestro modo de pensar. Pero, ¿qué leemos y cómo leemos? ¿Qué le está pasando a nuestro cerebro lector en la transición de una cultura basada en la alfabetización a una cultura digital, radicalmente distinta?
Este cambio nada tiene que ver con las transiciones anteriores de una forma de comunicación a otra. Maryanne Wolf lo sabe muy bien. Es autora del libro Cómo aprendemos a leer (Ediciones B, 2008) en el que investigó como la lectura genera nuevos pensamientos, no solo para un niño, sino para el conjunto de la sociedad.
Se publicó en 2008, después de siete años de investigación. Aquellos años coincidieron con la eclosión de los soportes digitales, lo que obligó a Maryanne Wolf —neurocientífica experta en aprendizaje e investigación del lenguaje— a reorientar sus investigaciones. Así pasó «del amor a la palabra escrita a la ciencia que esta encierra». Ese cambio de perspectiva es este libro, que busca «la base teórica para cambiar la tecnología a fin de eliminar su propia debilidad».
LECTURA PROFUNDA
Y esa debilidad no es otra que la dificultad para la formación de procesos cognitivos lentos (propios de la lectura en papel) que conforman la lectura profunda. Esta lentitud se vería afectada por la combinación de la lectura en formato digital y la inmersión diaria en en distintas experiencias digitales, que desvían continuamente la atención.
La calidad de nuestra lectura —«la lectura profunda»— es, por un lado, un índice de nuestra calidad de pensamiento: formación de un espíritu crítico, generación de empatía, desarrollo de la imaginación y reflexión personal. Es decir, la base de la «conciencia colectiva», Y por otro, «el mejor camino que conocemos para desarrollar vías completamente nuevas en la evolución cerebral de nuestra mente».
Lector, vuelve a casa. Para quién.
«No pienses que estoy en contra de la revolución digital», confiesa Maryanne Wolf en la primeras páginas del libro. Quizás quiera ponerse a venda antes de la herida ante los que puedan tacharla de «tecnófoba», como desde 2011 con Nicholas Carr, autor de Superficiales: ¿qué está haciendo internet con nuestra mentes, y de quien Marianne Wolf dice sentirse deudora.
Este es el momento bisagra de nuestra generación: el momento en que decidimos tomar la verdadera medida de nuestras vidas. Una encrucijada cultural y cognitiva.
—MARYANNE WOLF
La lectura de Lector, vuelve a casa resulta muy útil para padres, profesores y, en fin, para todos aquellos que tienen responsabilidades educativas. También lo es para los «lectores que éramos» y que, como consecuencia de haber modificado nuestros hábitos de lectura —yo mismo, leo indistintamente en soporte impreso y soporte digital—, comprobamos cómo nuestra atención y nuestra memoria han podido (quizás) decrecer por el consumo (¿excesivo?) de soportes digitales.
Este libro cobra un mayor interés, si miramos como hemos cambiado nuestros hábitos de lectura durante el confinamiento.
Y en esto, llegó el confinamiento
En marzo y abril de 2020, eBiblio, el servicio de préstamo gratuito de libros electrónicos de las bibliotecas públicas, realizó casi 800.000 préstamos. Como consecuencia, el Ministerio de Cultura y Deporte compró en el mes de mayo de 2020 cerca de 60.000 licencias de nuevos títulos para eBiblio.
Esta compra supone un acceso a 507 nuevos títulos. La tercera parte son para jóvenes y niños. Se ha priorizado la compra de licencias de novelas (el género más demandado), cómics, y obras de ficción y no ficción para adultos, jóvenes y niños. Destaca la compra de 29 títulos de lectura fácil con los que se pretende acercar eBiblio a todo tipo de lectores.
¿Ha supuesto el confinamiento un cambio definitivo en nuestros hábitos lectores? ¿Han venido para quedarse?