Esta es mi nota número CIEN en este blog. No es un récord mundial. Lo sé. Pero, para mí, es un éxito. Ni siquiera se ha cumplido un año desde que comencé. Me impuse una regla, sin la que no hubiera sido posible llegar hasta aquí. En mi calendario de tareas, me había propuesto elaborar dos notas semanales. He cumplido mi objetivo. Por eso lo celebro. Lo celebro como lo hago siempre que acabo una nota. Me tomo una tacita de café. Así, mi memoria relacional funciona. cada vez que siento el olor de un café, pienso en el éxito.
Lo más importante que he aprendido, escribiendo las noventa y nueve notas anteriores a esta, son dos cosas
- Hay que escribir para quien te lee. Por eso, piensa en quién va a leerte.
¿Qué quieres que sepa? ¿Sabes lo que necesita? ¿Cuáles son sus gustos? ¿Qué quieres que sienta? ¿Cuál será tu llamada a la acción?
- Escribir es, en primer lugar, una disciplina. Por eso, conviene que planifiques.
Mi decálogo de sugerencias
1. Encuentra el momento del día en el que sientas que la inspiración te visita
Así, cuando llega, te pilla frente al ordenador o con la pluma en la mano. Una vez descubierto, escribe siempre en el mismo momento del día. Es tu momento, solo tuyo. El folio blanco está esperando a que lo llenes con lo que te bulle dentro. No te levantes hasta que termines.
2. La disciplina es una actitud
Disciplina viene del latín discipulus, contracción del verbo, discere, aprender, y de pello, impulsar. O sea, la disciplina es el impulso a aprender. El novelista Raymond Chandler, escribió: « Dedica a escribir el tiempo que quieras. Pero cuando escribas, no hagas otra cosa».
3. Adereza tus entradas con historias
Bien sean personales o que conozcas de primera mano. Utiliza relatos o cuentos para explicar lo que deseas comunicar. El storytelling es comunicación emocional. Las historias permiten, además, explicar cosas complicadas con sencillez.
4. Escribe como escritor, corrige como lector
Escribe con mente de escritor o de escritora. No corrijas. Deja reposar el texto como se dejan reposar los guisos, a su amor. Cuando sientas que quieres corregirlo, hazlo con ojos de lector o de lectora. A mí me es de mucha utilidad leer el texto en voz alta. El texto interiorizado no es el mismo que si lo recitas. Lo escrito tiene una musicalidad diferente.
5. Copia el estilo de tus autores favoritos
Es inevitable. Es solo cuestión de tiempo que vayas encontrando tu propio estilo, tu voz.
6. Piensa en quién va a leerte
Tenlo en la mente, como si fuera la musa que te inspira. Ponle cara y escribe con esa imagen en la cabeza. Te diriges a una persona de carne y hueso, no a una nebulosa.
7. Se honesto, sé honesta
La honestidad está ligada con la integridad. Es decir, la coherencia entre lo que dices y lo que haces.
8. Escribe con sencillez
Mis primeras notas esta largas y con un lenguaje muy barroco. No es fácil escribir con sencillez. No hay que escribir todo lo que llevas dentro. Sugiere o emplaza para una nueva nota. A escribir se aprende escribiendo. Y si es posible, a diario.
9. Deja que tu imaginación vuele
En tu inconsciente tienes un gran almacén de ideas que has ido recogiendo e historias que has vivido. Abre la puerta del almacén y déjalas que fluyan libremente. Cuando ese fenómeno ocurra, anota todo cuanto te venga a la cabeza. Ya vendrá el momento de filtrar.
Puede ocurrir que una canción, un libro, o una noticia leída o escuchada puedan ser una sugerencia. Una asociación de ideas que te lleve a escribir una entrada.
10. Disfruta escribiendo. Celébralo
Se nos olvida con frecuencia celebrar los pequeños logros. Creemos que los éxitos solo son de los demás. Esas celebraciones aumentan nuestra sana autoestima y constituyen hitos en nuestra historia.
Romper las reglas
10 + 1. Rompe las reglas
Si quieres incumplir alguna de estas reglas, puedes hacerlo. Pero, si me permites una sugerencia, no olvides que antes de querer lanzarte a preparar una «tortilla desconstruida», tienes que saber cocinar unas lentejas. Siempre hay un momento para romperlas. Y tú sabrás cuando ha llegado.
Foto: Alvaro Rey