Nunca estoy solo con mi soledad

La escritora valenciana, María García- Lliberós, me comentó en la presentación de uno de sus libros, que una de las fuentes de inspiración de sus novelas eran «las conversaciones que escucho en el autobús». No estoy tan seguro de que esta novelista pueda hoy utilizar esa fuente de inspiraración.

Me permito emitir dos juicios:

  • En primer lugar, cada vez son menores la conversaciones entre la personas que van sentadas juntas en el autobús.
  • Y por otro lado, cada vez son mayores las conversaciones que se mantiene por internet o por teléfono móvil en los autobuses, y en los trenes. 

Este segundo juicio parece fundado. Si así no fuera, ¿por qué Renfe ha colocado un vagón silencioso en sus trenes de alta velocidad en los que está prohibido hablar por el teléfono móvil?

Vivimos en esta paradoja. En un mundo en el que han aumentado vertiginosamente los dispositivos para estar comunicados, el contacto personal ha disminuido. Cantaba  El último de la fila, que «cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana». Me atrevo a decir que, cuando la tecnología entra por la puerta, la atención hacia los que nos rodean salta por la ventana.

El psicólogo de la Universidad de Harvard, Daniel Goleman, llamó a esto «autismo social». Fue a mediados de los años 90 del siglo pasado. La tecnología de la que se disponía en aquellos años era un juego de niños comparada con la que hoy hay disponible en el mercado.

Poco después de las explosiones en los trenes en marzo de 2011, leí que muchos de los pasajeros se libraron de sufrir lesiones en el oído gracias a que iban protegidos por auriculares. La metáfora del caparazón de Goleman es absolutamente acertada.

La banda sonora de nuestra vida

Suelo viajar en transporte público. Ave y metro, y autobús. El metro tiene la ventaja de poder ver a las personas de frente. En el autobús, además, puedes ver como pasa la vida al otro lado del cristal. El pequeño – y temporal– mundo de un vagón de tren o de un autobús, está habitado por distintos micromundos. Uno por cada pasajero.  Cada vez es más frecuente ver a tus compañeros de viaje con los auriculares acoplados en la oreja.

Parece necesario ponerle banda sonora a nuestra diaria película.

– No sabes estar solo– me decía mi padre, cuando volvía del colegio y conectaba el equipo de música de mi cuarto.

– ¡Papá, qué cosas dices!– era mi invariable respuesta.

Pasado el tiempo, me he dado cuenta de que mi padre tenía razón. Bien sea con el equipo de música de entonces, o con los inevitables auriculares ahora, seguimos poniendo banda sonora a nuestros días.

Los auriculares crean un caparazón que provocan aislamiento social. Aunque si me pongo en la piel de quien los lleva, puedo imaginar que está en sintonía con su cantante favorito.  O que su corazón late al mismo ritmo que la batería de la canción que suena en su télefono.


Con nuestra soledad a cuestas

¿Qué hacemos si estamos solos un minuto? Echamos mano del teléfono, casi automáticamente. Es muy frecuente ver en esos viajes en los transportes públicos a personas mirando casi compulsivamente sus móviles. Y apagándolos, porque no hay mensaje alguno.

Escribo esta entrada en plenas vacaciones de Semana Santa. Ha aumentado, dicen las crónicas, el turismo interior. Muchas personas se desplazarán hasta una casa rural o a un pueblo perdido en la montaña. ¿Cuántos de los que se desplazan no habrán mostrado su disgusto porque la casa rural no disponga de televisor, o no haya cobertura en el pueblo elegido?

Nos cuesta sentirnos solos. Esa soledad nos coloca frente al espejo. Nos confronta con lo que no queremos. Y sentimos entonces la imperiosa necesidad de llenarla de contenidos.  Todos necesitamos afecto, es cierto. Pero, al final, siempre estamos solos. Nuestra decisiones las tomamos en soledad. Necesitamos la soledad. Hay otra, impuesta, la soledad no deseada. Esta nos destroza la autoestima y nos provoca, además, mucho dolor. Es una soledad aterradora.

Yo he sentido ambas. He aprendido a disfrutar de una y sufrido con la otra. Comenzó siendo una soledad no deseada, impuesta por mi timidez de adolescente. Traté de llenarla con libros y canciones.

Non, Je ne suis jamais seul avec ma solitude (No, yo nunca estoy solo con mi soledad). Georges Moustaki

El estribillo de esta canción, de Georges Moustaki, Ma solitude (Mi soledad), vino en mi auxilio para hacerme entender aquel estado en el que estaba sumido. Aquellos versos cambiaron para siempre mi relación con la soledad.

 

SI QUIERES SABER MÁS:

La biografía del silencio. Pablo D´Ors. Siruela, 2016

ARTICULOS RELACIONADOS:

Escuchar el silencio

Yo también puedo emprender. Y tú

Yo también puedo emprender es, en primer lugar, un libro creíble. Está escrito en primera persona. Su autor, Pablo Claver, ya vendía cromos en el rastro y bocadillos en el madrileño circuito del Jarama, con solo 9 años. En 2005 recibió el Premio Astor al mejor emprendedor. En estos momentos está expandiendo sus negocios por Sudamérica.

YO TAMBIÉN PUEDO EMPRENDER, Pablo Claver. LID Editorial Empresarial, 2013.

 

Emprender se ha convertido (casi) en una necesidad. Emprender se fomenta incluso desde las instituciones. Libros sobre emprendimiento hay muchos. Pero no hay muchos, sin embrago,  que estén escritos por personas que son emprendedores.

En este libro encontrarás un manual ordenado con todos los temas que has de tener en cuenta a la hora de abordar tu proyecto o mejorarlos, contado a las claras. –Pablo Claver

Pablo Claver, se considera «un emprendedor de mucho éxito porque ha conseguido la felicidad». Así lo confiesa  él mismo dice en la introducción de Yo también puedo emprender. Hace entender que un despido no es el fin del mundo, y que la edad no es problema para conseguir el sueño que deseas. Y eso es lo que este libro cuenta, cómo se consigue un sueñoPablo Claver lo cuenta de una manera sencilla, sin tapujos ni frases rimbombantes.  «Por un lado, está la voluntad de ser solidario, de ayudar a otros, contagiando la pasión de ser empresario. Y por otro, la voluntad de aplicar todos los aprendizajes y análisis». Un libro, en definitiva, escrito con las tripas.

Este libro sí mueve a la acción. Aquí encontramos un mensaje fundamental: tú puedes, todos podemos, no necesitas ser excepcional. –Núria Vilanova, en el Prólogo

Héroes cotidianos

A veces nos sentimos abrumados por los grandes emprendedores o los grandes triunfadores. Los tenemos en la cabeza cuando queremos emprender. Pero, a la vez, nos asusta lo inalcanzable de sus empresas. Por eso resulta instructivo leer Yo también puedo emprender. Está escrito por eso que podemos denominar un héroe cotidiano, alguien como tú que estás leyendo estas líneas, o como yo que las escribo para ti. Puede que algunas de las cosas que te sugiere este libro, ya las hayas escuchado cientos de veces. La diferencia está en que te las cuenta quien las ha vivido en sus propias carnes. Otras, quizás no las hayas escuchado nunca.

Como coaches sabemos de los miedos con los que vienen a vernos nuestros clientes. Este libro nos ayuda a entenderlos mejor. Pero a la vez, puede ayudarnos a nosotros a  perder el miedo a emprender.

Yo también puedo emprender es un libro desmitificador y que rompe barreras. Cuando has llegado a la última página, sientes que puedes hacerlo, que eres capaz.

Los autores suelen decir que los títulos de los libros los ponen los editores. Y que son ellos, los autores,  los que se encargan de poner los subtítulos. El subtítulo de Yo también puedo emprender es muy claro, ¿Por qué quedarse con la idea, si puedes hacerla realidad?

 

 

ARTICULOS RELACIONADOS

La disciplina de emprender
Emprendedoras, un reto personal
El emprendedor camuflado
El ADN del emprendedor

Te escucho, luego existes. La atención plena

Días antes de la llegada de Barack Obama a Roma, donde iba a ser recibido por el Papa, el presidente de Estados Unidos afirmó, «Voy a Roma a escuchar al Papa».

Un líder mundial reclamando la atención hacia otro líder tanto o más carismático que él. Obama confería al Papa una autoridad moral. A la vez que asumía con humildad que venía a escuchar.


Índice

  • Escucha y Marca Personal
  • Neurociencia social
  • Atención plena
  • Es la hora de sintonizar
  • Lectura recomendada

Escucha y Marca Personal

Sorprendente en los tiempos que corren. No creo que nadie dude de que en esa audiencia del Papa Francisco a Obama, estaban frente a frente dos de los más grandes comunicadores de nuestro tiempo.

La escucha es una cualidad fundamental para una  mejor comunicación. Imprescindible en la construcción de nuestra Marca Personal. La escucha, al igual que otros elementos constitutivos de nuestra Marca Personal, pueden ser aprendidos. Y vendrán a unirse a los innatos. Hay en nosotros una parte de naturaleza y otra que es de crianza. Todo puede ser entrenado.

Vivimos un tiempo lleno de ruido mediático. Han aumentado el número de canales por los que comunicamos.  Hay, además, una tendencia a ver todo como si solo existieran el blanco y el negro.  Un tiempo en el que aumenta la sensación de que es cada vez más difícil entenderse, Por eso, la actitud de Obama hacia el Papa, resulta conmovedora por su humildad.

Neurociencia social

Las palabras de Barack Obama, cuando menos, debe hacernos reflexionar acerca de nuestra comunicación.  Y, sobre todo, acerca de nuestra capacidad de escucha. «Escuchar constituye un rasgo distintivo de los mejores directivos, maestros y líderes», afirma Daniel Goleman en La inteligencia social (Kairos, 2006). 

Goleman, el gran difusor de la inteligencia emocional,  da cuerpo en este libro a lo que denomina una nueva ciencia de las relaciones humanas, la neurociencia social.

Nuestro sistema neuronal está programado para conectar con los demás. La escucha atenta y cuidadosa promueve una sintonía fisiológica que armoniza nuestras emociones, orienta nuestros circuitos emocionales hacia la conexión.– Daniel Goleman

Atención plena

La atención plena está en peligro hoy en día, porque nos ocupamos de varias cosas a la vez. Vivimos, por un lado, inmersos en el ensimismamiento y las preocupaciones. Esto nos reduce la capacidad de conectar con los demás, de escuchar de manera totalmente receptiva, conectar con los demás. Es decir, estar en sintonía con el otro.

Por otro, el uso cada vez mas frecuente del teléfono móvil, además de impedirnos la escucha, propicia la pérdida de otro elemento imprescindible para la atención, el contacto visual. Mirar a los ojos muestra que estamos presentes. La mirada es la primera fase del entendimiento entre dos personas.

Una simple conversación de cinco minutos en el trabajo, o en nuestra casa, puede servirnos para que dejemos lo que estamos haciendo. Aparcar lectura de un informe o dejando de mirar la televisión, para centrarnos en la persona con la que estamos. Una persona que requiere de nuestra atención. Algo tan sencillo como imposible, en multitud de ocasiones.

Cuando no nos sentimos valorados y respetados, la confianza en nosotros mismos y en los demás queda profundamente afectada y la baja autoestima y los complejos de inferioridad hacen presa en nosotros. –Mario Alonso Puig 

Es la hora de sintonizar

No hacen falta ni siquiera cinco minutos, basta con poco más de uno. Eso es lo que dura el vídeo con las imágenes servidas del inicio del encuentro entre Obama y el Papa Francisco. Os invito a que quitéis el sonido.

El presidente norteamericano aparece sentado, erguido y con las manos unidas entre las piernas, frente al Papa. Éste apoya sus manos unidas sobre la mesa que hay entre ambos, ligeramente inclinado hacia su interlocutor. Se miran de frente, separados por algo más de metro y medio. Los intérpretes de ambos acercan el oído a cada uno de los mandatarios a los que han de traducir.

Los puentes están tendidos, es el comienzo de un baile. Un flujo no verbal encaminado a conseguir la sincronía, la atención y una sensación de bienestar. La suma de estos tres elementos es lo que se conoce como rapport, la sintonía. Una sensación que fortalece los vínculos interpersonales.

¿Has sentido alguna vez esa sensación con alguien? ¿Qué hiciste para conseguirla?

Si no sientes que la hayas conseguirlo, nunca es tarde para comenzar a practicar la escucha.

¿Cómo vas a hacerlo? ¿Cuándo vas a comenzar? ¿Con quién quieres empezar a practicar?

 

LECTURA RECOMENDADA

El método Obama. Las 100  claves comunicativas del hombre que ha revolucionado el mundo, Rupert L.Swan, Debolsillo, 2009.

Tal como el subtítulo indica este libro ofrece una serie de recomendaciones de gran utilidad para el día a día. Consejos para construir nuestra Marca Personal.

Sin grandes pretensiones este es un libro muy sencillo de leer, pero muy útil para los detalles.