La palabra coach, una oportunidad de mercado

La utilización de la palabra coach fue fruto del oportunismo, para adaptarse al mercado inglés. Tercera y última entrada, acerca del origen e historia de la palabra coach, aceptada en la 23ª edición del Diccionario de la RAE, publicada en octubre de 2015.

De entrenador deportivo a coach: el juego interior

Después de haber capitaneado el equipo de tenis de la Universidad de Harvard, Timothy Gallwey trabajó como monitor — como coach—  de este deporte. Disfrutaba por entonces de un año sabático en sus estudios de pedagogía. Comenzó a observar el rendimiento de sus jugadores

Cada juego consta de dos partes, un juego exterior y un Juego Interior. El exterior se juega contra un adversario externo. El Juego Interior tiene lugar en la mente del jugador, y se juega contra obstáculos como la falta de concentración, las dudas sobre sí mismo, el nerviosismo y la excesiva autocrítica.

— TIMOTHY GALLWEY

Sobre esta base nació El Juego Interior del tenis, un libro que cambió el modo de entender este deporte. Aunque fue recibido con no poco recelo por jugadores y entrenadores, construyó no solo las bases del coaching, también la manera de jugar al tenis.

La tesis que mantiene es que no se puede lograr el dominio de ningún juego sin prestar atención a las habilidades del Juego Interior.

La propuesta de Gallwey no era otra que fomentar el aprendizaje en lugar de la enseñanza. Dos mil años antes ya lo había hecho Sócrates, quien elevó la pregunta a categoría de arte.

De piloto de carreras a coach. Coaching europeo

John Whitmore ( Sir John Whitmore, para ser exactos) era un famoso piloto de carreras que había corrido en el circuito de Le Mans y ganado el Campeonato de Europa de Turismos en 1965. Años después confesó haber descubierto que competía consigo mismo.

En 1975 leyó El Juego Interior del tenis. Tres años más tarde se asoció con Gallwey y creó en Inglaterra The Inner Game (El juego interior). En opinión de Whitmore, «Gallwey había dado de lleno en la esencia del coaching»

El coaching consiste en liberar el potencial de las personas, para que puedan llevar su rendimiento al máximo.

— TIMOTHY GALLWEY

John Whitmore publicó en 1992 Coaching for Performance, traducido al español como Coaching (Paidós 2011, en su última revisión). Alumbró con aquel libro lo que se ha denominado el Coaching Europeo.

Coaching: Una manera de gestionar, de tratar a las personas, de pensar, de ser y estar.

—JOHN WHITMORE

Whitmore pasó así de pilotar coches a pilotar personas y organizaciones. Igual que Gallwey que pasó de ser entrenador de tenis a coach. En ambos casos, la doble acepción del término coach.

En una entrevista concedida a La Vanguardia, Whitmore confesó que él y Gallwey decidieron quedarse con el apelativo deportivo de coach, porque a los británicos les aterraba aquel concepto de juego interior.


¿Con esta afirmación está diciendo John Whitmore que la utilización de la palabra coach es una pura casualidad?

 


Creo firmemente que sí. Whitmore y Gallwey vieron una oportunidad de mercado y la aprovecharon. Y, además, la intención era de ambos era referirse a que quien ejerciera de coach estuviera haciéndolo en calidad de entrenador. Otra cosa diferente es cómo debe proceder ese entrenador, en su condición de coach. Y ahí es donde entran en juego las diferentes escuelas.

Las Américas

Mientras esto ocurría en Europa, en América nacían dos escuelas, relacionadas — en mi opinión— con la diferente idiosincrasia de la América del Norte y la de Sur. En Estados Unidos, Thomas Leonard sentaría las bases de la Escuela Americana y Rafael Echeverría las de la Escuela Latinoamericana.

    • El sociólogo  Rafael Echeverría refundió las teorías del político e ingeniero chileno Fernando Flores y del también chileno Humberto Maturana (biólogo y filósofo). Como consecuencia, publicó en 1994, La ontología del lenguaje, con el que sentó las bases del Coaching Ontológico.

 

Un individuo forma a otro o a un equipo. Con su intervención, los lleva a un nivel de desempeño que solo por sí mismos eran incapaces de alcanzar, lográndose experiencias de aprendizaje, de las que salen muy distintos a como eran antes.

—RAFAEL ECHEVERRÍA

 

    • Thomas Leonard, un visionario en el campo del coaching personal y de negocios  fue el fundador (año 2000) de la Coach University , Coachville, una comunidad virtual global para coaches, que hoy cuenta con más de 30.000 miembros de 175 países, y de la Internacional Coach Federation (ICF), la organización profesional más importante del mundo.

Un coach es un colaborador, un consejero, una fuente de ánimo y un espejo de la verdad.

THOMAS LEONARD

Es una línea de coaching que se considera como directiva. Una de sus más conocidas propulsoras de esta escuela es Talane Miedaner, autora del libro de inequívoco título, Coaching para el Éxito (Ediciones Urano, 2002).

El coaching o proceso de entrenamiento profesionalizado y profesional llevado a cabo con un profesional especializado o coach, cubre el vacío existente entre lo que eres ahora y lo que deseas ser.

—TALANE MIEDANER 

Estos movimientos, a uno y otro lado del Atlántico, coinciden en el tiempo con el desarrollo de la Psicología Humanista, de la mano de Abraham Maslow y Carl Rogers.

El coaching se nutre de esta corriente de la Psicología, nacida en los años 60 en Estados Unidos, incorporándola a sus planteamientos.

 

La presión social y las Asociaciones de coaches

Los estudios de coaching no son una formación reglada.  Es ICF (en todo el mundo) quien expide las certificaciones. ASESCO, Asociación española de Coaching, expide igualmente certificaciones en España.

Estudiar coaching en España es incomprensiblemente caro. Precios que, en mi opinión, son abusivos en algunas escuelas y programas. Tampoco es barato obtener la certificación que otorga ICF, después de haber pagado, claro, los estudios.  Es más asequible la certificación que ofrece ASESCO. Estas organizaciones avalan también los programas de las escuelas que así lo deseen.

Con lo explicado en esta serie de tres artículos acerca de nuestra labor como coaches, solo he querido mostrar que un coach no es un mero entrenador, o un tutor, o un consultor, tal como se definen en el Diccionario de la RAE en su última edición.

Lo dije en el artículo que abría este serie: hace falta pedagogía. Este es el primer paso para la defensa de la profesión. Como profesionales somos responsables, como no lo son menos las diferentes asociaciones y entidades corporativas existentes en España.

Darío Villanueva, Secretario General de la RAE, da la clave, al reconocer la «presión social” que ejerce una palabra:  «Salvo excepciones de una eclosión total, ninguna palabra entra si no ha tenido cinco años de reposo, y acreditación del uso durante cinco años».

La palabra coach ha entrado en nuestro Diccionario. Ahora es necesario que sea definida —y comprendida— en sus términos exactos. Y es responsabilidad de todos: medios de comunicación, coaches, y, sobretodo, de ICF y ASESCO. Ya es hora de que estas ¿organizaciones profesionales? digan esta boca es mía, para explicar a la sociedad que es la profesión, salir al paso de las acusaciones de intrusismo o, simplemente, para explicar qué es el coaching.

 

SERIE DE ARTÍCULOS

PRIMERA ENTRADA: La palabra coach ya está en el Diccionario. Me gusta
SEGUNDA ENTRADA: El origen húngaro de la palabra coach

El origen húngaro de la palabra coach

Ilustración de «La historia del transporte», publicada en Francia, siglo XVIII.

La palabra coach nace en una pequeño pequeño pueblo de Hungría, en el siglo XV. El Diccionario de la RAE no ofrece, al menos en su versión digital, una etimología. En esta entrada, la segunda de una serie de tres, cuento su origen.

A finales de la década de 1960, cuando los automóviles comenzaron a ser asequibles en Hungría, se puso de moda entre las parejas jóvenes de aquel país, un juego de palabras. En realidad era una disyuntiva:

kicsi vagy kosci: 

¿bebé o coche?

La forma coloquial en que los húngaros denominan a un coche es kosci, que podría traducirse por «natural de Kocs». Kocs es una pequeña ciudad, entre bosques y lagos, al noroeste de Hungría, a 75 kilómetros de la capital Budapest.

KOCS, PARADA Y FONDA

En el siglo XV, Kocs era parada y fonda en el trayecto Viena- Budapest, después que Matías Corvino, el admirado rey húngaro, tomara la capital austriaca. Matías propició el transporte y el comercio entre las dos capitales. Matías era muy reacio a viajar entre una y otra debido a que los caminos era casi intransitables.

Desde hacía casi 300 años, en Kocs se había desarrollado una floreciente industria de construcción de todos tipo de carros, carretas y diligencias. A raíz del incremento del tráfico entre Viena y Budapest, idearon un tipo de transporte más rápido y cómodo. El vehículo comenzó a denominarse kocsiszekeret, más o menos traducible como “la cesta de mimbre de Kocs”.

 

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Coche. Imagen tomada de MAGYAR NÉPRAJZI LEXIKON (Enciclopedia Etnográfica Húngara).

La carlinga estaba construida de mimbre con asientos acolchados en la que podían sentarse dos personas. Una tercera ocupaba un asiento colocado tras el conductor. Este vehículo estaba tirado por tres caballos. Disponía, además, de unas ruedas reforzadas y un innovador sistema de suspensión, construido en madera y acero de primavera.

El viaje entre Viena y Budapest fue desde entonces mucho más cómodo. Rápidamente se difundió su uso por toda Europa. En 1518 el diplomático austriaco Sigmund von Herberstein, habitual viajero entre Moscú y Viena, describió el «Kotsch Wagen» en sus escritos, contribuyendo a su popularización.

No solo se difundió el vehículo, sino la palabra con la que se lo denominaba. Así, kosci pasó al francés, al portugués y al español como coche, y al inglés como coach. En inglés británico y en el de los EE.UU. se denominan coaches  a los autobuses de larga distancia.

Igualmente, el coach es también el entrenador de un equipo deportivo.

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Indicación de acceso a autobuses de larga distancia (Long distance coaches). Intercambiador de Avda. de America, Madrid

LA PALABRA COACH ADOPTA UN NUEVO SIGNIFICADO

En el argot estudiantil de la Universidad de Oxford, comenzó a llamarse, en 1830, coach a un pasante ( o repetidor) que ayudaba a los alumnos que debían pasar una prueba (literalmente los arrastraban hasta la prueba), ejerciendo de tutor. Treinta años después, en 1861, comenzó a denominarse coach a quien ayudaba a otros en la preparación de pruebas atléticas.

Curiosamente, desde 1999 se celebra en la ciudad de Kocs, donde hay un museo dedicado a los carruajes, una competición en la que varios equipos  arrastran una reproducción de 380 kilos de peso, de aquella primitiva cesta de mimbre, a lo largo de 600 metros. Los equipos (de Hungría y países limítrofes) están formados por cinco personas. Cuatro de ellas empujan y una tira desde el lugar donde antiguamente iban colocados los caballos. El escudo heráldico de Kocs tiene, en uno de sus campos, una imagen de aquel carro.

Los artesanos de Kocs innovaron. Idearon una manera para que las personas pudieran desplazarse de manera más cómoda, rápida y segura. Su invento contribuiría igualmente a la mejora del comercio y al posterior desarrollo del correo.

Coche en el que viajaban comerciantes desde el s.XVI. Dibujo de Jeremías Schemel. Tomada de MAGYAR NÉPRAJZI LEXIKON (Enciclopedia Etnográfica Húngara)

HISTORIAS SOBRE EL ORIGEN

Las historias sobre el origen de las personas y las organizaciones son muy importantes para el desarrollo de unas y otras. Lo mismo ocurre con el origen de las palabras. Las palabras tienen vida y por eso nos proporcionan significado.

En el libro  Coaching: herramientas para el cambio (Ediciones Urano, 2004), un manual para coaches, su autor, Robert Dilts, retorna al primitivo origen del término.

Coach es literalmente un vehículo que lleva a una persona o a un grupo de personas de un origen a un destino deseado. Robert Dilts

Dilts seguía el camino que había abierto Timothy Gallwey, con la publicación, en la década de los 70 del siglo pasado, de El Juego Interior del tenis. 

SERIE DE ARTÍCULOS

PRIMERA ENTRADA: La palabra coach ya está en el diccionario. Me gusta
SEGUNDA ENTRADA: La palabra coach fue fruto de una oportunidad de mercado

 

 

 

Coach, palabra incluida en el Diccionario de la RAE

La palabra coach está ya en el diccionario. Ha sido incorporada por la Real Academia Española en la 23ª edición del Diccionario, publicada el 16 de octubre de 2014.

Sin embargo, la palabra hay que seguir escribiéndola en cursiva, puesto que el diccionario dice que coach es «voz inglesa». Curiosamente, la etimología de coach es la misma que para el término «coche».

Mi propósito al escribir esta entrada (de una serie de tres), es ayudar a clarificar lo que es y lo que significa ser coach, así como los diferentes estilos y escuelas de coaching.

La definición de coach

coach. 1. Persona que asesora a otra para impulsar su desarrollo profesional y personal. 2. Entrenador.

Diccionario RAE, 23ª edición.

Esta definición ha sido modificada (muy atinadamente) respecto a la que se leía en el Diccionario Panhispánico de Dudas. Allí se decía que «coach es voz inglesa que significa persona que prepara o adiestra a otra en algo, especialmente en la práctica del deporte».

Se añadía que su uso era innecesario en español, por existir términos como entrenador y preparador, de sentido equivalente. Cierto que es voz inglesa, que se deriva a su vez de la húngara «kosci»tal como se explica en la entrada que sigue a ésta.

Solamente puede sentirme satisfecho y agradecido a la RAE, y celebrar la decisión. Pero me permito hacer una sugerencia para que pudiera ser contemplada por la RAE en posteriores revisiones del Diccionario,

Mi sugerencia: sustituir el término  «asesora» por «acompaña».

Asesorar es aconsejar. Los coaches no aconsejan (salvo excepciones que se explican en la tercera entrada). Los coaches preguntan. A través de la pregunta, se busca que la persona acompañada encuentre sus propias respuestas.

No estoy en la línea de incorporar voces fagocitadas de otros idiomas, salvo que sea estrictamente necesario. En la mayoría de los casos, nuestro idioma dispone ya de esos términos. Y es, además, mucho más rico que el inglés. Ante este idioma bajamos los brazos, cuando no los pantalones, e incorporamos palabras y expresiones sin medida alguna.

Yo que soy un defensor a ultranza del español, me dedico a una profesión que hasta ahora no tenía una palabra exacta que la definiera en mi idioma. O sea, si no quieres caldo, toma tres tazas.

Entrenadores

Unos días antes de la presentación en sociedad de la 23ª edición del Diccionario, Alex Grijelmo, decía en un magnífico artículo y de acertado título, El anglicismo depredador, publicado en El País,

En los espacios sobre talentos musicales nos presentan a un coach, voz que se propaga en detrimento de ‘preparador’, ‘adiestrador’, ‘profesor’, ‘supervisor’ ‘entrenador’, ‘tutor’, ‘instructor’, ‘asesor’, ‘formador’.

ÁLEX GRIJELMO

Grijelmo es para mí uno de los periodistas que mejor utiliza el español y uno de sus más ardorosos defensores. Me alineo con él en esa defensa. Además, algunos de sus libros forman parte de mi biblioteca personal como fuente de inspiración y consulta.

Yo soy coach. Sin embargo, ninguna de las palabras alternativas que sugiere Alex Grijelmo en su mencionado artículo definen con exactitud el trabajo de un coach Y, a la vez, lo pueden definir (casi) todas.

Coaches que no lo son

El enorme poder de la televisión ha puesto en el mapa la figura del coach. No solo en programas de talentos musicales, como explicaba Grijelmo. También en otros que hacen espectáculo de las carencias de un restaurante o de las habilidades culinarias de los concursantes.

Términos como adiestrador, tutor, instructor o asesor son de correcta aplicación para estos expertos que evalúan y dirigen a los concursantes.

    • Un coach nunca dirige. (Solo lo hacen algunos coaches norteamericanos).
    • Nunca un coach dice lo que tiene que hacer su cliente. (Solo lo hacen algunos coaches norteamericanos).
    • Un coach no aconseja ni guía. (Solo lo hacen algunos coaches norteamericanos).

Que yo sepa, ninguno de los cocineros o cantantes es coach. Como tampoco lo son muchas personas que se definen como tales, solo por haber hecho un curso de fin de semana. De estos cursos los hay a cientos en la red.

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Igualmente, en nuestro imaginario colectivo está instalada la imagen mitificada por el cine del entrenador americano de béisbol, de baloncesto o de fútbol americano. Un personaje, en muchas ocasiones, gritón, duro y malhumorado, que gusta de emplear métodos más que discutibles para motivar y conseguir los objetivos de sus jugadores. Nada más lejos de esta imagen, la realidad de lo que es un coach.

Un ejemplo paradigmático de lo antes dicho, es la película de Oliver Stone, Un domingo cualquiera (1999).

Entrenadores y tarjetas de visita

¿Qué pongo en mi tarjeta de visita profesional? ¿Profesor? ¿Entrenador? ¿Formador? ¿Asesor?

Si pusiera profesor o entrenador:

    • Las asociaciones profesionales podrían demandarme por no ser ni entrenador, ni profesor, aunque entrene y, en ocasiones, pueda ejercer como formador.
    • Tendría que explicar a mi cliente que no soy entrenador de fútbol ni de gimnasia rítmica, y que tampoco soy profesor de ciencias.

Algo parecido podría decirse de algunas de las otros términos propuestos: asesor, tutor, etc. Un tutor se acerca más a un mentor, y un asesor más a un consultor. Etcétera.

La profesión de coach es muy joven todavía. Apenas ha cumplido la treintena. Si alguien me pregunta a qué me dedico y le contesto que soy coach, obtengo dos tipos de respuestas.


Una de ellas suele ser:

Ah, una profesión muy de moda

La otra es:

¿Qué es eso?


Hace falta pedagogía y responsabilidad

No es infrecuente que muchos de los más reputados periodistas, comunicadores y creadores de opinión—por otro lado, asiduos participantes en tertulias radiofónicas y televisivas—,  no sepan explicar con exactitud lo que es un coach y qué es lo que hacemos.

El aforismo «Nosce te ipsum» (Conócete a ti mismo), estaba escrito en el templo de Apolo en Delfos. Los romanos tomaron para sí el aforismo. Un coach te puede ayudar a conocerte.

Echo de menos, por un lado,  que las asociaciones profesionales nacionales (En España, ASESCO) e internacionales (ICF) hagan escuchar su voz, para explicar a los medios de comunicación primero, y que sean estos quienes, posteriormente, transmitan al resto de la sociedad en qué consiste nuestro trabajo.

Echo de menos, igualmente, la necesaria claridad por parte de nosotros los profesionales  del coaching para explicar con claridad  los estudios que hemos realizado y los conocimientos que nos permiten desempeñar nuestra labor con garantías. No contribuye a clarificar el panorama la legión de intrusos que se autodenominan coaches, tras haber asistido un fin de semana a un curso de desarrollo personal, o porque queda muy bien presentarse como tales.

Las palabras y su historia

En La seducción de las palabras (Punto de Lectura, 2000), Álex Grijelmo, refiriéndose al valor colectivo que una palabra posee, afirma:

Nunca sus definiciones (sus reducciones) llegarán a la precisión, puesto que por fuerza han de excluir la historia de cada vocablo y todas las voces que lo han extendido.

—ÁLEX  GRIJELMO

La historia de la palabra coach y su etimología nos pueden –quizás– ayudar a clarificar qué hacemos los que nos dedicamos a esta profesión y cómo trabajamos, y paliar la exclusión a la que se refiere Grijelmo.

Y a ello dedicaré las próximas entradas.

ARTÍCULOS DE LA SERIE

Segunda Entrada: El origen húngaro de la palabra coach
Tercera Entrada: La palabra coach fue el fruto de una oportunidad de mercado

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