La inspiración es un acto fundamental en nuestras vidas. No solo porque cada vez que inspiramos tomemos el aire necesario para respirar. También necesitamos la inspiración para «infundir o hacer nacer en el ánimo o la mente afectos, ideas, designios», tal como dice el DRAE.
La película Invictus tiene decenas de escena inspiradoras. En una de ellas, Nelson Mandela (Morgan Freeman), recién elegido Presidente de Sudáfrica, conversa con François Pienaar (Matt Damon), capitán de los Springsboks, equipo nacional sudafricano de rugby. Le pregunta acerca de cuál es su filosofía a la hora de liderar.
El poema al que se refería Nelson Mandela se titula Invictus, escrito por el poeta William Ernest Henley. Finaliza con estos dos versos:
Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma.
SUPERAR LAS EXPECTATIVAS
Exactamente igual que los Springsboks en el Ellis Park de Johannesburgo. Fueron campeones del mundo de rugby en 1995, cuando nadie apostaba por ellos, venciendo a los todopoderosos All Blacks de Nueva Zelanda.
Para inspirarse e intimidar a sus adversarios, en los prolegómenos de los partidos, los neozelandeses ejecutan una Haka. Una ancestral danza tribal maorí. Los sudafricanos les opusieron Nkosi Sikelele Africa, cantado junto a miles de compatriotas.
Sobre el césped del Ellis Park de Johannesburgo no sólo se enfrentaron deportistas. Compitieron hombres que superaron sus expectativas, inspirados por la fuerza de las palabras que otros habían escrito, dos relatos míticos, los más motivadores para cualquier audiencia. El filósofo, historiador y ensayista estadounidense, Hayden White, afirmó:
Podemos no comprender plenamente los sistemas de pensamiento de otra cultura, pero tenemos mucha menos dificultad para entender un relato que procede de otra cultura, por exótica que nos parezca.
DE MITOS Y HOMBRES
El mitólogo e historiador rumano Mircea Eliade, afirma en Mito y realidad (Editorial Labor, 1991), que el mito es una historia ejemplar. El diccionario de la Real Academia Española (DRAE) estima, además, que esa historia «condensa alguna realidad humana de significación universal».
Se tiende a pensar que los mitos son historias pasadas de moda, ancladas a un pasado remoto, cuentos para niños. Sin embargo, el antropólogo Claude Lévi-Strauss coincide con Eliade en que una de las principales características de los mitos es su «intemporalidad». Muchos de los casos de éxito que se estudian en las escuelas de negocios son en realidad relatos míticos. ¿No se ha convertido el garaje de la familia de Steve Jobs en un mito? En aquel garaje se puso la semilla de Apple.
Vivimos rodeados de mitos y admiramos a personajes míticos, aunque muchas veces no somos conscientes de que lo hacemos. ¿No son acaso un mito contemporáneo la historia de Apple o la de Zara? ¿No condensan la humildad y el esfuerzo de Rafa Nadal una historia de significación universal? Una rueda de prensa de Vicente del Bosque se eleva por sí misma por encima de cualquier cháchara reinante en los medios de comunicación masivos, concitando inmediatamente nuestra atención, el bien más preciado en esta nueva realidad.
Y consiguen nuestra atención porque sus historias nos conmueven y nos persuaden, porque aportan sentido a nuestras vidas.