¿Qué historias te cuentas?

En esta nota hay muchas preguntas. No vas a encontrar repuestas, porque  las respuestas solo las tienes tú.  Aunque no nos demos cuenta, estamos todo el día hablándonos, nos estamos contando historias. ¿Qué historias te cuentas?

Foto tomada en el Taller de la exposición «25 años de Pixar», en CaixaFórum Madrid.

El tiempo que nos ha tocado vivir está plagado de paradojas. Tenemos que ser capaces de saber movernos en esta realidad paradójica y de gestionar las emociones encontradas que ello nos suscita.

No ser capaces de adaptarnos a este paisaje, no saber convivir con las paradojas que nos rodean, provoca que naveguemos como barcos entre una espesa niebla poblada de miedos, unos reales y otros imaginarios.

Éstas son algunas de estas paradojas:

    • Vivimos una época de cambios vertiginosos pero nos atemoriza cambiar, abandonar hábitos con los que nos sentimos cómodos y embarcarnos en la aventura de lo desconocido. ¿Cómo será lo nuevo? ¿Será mejor? Si bien, lo normal es que pensemos no que será mejor, sino peor. ¿Te suena esto?
    • Buscamos la seguridad, aunque la vida es todo lo contrario: inseguridad e incertidumbre. Una y otra forman parte de nuestro ecosistema natural.
    • En la Era del Aprendizaje en que vivimos, somos reticentes a aprender cosas nuevas.

       

      Lo que posibilita que incrementemos nuestros sentimientos de autoestima es nuestra disposición de aceptar nuevas posibilidades, de probarlas para ver si nos valen y luego, si es así, ponerlas en práctica hasta que las hacemos nuestras

      VIRGINIA SATIR

El cambio es una puerta que se abre desde dentro. Nunca sabrás de lo que eres capaz si no lo intentas. O cómo le dice Yoda a Lukas Skywalker: «¡No lo intentes, hazlo!».

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Foto tomada en el Taller de la exposición «25 años de Pixar», en CaixaFórum Madrid.

¿Qué historias te cuentas? ¿Te sientes protagonista o víctima?

Cambiar o no cambiar. He ahí la cuestión. La posibilidad de emprender un cambio en nuestras actitudes, esta directamente relacionada con la historia que nos contamos.

¿Con qué gesto de las fotos te identificas más?  Cada gesto corresponde a un personaje que interpretas. ¿Lo interpretas siempre? ¿Cuáles son los momentos en los que res un personaje? ¿En cuáles te sientes otro?

[¿Te cuesta trabajo decir?: Lo siento. No lo sé. Me he equivocado. ¿Quién puede ayudarme?]

En consecuencia, te sientes protagonista o víctima de tu propia historia? Y sentirse víctima es adictivo. ¿Qué historia te cuentas? ¿Cuál quieres contarte a partir de ahora mismo?

¿Cuándo comienza la vida?

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Poco después de haber vuelto a la vida tras un atentado terrorista, una niña de once años preguntó a su padre

– ¿Y quien me va a querer ahora?

El padre le respondió:

– Piensa en el presente. Ya llegará el tiempo de tener pareja.

Veintidós años después, esta niña acaba de publicar Nunca es demasiado tarde, princesa, mitad novela mitad libro de autoayuda.

– Una sonrisa ante la adversidad. Un libro para que la gente deje de quejarse, que ayuda a relativizar lo que le ocurre. La vida te pone en tu sitio.– le cuenta su autora a Pepa Fernández en RNE

Nunca es demasiado tarde, princesa, son  historias de ficción, aunque sus personajes son fácilmente reconocibles y sus vivencias en absoluto ajenas a la realidad que nos circunda: un adolescente adicto a las redes que se convierte en el maltratador de su madre, una ejecutiva que se queda sin trabajo, un adicto a las drogas que lo pierde todo, un hombre que vive felizmente, hasta que se le diagnostica un cáncer, o una mujer maltratada.

LO MEJOR DE UNO MISMO

Aquella niña es Irene Villa. Hoy está casada y tiene un hijo de un año y medio de edad. Es periodista, psicóloga y esquía sobre las prótesis que han sustituido a sus piernas. Esta novela es su segundo libro. En el primero, Saber que se puede, narraba sus propias vivencias.

Irene reconoce que su vida «ha comenzado varias veces”, a la vez que recuerda que su marido le dijo “ahora empieza la vida”, mientras contemplaban por primera vez al hijo de ambos.

Todos podemos labrarnos un final feliz. Si no está bien, es que no ha acabado. Todo está en tus manos. Irene Villa

Rememora que, al principio, cuando se vio en una silla de ruedas, vino la negación de su estado. Y tras la negación, la ira. Y después, “cuando alguien se enfrenta a una situación dura, se saca lo mejor de uno mismo.”

¿POR QUÉ A MI?

Todos los personajes de Nunca es demasiado tarde, princesa, se hacen una misma pregunta: ¿por qué a mi?

Es una pregunta que no debe hacerse, porque no tiene respuesta.– dice Irene Villa. La vida es así.

Estoy escuchando la entrevista en un podcast, lo que me permite activar la pausa. Esa pregunta que se hacen todos los personajes del libro de Irene Villa, me ha recordado un libro que acabo de terminar de leer, escrito por la psiquiatra Rafaela Santos, presidenta de la Fundación Española de la Resiliencia.

Sugiere esta autora cambiar la pregunta ¿por qué a mi?, por ésta otra: ¿y qué hacer ahora? Esta propuesta está recogida en Levantarse y luchar, donde se ofrecen un conjunto de claves para el desarrollo de la resiliencia personal. Considera Rafaela Santos que la resiliencia es para todos, porque todos sufrimos situaciones adversas, aunque no sean necesariamente traumáticas. Levantarse y luchar se basa en el principio “nada es difícil para el que quiere”. O sea, la actitud como motor para vencer los obstáculos.

Lo importante es la actitud– escucho decir a Irene Villa, al volver a su entrevista con Pepa Fernández.

He pulsado la tecla play, para volver a escucharlas. “¡Qué curioso!”, pienso, mientras poso mi dedo sobre la tecla. la tecla play tiene la forma de una flecha. Indica el camino. Una flecha que incita a la acción, a ponerse en marcha; incita a levantarse y luchar. Invita a pensar que nunca es demasiado tarde. Instiga a saber que se puede. Una flecha que mueve a preguntarse, ¿cuándo empieza la vida?

Nota la publiqué inicialmente, el 14 de febrero de 2014, en el blog de

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Las 7 haches para que tus historias dejen huella

¿Cómo puedes conseguir llegar a quien te escucha y dejar tu huella?

¿Qué puedes hacer para captar la atención de tu audiencia diferenciándote de los demás? ¿Cómo puedes hacer que tu mensaje sea memorable?

¿Cómo puedes explicar a un cliente quien eres y lo que haces, elevándote por encima de tu competencia?

Si quieres impactar, si quieres captar la atención, si algo complicado quieres explicarlo con sencillez… ¡Cuenta una historia!

El primer paso

En primer lugar, tienes que quitarte de la cabeza una idea:

No sé  contar historias

Además, si te paras un momento, te darás cuenta de que estás todo el día dialogando contigo. Todo el día contándote historias. Una veces eres el protagonista, otras la víctima. Eres capaz, sin embargo, de contar las historias de otros. De tu pareja, de tus amigos, de tu compañeras de trabajo.

¿Sigues pensando que no eres un capaz de contar historias?

En una nota anterior, definí el Storytelling como el arte de historiar: componer, contar o escribir historias. Exponer las vicisitudes de alguien o algo. Contar la historia [evolución o sucesión de los acontecimientos pasados] de algo.

Y una historia, ¿qué es?

Concibo una historia como el relato corto de una transformación con unidad en sí mismo, que responde al esquema: principio, medio y final. Es un esquema tan clásico que ya lo definió Aristóteles en su Retórica. En el colegio nos lo explicarían como planteamiento, nudo y desenlace.

Una transformación, sí. Porque el mundo del protagonista  ya no será el mismo desde entonces. La transformación viene tras la resolución de un conflicto. Y sin conflicto no hay historia. El conflicto es, en consecuencia, el momento en el que el protagonista ha de tomar una decisión.

Convertir una historia en inolvidable

Las historias son puentes entre corazones. Porque hay cosas que solo pueden ser entendidas desde el corazón. Lo realmente interesante de una historia bien construida y bien contada, es que cuando quien la ha escuchado quiera compartir el mensaje que tú le has trasmitido con tu relato, tendrá que contar a su vez esa historia.

El storytelling es comunicación emocional. No se trata, sin embargo, de emocionar por emocionar. Se trata de trasmitir tus emociones para que la otra persona las sienta en la manera en que su concepción del mundo se las haga brotar.

Relatar una historia para captar la atención de un cliente, de la persona que quieres conquistar o de la audiencia a la que te diriges en una ponencia. Estos son los elementos que ha de contener para hacerla inolvidable:

Historia =

Los Hechos + El Héroe + El Hábitat +

+ Un Hito +

Humildad + con Humor + Honestidad ≠ 7 H =

= Huellan

 

Las 7 haches que dejan huella

Esta suma es, en consecuencia, como un guiso. Y dependiendo de lo que pongas de cada una e las haches; o sea, de cada ingrediente, así será la huella que dejes en quien te está escuchando.

Como resultado, y cómo diríamos en clase de matemáticas, “n” ha de tender a infinito.

1. Los Hechos son la narración de lo que pasó.

2. El Héroe es el protagonista de la historia.

3. El Habitat

Es el entorno. El contexto. Es como pintar un cuadro. La escena donde ocurren los hechos. El lugar. Es el momento de colocar los detalles. Los detalles dan credibilidad a la historia. Olores, sabores, sonidos. Evocan emociones. Usa un lenguaje emocional para llegar a tu audiencia. Esta parte es especialmente relevante, porque es la que va a situar al oyente. No olvides que pensamos en imágenes.

4. El Hito es el momento del conflicto.

Una de las acepciones que el DRAE da para la palabra «hito», es «persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto». Es esta línea línea donde planteo esta cuarta hache: un punto de giro.

Sin un conflicto no hay historia. El conflicto es el momento en el que el personaje se enfrenta a un dilema y tiene que decidir. El Hito es el momento en el que todo cambió. El protagonista ya no será desde entonces la misma persona.

5. Hay que tener Humildad tanto para contar un éxito como para reconocer un fracaso.

Las historias de fracasos son muchas veces más aleccionadoras que las que cuentan los éxitos obtenidos.

6. El Humor es un arma infalible para llegar a audiencia.

El humor hace que las historias sean virales y vayan de boca a oreja. El humor no es contar un chiste. Contar con humor la historia de un fracaso rebaja la tensión y la hace más fácilmente asimilable. Pero hemos de estar seguros de que ese humor va a funcionar. Porque no todos los públicos aceptan las mismas cosas. El Humor es una cosa y ser histriónico otra bien diferente. Aunque también comience por hache.

7. la Honestidad ha de presidir cada una de las historias que contemos.

Si la audiencia detecta que la historia es inventada y se cuenta como real, perdemos lo fundamental: la confianza. En consecuencia,  se habrá roto el vínculo.

Reglas mnemotécnicas

Habrá quien piense que estas «h» están un poco rebuscadas. Quizás. Pero creo que el uso de reglas mnemotécnicas es muy importante para recordar las cosas. Son una indudable ayuda para la memoria.

Tony Buzán, el creador de los Mapas Mentales decía que, en su época de estudiante, le costaba recordar. Por eso estudió el arte griego de la oratoria.

Me quedé fascinado por sus técnicas para potenciar la memoria y recordar miles de acontecimientos y palabras. El sistema nemotécnico de los griegos se basaba en desarrollar Imaginación y Asociación. Tony Buzán

Este, y no otro, es él ánimo que me ha movido a escribir esta nota.