El coaching, un proceso de cambio y aprendizaje

La revista Registradores, órgano de expresión del Colegio de Registradores de España, que dirige la periodista Leonor Recio, publica en su último número un artículo firmado por mí, bajo el título El coaching: un proceso de transformación, cambio y aprendizaje.

El objetivo de este artículo no era otro que divulgar mi profesión y mi gran pasión, el coaching. Quise hacerlo que fuera sencillo sin recurrir por ello a la enunciación de grandes teorías o modelos.

Este artículo tenía que ser de fácil comprensión para aquellos que solo han oído hablar de él. Sustancioso para los que son profesionales. Y, finalmente,  que  sirviera de marco teórico- práctico a los alumnos de las Escuela de Coaching, o para quien desee iniciarse en el apasionante e infinito campo del coaching. Puedes leerlo completo aquí.

Ideas fundamentales

Este artículo se sustenta en tres conceptos:

  1. Somos lo que pensamos. No es lo que nos pasa, sino lo que pensamos que nos pasa (Epícteto)
  2. Cambiar significa cambiar nuestras creencias. ¿Qué cree sobre usted? ¿Qué piensa de los demás? ¿Cuál es su concepción la vida?… El cambio ha de nacer del interior; cualquier otro cambio es solo maquillaje.
  3. El coach como elemento catalizador para que el cliente amplíe su foco. A través de preguntas abiertas, el coach ayuda a su cliente que contemple la realidad de una manera diferente a cómo lo está haciendo.

El artículo ofrece, ademas,  los orígenes de la palabra coach, una vez que el término ha entrado en el Diccionario de la Real Academia Española. Otro importante aspecto que el artículo recoge son las fases clave que componen un proceso de coaching.

 

 

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Creencias, o cuantos agujeros tiene un queso Gruyère

Las historias y su irresistible poder

Las historias forman parte de nuestra vida desde que nacemos. Nuestro cerebro es, por eso,  un gran consumidor de historias. Pero no solamente. También las crea. No hay cosa que más valore y necesite nuestro cerebro que una buena historia.

El cerebro es un órgano que crea mitos y los consume.

JUAN LUIS ARSUAGA, paleontólogo

Esto no ha variado desde hace millones de años, entonces eran los chamanes quienes trasmitían sus historias en torno a una hoguera. La tribu era entonces muy reducida. Hoy, con la irrupción de las nuevas tecnologías, la audiencia se ha hecho planetaria y más participativa. Sin embargo, a pesar de que haya multitud de canales diferentes, no hay que olvidar que lo importante sigue siendo la  historia y emocionar con ella.

Javier Olivares, cocreador de la serie El Ministerio del Tiempo de TVE, en el 9º Foro de Innovación Audiovisual El Ministerio Transmedia, dijo:

«Podemos cambiar los formatos, el tamaño de la pantalla, pero la  historia seguirá siendo siempre lo importante. No nos podemos olvidar de la narrativa, ni de la sociedad, ni del ser humano. Todo lo que nos ocurre emocionalmente, lo siguen definiendo Cervantes y Shakespeare.»

El Ministerio del Tiempo saltó desde las pantallas de TV a diferentes medios y plataformas.

Siguió los caminos del llamado  StorytellingTransmedia.

Una de las fans de la serie, después de vivir la experiencia de la realidad virtual, afirmaba en el Foro, visiblemente emocionada:

«Sentirme dentro es muy emocionante y divertido. Algo que forma parte de mi vida y, de pronto, estoy dentro. Es superemotivo formar parte del mundo que admiras.»

Historias para conectar

 

Si comenzamos a leer, por ejemplo, Madame Bovary, no podemos dejar de hacerlo, queremos conocer el final. Aún sabiendo que es pura ficción. Madame Bovary no existió, ni Don Quijote, ni los vampiros de Crepúsculo. Tampoco existe ese detective de novela al que seguimos libro a libro. Ni los personajes de nuestra serie favorita de televisión.

Cuando quieras motivar, conectar o favorecer la memoria, comienza por contar una historia sobre la lucha humana o sobre los valores. Así capturarás los cerebros de la gente, atrayendo primero sus corazones.

 

Foro de Innovación Multimedia completo

 

Creencias, o los agujeros de un queso Gruyère

Actuamos de acuerdo a nuestras creencias. Algunas de esas creencias están instaladas en nosotros desde nuestra infancia. Otras las hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida.

Posiblemente, hoy mismo — o ayer, o la semana pasada— de manera inconsciente, una creencia se ha instalado en ti. Exactamente como si fuera un programa de ordenador. Una instalación en la que, sin embargo, no has pulsado la casilla «Acepto».

o sea, que SOMOS LO QUE PENSAMOS, PORQUE SOMOS EN LO QUE CREEMOS

 

La historia que quiero contarte a continuación es el relato de un cambio en mi personal sistema de creencias. La historia transcurre en una quesería, en un pueblecito suizo, en el valle del río Emme.

Lagos, montañas y vacas felices

 

Los lagos en Suiza son como espejos, las montañas son insultantemente verdes y las casas tienen las ventanas llenas de geranios. O sea, como en las postales.

De postal era también el anciano de cara rosada que llegó a la quesería que yo visitaba. Vestía  pantalón corto y peto de cuero. y un sombrero tirolés. Con su pluma y todo. El hombre conducía una bicicleta con un carrito enganchado en el que había colocados nueve cántaros de leche. Descargó su mercancía y se marchó. Como tantos campesinos del valle del  río Emme, en el cantón de Berna, este hombre deja —antes de que se haga de día— su producción lechera para la elaboración de queso.

Después de ver el proceso de elaboración del queso, me llevaron a una gran cava donde las ruedas de queso maduraban. El olor era fuerte. Hacía frío. El cuidador de este proceso es el maestro afinador. Llevaba unas gafas doradas metálicas, bata blanca y un delgado martillo metálico con el que golpeaba los quesos. Luego ponía la oreja y escucha. Solo con escuchar sabía en qué punto de maduración estaban los cientos de quesos de la cava. ¡Impresionante!

El maestro afinador rompió una creencia muy arraigada en mi. Y creo que en miles de personas, los famosos agujeros del queso Gruyère. ¿Quién no ha dicho alguna vez que una cosa está más agujereada que un Gruyère?

EL QUESO GRUYÈRE NO TIENE NI UN SOLO AGUJERO

 

El queso que tiene agujeros es el queso Emmentaler, el queso que yo había estado viendo producir, y que debe su nombre al cercano río Emme. Los agujeros se producen cuando explotan las burbujas de CO2 durante el proceso de fermentación. Y lo que el maestro afinador escuchaba eran las vibraciones que se producen en los huecos al golpear con el martillo.

¿Qué te sugiere esta atenta manera de escuchar del maestro afinador, respecto a tu manera de ejercer la escucha?

La foto que está en la cabecera de este artículo y la que tienes aquí más abajo, demuestran lo que te he contado.

creencias-comportamientos

Sistemas de creencias

 

Ya por la tarde, después de comer, salí a pasear junto al río Emme. Inconscientemente, comencé a tararear algunos versos de la canción que compuso Luis Eduardo Aute, De paso, que él mismo cantaba. Y Ana Belén.

«… Que no, que no, que el pensamiento 
no puede tomar asiento, 
que el pensamiento es estar 
siempre de paso, de paso, de paso…»

No lejos de mí, algunas vacas rumiaban tranquilas. Aunque estaba muy cerca ni me miraban. Parecía que para ellas no existiera otra cosa que cortar la hierba con su hocico y rumiarla muy lentamente.

¿Qué te sugiere el verbo rumiar trasladado a tus pensamientos en ciertos momentos del día? ¿Qué te sugiere esa actitud de las vacas, centrada exclusivamente en tomar hierba sin atender a ninguna otra cosa?

Las campanitas que colgaban de los cuellos de estas vacas pardas sonaban con la misma cadencia con la que sus bocas engullían la hierba. Sí, he dicho campanitas, y no cencerros. No todas las vacas de Suiza tienen cencerros. Se me había caído otra creencia. Que solo había cencerros se debe —en mi caso— a que había visto postales y calendarios suizos en los que solo se mostraban cencerros.

Era, en consecuencia, mi  sistema de creencias, que respecto a Suiza, estaba formado —entre otras cosas— por las postales, el peto de cuero y los sombreros tiroleses, los agujeros del queso, los cencerros…

Revisa alguna de las cosas en las que crees, ¿cuántas creencias tienes como las que acabo de contarte?

De creencia en creencia, hasta la victoria final

 

De acuerdo a lo que creemos, así pensamos; y tal como pensamos, actuamos. El conjunto de estos pensamientos configuran nuestro comportamiento. Este comportamiento sería la manifestación exterior de lo más profundo de nuestro ser,  nuestras creencias. Y estas creencias están colocadas muy cerca, como si fueran un chalé adosado, de nuestros valores. Nuestro sistema de valores son consecuencia de nuestro sistema de creencias.

Se habla mucho de cambio, pero ¿qué es el cambio? ¿Qué significa, realmente, cambiar? Cambiar no es otra cosa que modificar nuestras creencias. Este es, por tanto, el auténtico cambio. Cualquier otro, es pura cosmética, y dura lo que te dura un perfume sobre la piel. Y, por eso, es tan difícil cambiar.

Nada cambiará, sin embargo, si no te haces preguntas.

¿Qué piensas sobre ti ? ¿Cómo afectan estas creencias a tu felicidad? ¿Qué piensas sobre los que te rodean? ¿Y sobre la vida?  ¿Qué te impide cambiar?

 

 


Fotos: Cortesía de Quesos de Suiza, www.quesosdesuiza.es

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