El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo

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El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo propone una filosofía de gestión empresarial de la incompetencia. La palabra incompetencia, así, de pronto, asusta. Gabriel Ginebra ha hecho de ella , sin embargo, su objetivo.

Se llega a la incompetencia a través de la supercompetencia, que no es otra cosa que la competencia pasada de rosca. –Gabriel Ginebra

EL JAPONÉS QUE ESTRELLÓ EL TREN PARA GANAR TIEMPO.  Por qué nos volvemos incompetentes y cómo lo gestionamosGabriel Ginebra. Conecta, 2012.

 

Gestión de la incompetencia

El estudio que Gabriel Ginebra hace de la incompetencia es una especie de cruzada que comenzó con Gestión de incompetentes (Libros de Cabecera, 2010). Su premisa de partida era entonces «que la gestión de personas era fundamentalmente gestión de incompetentes».

El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo da un paso más. Esta es la manera crítica («pero en ningún caso es cínica») de Gabriel Ginebra de decirnos que todos somos incompetentes. Porque las empresas y las personas podemos mejorar. Eso sí, pasito a pasito. El punto de partida de cualquier aprendizaje está en la toma de conciencia de la propia incompetencia. La filosofía de la Gestión de la Incompetencia pivota en torno a esta idea: 

Pensar en cambiar a las personas en lugar de pensar en cambiar de personas.– Gabriel Ginebra

El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo se articula en dos partes diferenciadas en estilo y contenido.

  • La primera es una descarnada crítica de la gestión todopoderosa y maximalista que convierte a la empresa en una «institución barroca», perdiéndose progresivamente el sentido de la realidad.
  • En la segunda parte, escrita en un tono más amable, se propone una forma alternativa de gestionar, el management con minúscula, aquel que mira los problemas de la empresa y sus incompetencias desde un paradigma más cercano y posibilista. Una mirada inspirada en los cuadros de Vermeer, el pintor holandés de lo cotidiano. Una mirada que sugiere que «los mayores descubrimientos provienen de lo más cercano».

La excelencia conduce a la incompetencia

El 25 de abril del 2005, Ryujiro Takami, conductor de tren de la West Japan Railway Company estrelló el tren que conducía. Llevaba ochenta segundos de retraso acumulado. Estaba nervioso bajo la amenaza de una sanción, que podría acarrearle incluso el despido, mientras que por línea interna recibía las órdenes – y con seguridad, una bronca–  de su supervisor. Takami aceleró y descarriló el tren, ocasionando un centenar de muertos y mas de quinientos heridos.

Gabriel Ginebra utiliza este accidente como metáfora para ejemplificar los males que aquejan a muchas empresas. La búsqueda de la excelencia conduce a la incompetencia. El camino del orgullo, el creernos más competentes que nadie, conduce derecho a la catástrofe. «La cultura dominante nos impulsa a cometer errores que no habríamos cometido si no estuviésemos obsesionados por hacer las cosas bien.

Hay un exceso de rigor, un exceso de planificación, un exceso de gestión y organización. No reina la confianza, hay miedo. Todo se vuelve urgente y estratégico. Ya no se distingue lo sustantivo de lo accesorio. La empresa se vuelve barroca, cargada de objetivos e hiperactiva. Exigir demasiado, el exceso de normas, subir el listón buscando la excelencia, hace descarrilar. Este es el núcleo del análisis que conforma la primera parte del libro.

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Peter, Murphy y otros filósofos implacables

Gabriel Ginebra fundamenta su propuesta en lo que denomina escuela de management de la incompetencia,  cuyos máximos exponentes son la Ley de Murphy, el principio de Peter, la Ley de Parkinson, y la tira cómica del economista y dibujante Scott Adams, creador del personaje Dilbert.

Estos principios son «mucho más que una bufonada humorística», y contribuyen, en opinión del ensayista, a desenmascarar de manera implacable la ilusión de una empresa guiada por el principio de excelencia.

La enunciación de estas leyes y principios son mayoritariamente paradojas. Y sobre paradojas- ya lo es el título del libro- y vivencias personales construye Ginebra los seis primeros capítulos de la primera parte de El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo. Están escritos con frase cortas y sentenciosas. «El incompetente se cree competente; el competente se considera incompetente». «Tomar conciencia de la propia vulnerabildad proporciona fortaleza. Los directores generales de las empresas fracasadas se dedican a eliminar a todo aquel que no les apoye incondicionalmente». Etcétera. Etcétera.

Una propuesta alternativa, de quien transita, en fin, en dirección contraria a la corriente dominante

Abogo por recuperar la idea de que hay cosas para toda la vida. La empresa de toda la vida, el empleado de toda la vida. –Gabriel Ginebra

Management se escribe con minúscula: la mirada de Vermeer

El pintor holandés Johannes Vermeer puso su mirada en lo cotidiano. Sus cuadros son fotografías de lo cotidiano. Como alternativa a las ideas imperantes en la dirección de empresas, en la segunda parte de este polémico ensayo, Ginebra, propone la mirada «a lo Vermeer». Se aboga así por un management con minúscula. Es lo opuesto a una dirección omnipotente que aspira a conocer y controlar todo, que se enfada y se considera fracasada si no lo logra.

  1. Un management incompetente. Además de tener grandes aspiraciones, asume sus pequeñas miserias, como el cansancio y la pereza que provoca el trabajo de cada día.
  2. management pacífico, porque va a su ritmo y tiene paciencia, que busca mejorar un poco cada día.
  3. management a la contra, porque no se basa en el principio de buscar la excelencia sino en el de alcanzar la suficiencia.
  4. El management con minúscula, porque no grita, porque está cerca. Trabajar con los de siempre y en lo de siempre, con palabras sencillas. Jefe en lugar de líder o ventas en lugar de marketing.

¿Y si levantáramos el pie del acelerador?

Como los antibióticos, éste es un libro de amplio espectro. Va dirigido a directivos como a empleados. Incluso a aquellos que hayan decidido emprender en solitario. Porque nuestra actitud dentro de la empresa es, en buena medida, la misma que adoptamos cuando estamos fuera de ella. Y viceversa.

Las organizaciones son el reflejo de cómo es la mente y la acción directiva de sus actores principales.

Exactamente como en la vida de las personas. Y en la familia. Y en una pareja.

La mezcla de la formación de Gabriel Ginebra (filósofo y doctor en Organización de Empresas y MBA), el buen humor, mucho sentido común, y una gran dosis de esperanza, dan como resultado este heterodoxo ensayo.

 

El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo fue  galardonado con el Premio Know Square al Mejor Libro de Empresa de 2012

 

Por qué soy Coach de Marca Personal

 

Allí estaba el libro. Quieto, casi escondido. Para verlo tuve que girar el cuello cuarenta y cinco grados. Sentí su llamada, aún atrapado entre dos más grandes, como la mortadela del bocadillo que desayunaba en el patio del colegio. Me llamaba a gritos. Lo extraje con el mismo cuidado con el que, a veces, sacaba aquel fiambre rosáceo atrapado entre los dos trozos de pan, con el consiguiente enfado de mi madre cuando me preguntaba si me había comido el bocadillo.

Cuando lo tuve entre las manos, comenzó una batalla incruenta, pero feroz.

— ¡Cómpralo!—  decía un tipo con cuernos y rabo acabado en punta.

— ¡No lo hagas! — rebatía un querubín de alas blancas—. Ya has cubierto el presupuesto para este mes.

Dejé que siguieran discutiendo, y me dediqué a hojear (y ojear) aquel libro con lápices amarillos en la portada. Me decanté por el tipo de los cuernos y el rabo acabado en punta de flecha. Expresándolo en términos de neurociencia, el placer de la recompensa frente a la culpa por el dolor de la pérdida. El caso es que compré el libro. «Unas cañas menos», me dije. El tipo de los cuernos y el querubín seguían a lo suyo. Lo mejor era pasar de ellos y comenzar a leer. Así que no me resistí a abrirlo.

Yo estaba entonces finalizando mi formación como coach. Quería ser coach. No había decidido, sin embargo, a que nicho de mercado iba a dirigirme, en que afluente del gran río que es el coaching quería navegar. Meses antes de matricularme en una escuela de coaching,  había sufrido un proceso de búsqueda de mi Identidad.  Buscaba colocar todas las piezas de mi puzzle. Estaban esparcidas, descolocadas, esperando encajar.

No tuve problemas para encontrar un asiento vacío en el vagón del metro. En la segunda estación había llegado al tercer capítulo: «Cómo definimos nuestra Marca Personal. Misión y Visión».   Coloqué el tíquet de compra marcando la página. Cerré los ojos tratando de recordar como había conocido a la autora del  inspirador texto que tenía entre las manos: Y tú, ¿qué marca eres? de Neus Arqués.

Hace ya algunos años, recibí en mi mesa de redacción un libro titulado Un hombre de pago. Me produjo una profunda tristeza su portada: una mujer encorvada, difuminada, sentada sobre una cama. Acaso un prejuicio. La composición de la portada, me remitió primero a los cuadros de Antonio López, pero salté rápidamente a Edward Hopper, el pintor de la soledad contemporánea. Posiblemente, no era el momento para leerlo.

Un hombre de pago estuvo en mi mesa primero, y en un cajón después. Allí permaneció —inmóvil—, mirándome cada vez que abría el cajón, hasta que un día decidí leerlo. Ya no pude parar. Un libro triste, es verdad: la historia de una mujer en esa edad en que son invisibles, para nosotros los hombres.

El libro estaba firmado por  Neus Arqués, novelista y , hoy, un referente en Marca Personal. Posteriormente, recuerdo haber leído —conmovido por su valentía— que Neus había decidido publicar por su cuenta el libro, hasta que, ante el avance en su difusión, una editorial decidió publicarlo. Por actitudes como ésta me creo a Neus, porque es coherente. Fue aquella editorial que retomó lo iniciado por la autora, la que me había enviado un ejemplar, para que lo comentara en la radio. No lo hice. Quizá con esta nota estoy ejecutando hoy un acto de justicia poética, hablando aquí de aquella primera novela de esta comunicadora.

Los libros te llaman, desde el anaquel de una librería o desde la estantería de tu biblioteca. Te sacan de un apuro y te inspiran o, simplemente, los dejas hasta que te llamen. No siento remordimiento alguno por dejar un libro inacabado. Ya volveré sobre él. O no. Quién sabe.

Yo volví a Un hombre de pago.  Después de este recuerdo, regresé al texto de Y tú, ¿qué marca eres? de Neus Arquésel libro que una mañana de sábado me había gritado desde la balda de una librería,  y  que había comenzado a leer en un vagón del metro. En ese libro estaba la respuesta a mis preguntas, a mi búsqueda. En el segundo párrafo de la página 25:

Al perfil ya conocido del psicólogo se suman hoy el entrenador o coach personal (…) Su colaboración nos facilita la realización de los procesos de identificación de valores. (…) Un buen coach te aportará un referente (…) con su ayuda, podrás clarificar tu bagaje, sobre el que construirás tu marca personal.

Quería ser coach. Ese párrafo definía exactamente el mismo proceso que yo había vivido poco tiempo atrás, cuando buscaba mi Identidad, cuando buscaba definir mi Marca. Las piezas encajaron. En mi cabeza sonó un clic. Desde ese momento decidí que quería ser Coach de Marca Personal.

 

Vayamos adelante: levantarse y luchar. La resiliencia

El libro Levantarse y luchar es ya desde el título una declaración de principios. Escrito por la psiquiatra y presidenta del Instituto Español de Resiliencia, Rafaela Santos, ofrece un conjunto de claves para el desarrollo de la resiliencia.  Este término, extraído de la física de materiales, se entiende como la adaptación positiva ante sucesos traumáticos o adversos.

Foto: Álvaro Rey

Levantarse y luchar supone, en definitiva, una manera de repensar y vivir la resiliencia, basada en el principio

Nada es difícil para el que quiere

O sea, la actitud y la voluntad como motores para vencer los obstáculos.

 

LEVANTARSE Y LUCHAR. Cómo superar la adversidad con la resiliencia, Rafaela Santos. Conecta, 2013

 

En este libro se se da forma a un modelo aplicable a personas, ampliable a las organizaciones. Por eso, este libro fue uno de los premiados en la edición de 2013, de los Premios Know Square al Mejor Libro de Empresa del Año.

El modelo que plantea Rafaela Santos, supone la incorporación de las  aportaciones de la neurociencia relativas al control del estrés y la presión, y la capacidad para afrontar desafíos. Esta una de las dos novedades que este texto aporta a la literatura sobre la resiliencia. La segunda contribución es la universalización del concepto.

La resiliencia es para todos.

 

La práctica del modelo supone responder a la pregunta, «¿Y qué hacer ahora?», en lugar de «¿Por qué a mi?».

Los componentes esenciales de la resiliencia se apoyan en dos pilares: la resistencia  a la destrucción y la capacidad para construir sobre los factores adversos.

RAFAELA SANTOS

Levantarse y luchar: historias reales

Al estilo de periodistas y escritores norteamericanos, Rafaela Santos, psiquiatra y presidenta ejecutiva del Instituto Español de Resiliencia,  estructura el libro en torno a varias historias reales. Son historias narradas en primera persona por quienes  han sufrido procesos traumáticos o adversos.

Las revelaciones hechas a Rafela Santos por Bosco Gutiérrez (arquitecto mejicano secuestrado durante 9 meses). José Villela (médico tetrapléjico), Jorge Font (campeón mundial de esquí acuático, parapléjico). Tim Guénard (maltratado y abandonado por sus padres). Anne- Dauphine Julliand (periodista, madre de dos niños con enfermedades degenerativas). Martha Rivera (bioquímica y mujer directiva, con cáncer de mama).  Teresa Silva (deportista parapléjica), ocupan los cuatro primeros capítulos del libro.

A través de los testimonios de estas personas, la autora define las características del proceso de resiliencia y la personalidad de la persona resiliente, aquella que se desarrolla sobre tres pilares:

    1. Compromiso.  Yo soy y Yo tengo. Yo puedo. Y yo me comprometo.
    2. Control. La capacidad para decidir acerca de nuestra vida.
    3. Reto. Este nace como asunción de que los problemas de la vida son una oportunidad para evolucionar como seres humanos.

Psiquiatriciación de la vida cotidiana

En el capítulo 1º se definen las cuatro etapas del proceso de la resiliencia: adaptarse, sobreponerse, recuperarse y superarse. No sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan, es el argumento del 2º capítulo. La felicidad es una decisión y el humor como supervivencia,  es el retador proceso que Rafaela Santos propone en el capítulo 3º.

En el 4º, se parte del análisis de los miedos que aquejan hoy a nuestra sociedad. Y se expone la manera de adaptarse al nuevo entorno tras sufrir un suceso adverso — traumático o no— , que nos hace vulnerables: desarrollar el enorme potencial que poseemos.

Con frecuencia no lo desarrollamos como quisiéramos, consecuencia de —dice Rafaela Santos—, «una psiquiatrización de la vida cotidiana en la que se recurre fácilmente a tomar pastillas para aliviar el sufrimiento que conlleva el hecho de vivir».

Los límites están en nuestra mente

Los capítulos 5º y 6º están ocupados por los testimonios del empresario Lorenzo Servitje y del deportista Ismael Santos, respectivamente.  Sus confesiones tienden a mostrarnos como hacer para despertar nuestra fuerza interior.

La vida como proyecto, o como levantar empresas y construir personas. Este es el argumento de Lorenzo Servitje, quien desde empleado en una pequeña pastelería en Ciudad de México, fundó en 1945 la multinacional Grupo Bimbo.

Ismael Santos fue jugador de baloncesto del Real Madrid. Vivió una difícil infancia para convertirse años después en uno de los mejores defensas de Europa. Posteriormente, se hizo guía de alta montaña. Su filosofía se resume en una frase:

Una vida sin adversidad y sin incertidumbre sería una vida sin sentido y sin ninguna posibilidad de crecimiento.

ISMAEL SANTOS

En el capítulo 7º, el último,  se expone un modelo para construir la resiliencia aprendiendo a fortalecernos para resistir y minimizar los daños e incluso salir del túnel siendo mejores. En consecuencia, el sentido genuino del ser humano con la actitud de levantarse y luchar.

La resiliencia es para todos, personas y organizaciones

Levantarse y luchar se publica cuarenta años después de que el profesor de psiquiatría infantil Michael Rutter, introdujera el concepto de resiliencia. Lo importó del ámbito de la física de materiales.

Se define como «la capacidad que tiene un material para absorber energía antes de comenzar a deformarse plásticamente».

En consecuencia, cuanto más rígido es un material, más vulnerable es.

El hombre en busca de sentido

Entre las páginas de este libro habita el espíritu del psiquiatra vienés Viktor Frankl.  Desarrolló una terapia psicológica para sobreponerse al sufrimiento. Es autor de uno de los más conmovedores libros nunca escritos, El hombre en busca de sentido. Está basado en sus vivencias en el campo de concentración de Auschwitz. Frankl comprendió que podían quitarle todo menos su libertad

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.

VIKTOR FRANKL

Rafaela Santos ofrece, finalmente, en el Anexo de Levantarse y luchar una herramienta para medir nuestra Escala de Resiliencia. Y un cuestionario sobre síntomas de ansiedad, del catedrático de psiquiatría Enrique Rojas, prologuista del libro.

En la exhaustiva bibliografía aportada, destacan los estudios del profesor español y pensador de referencia, Santiago Álvarez de Mon. Y también los escritos de judío francés Boris Cyrulnik, autor de El patito feo, quien logró escapar de Auschwitz con seis años.