Desde Toruń, una encantadora ciudad al norte de Polonia, Copérnico cambió la visión del mundo. No era el sol el que giraba alrededor de la tierra. Era exactamente al contrario. Una auténtica revolución.
Un hexágono envuelto en una esfera
Toruń tiene hoy alrededor de 200.000 habitantes, muchos de los cuales son estudiantes de su Universidad. Y cómo no, lleva el nombre de Copérnico. También lo lleva una cerveza. Eso sí, en edición limitada.
Aunque el astrólogo esté omnipresente, su presencia, lejos de apabullar, es una invitación a reflexionar sobre cómo aceptar las nuevas ideas.
La Ciudad Vieja de Toruń tiene forma hexagonal. Dos de sus lados están bordeados por el anchuroso Vístula. El cauce es amplio y sus aguas fluyen serenas, bajo los puentes
Los otros cuatro lados del hexágono, están circundados por los restos de las murallas que los teutones levantaron en el siglo XIII. Las murallas son hoy escenario de aventuras infantiles. Por entre ellas pasean adolescentes cogidos de la mano, camino de un cercano balcón al río Vístula , donde —quizá—cuelguen un candado en el enrejado.
Límites adentro, la ciudad —que huele a galletas de jengibre— está poblada de iglesias y edificios góticos de ladrillo rojo, de restaurantes y comercios con artesonados de hace cuatrocientos años; de casas con fachadas amarillas, verdes y azules. En una de esas casas nació Nicolás Copérnico.
Toruń, una ciudad para el paseo y la reflexión
Toruń vive a dos ritmos diferentes. Por la mañana, la ciudad está transitada por grupos de turistas y escolares que tienen en Toruń una clase viva de la historia de Polonia. Este enclave ha vivido diferentes ocupaciones desde su fundación. Pero ha salido indemne y está intacta, en un magnífico estado de conversación.
Por la tarde, los escolares polacos y los grupos de turistas ya se han marchado. Pasear por el entramado de calles de Toruń, prácticamente vacías, es todo un placer.
El 24 de mayo de 2018 se ha cumplido el 475 aniversario de la muerte del astrólogo humanista. Fue precisamente tras su muerte cuando sus gran obra fue publicada.
Dicen las crónicas que Copérnico fue un hombre de carácter tranquilo. Era poco amigo de entrar en polémicas acerca de sus ideas sobre el movimiento de los planetas. No pudo evitar que, con la publicación de su obra, tuviera muchos detractores, para quienes era impensable que fuera la tierra la que girara alrededor del sol. Un anatema.
Las fotos que ilustran esta crónica fueron tomadas entre el 22 y el 24 de mayo de 2018.
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