El inconsciente, el depósito de nuestras historias

Una gran parte de nuestra vida está determinada por nuestro inconsciente. El inconsciente es un depósito de ideas y experiencias acumuladas durante años.  Así lo creía firmemente Milton Erickson, psiquiatra estadounidense especializado en hipnosis médica y terapia familiar.

«Confía en tu inconsciente», comentó Milton Erickson a un colega cuando, inesperadamente, tuvo que improvisar un discurso.

La mente inconsciente era para Erickson un lugar creativo, donde se generan  muchos recursos personales para solucionar por nosotros mismos los retos que enfrentamos.

Como psiquiatra, Erickson era creativo y dotado de una gran capacidad de observación. Tenía la habilidad de crear historias. Para este poco ortodoxo psiquiatra, el storytelling no era solamente relatar historias. Consideraba que los cuentos y las leyendas eran la manera de trasmitir valores morales y la cultura, desde tiempos inmemoriales.

Erickson utilizaba estas historias como terapia para sus pacientes. En su inmensa mayoría, eran historias inspiradas en su propia vida y la de su familia. Otras, las creaba durante sus sesiones, basándose en las historias que cada paciente le relataba.

En su propia vida, Milton Erickson tuvo que enfrentar muchas incapacidades personales, que muchas veces lo ayudaron a esforzarse para volverse sumamente hábil en la solución de problemas.

Recuerdos del cuerpo

Nacido en un pequeño pueblo agrícola en Nevada, Milton Hyland Erickson no habló hasta los cuatro años. Sufriría más tarde dislexia, sordera y daltonismo. A los 17 años, contrajo poliomielitis. Quedó tan severamente paralizado que los médicos creían que iba a morir.

Mientras se recupera en la cama, casi totalmente cojo y sin poder hablar, se hizo muy consciente de la importancia de la comunicación no verbal – lenguaje corporal, tono de voz-, y la forma en que estas expresiones no verbales contradicen a menudo directamente los verbales. Con el tiempo acabó desarrollando un lenguaje «mágico», que incumplía muchas de las reglas de la sintáxis, basado en metáforas con palabras que llamaban poderosamente la atención. Muchos de sus cuentos didácticos están recogidos en el delicioso libro Mi voz irá contigo.

Comenzó a tener «recuerdos del cuerpo» de la actividad muscular de su propio cuerpo. Al concentrarse en estos recuerdos- que con el tiempo identificaría con la autohipnosis-, comenzó a recuperar poco a poco el control de partes de su cuerpo, hasta el punto que fue finalmente capaz de hablar y usar sus brazos de nuevo. Muchas de las historias que contaba estaban inspiradas en estos recuerdos, vividos en soledad o con su familia.

Erickson mantenía que la polio le había dado la oportunidad de aprender como paliar los dolores y apreciar las cosas pequeñas de esta vida.

Fallecido en 1980, fue presidente fundador de la Sociedad Americana de Hipnosis Clínica y creador de lo que se conoce como hipnosis ericksoniana.  Las brillantes e innovadoras estrategias de Milton Erickson en psicoterapia, hipnosis y comunicación, fueron modeladas por Richard Bandler y John Grinder, creadores de la PNL.

Momentos simples

Con frecuencia ignoramos lo que nuestro depósito contiene hasta que, un día sin que sepamos muy bien cómo, aflora a nuestro consciente algo que necesitamos en un momento determinado.

Son momentos simples, pero que esconden mucha complejidad.

¿En qué momento se implantó en tu mente el primer recuerdo de una historia? ¿En qué momento anidó en tu mente la historia que actualmente te estás contado? ¿Por qué?

 

ARTÍCULOS RELACIONADOS

PNL, reprogramar tu mente

SI QUIERES AMPLIAR

Mi voz irá contigo, Sidney Rosen, Paidós Ibérica, 2009

El poder de las metáforas, Salvador A. Carrión, Mandala Ediciciones, 2003 (2ª edición en PNL Books, 2009)

El sentido vital de las historias

El verano—y particularmente, el mes de agosto— es, en comparación con otras épocas del año, un mes de sequía informativa. Ante la escasez de información política y económica, los diarios adelgazan y los informativos de televisión alargan la duración de las noticias para rellenar sus tiempos.

A falta de otras informaciones, en verano, sin embargo, proliferan eso que se llama “historias con rostro humano”. El resto del año, estas noticias suelen ocupar poco espacio en los medios de comunicación y apenas destacan; como si durante el resto del año, las historias carecieran de rostro humano. Las noticias siempre lo tienen.
El escritor Tomás Eloy Martínez lo explicó de manera clara y contundente en un memorable discurso ante la Sociedad Iberoamericana de Prensa, en 1997.

Las noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de una sola persona, todo lo que hace falta saber. —Tomás Eloy Martínez

Además de la literatura, los medios de comunicación (y cada vez más, las redes sociales) son los que nos proporcionan hoy las historias que alimentan nuestro sentido vital.

Y pasado el verano vendrá el otoño que, siguiendo el tópico, será, ¡cómo no!: «caliente».

Dieta hipoinformativa

Asistí hace un par de meses en Expocoaching a la ponencia de un reputado coach, habitual conferenciante y autor de libros de éxito. Defendía vigorosamente este colega lo que definió como una “dieta hipoinformativa”. Es decir, ante la escasez de tiempo que tenemos, proponía sustituir la información a través de los medios por aprender utilizando la escucha de libros o artículos en nuestro reproductor, mientras, por ejemplo, conducimos. Puedo entender que se recomiende utilizar el tiempo que empleas en desplazarte conduciendo, para escuchar la lectura de un libro. Hasta ahí de acuerdo. Pero no con lo que subyace en la recomendación de la dieta hipoinformativa.

En otras palabras. Cómo no tienes tiempo para cocinar, sustituye las legumbres, la carne y el pescado por un batido energético. Y, además, como los medios están plagados de corrupción, guerras y catástrofes, pues matamos dos pájaros de un tiro.

A los pocos días, otro no menos reputado coach, escribía en su blog que era mejor dejar de leer la prensa, para no caer así en el pesimismo y poder sonreír a diario.

Y ellos tan felices. Y sus seguidores, tan convencidos. Ya sé que soy políticamente incorrecto.

Hurtar la realidad

Coincido en que las noticias diarias son para esconderse bajo tierra. O para salir corriendo. Coincido en que hay noticias que son de difícil digestión. Hasta ahí llego. Pero no puedo compartir los planteamientos de mis dos colegas coaches. Asumo que con las siguientes afirmaciones me sitúo en contra de la corriente dominante.  Me explico.

Los medios de comunicación son el reflejo de la vida misma. Para bien o para mal.

Los seres humanos estamos a la constante búsqueda de significado, del sentido que tienen nuestras vidas. Las historias que vivimos y las que ocurren a nuestro alrededor contribuyen a la creación de nuestra propia identidad.

En la vida, las experiencias adquieren significado cuando reflexionamos, con el paso del tiempo. Cuando las leemos en un periódico, las escuchamos en la radio o las vemos por televisión, el significado es ahora, en el mismo momento en que  las recibimos.

Positividad, negatividad y punto medio

Personalmente, el abuso que se hace de la palabra “positividad” me produce un cierto empalago. Aunque no se quiera, aunque no se pueda, hay que ser positivo.  Es un imperativo.

Considero que a veces hay que sentir miedo, angustia, tristeza y enfado, porque la vida nos da numerosas razones para vivir esas emociones. Un ejemplo sencillo: si alguien llora ante una pérdida, lo habitual es que se le pida es que no llore, que vea todo desde un punto de vista más positiva. No estamos entendiendo que esa persona necesita llorar, necesita exteriorizar su tristeza. Si no lo hace, pasado el tiempo, esa angustia acabará aflorando. Pero ya de manera más cruel puesto que el sentimiento no exteriorizado no asimilado, se habrá enquistado. Las resultados serán, en consecuencia, peores. Además del sufrimiento que ha vivido durante ese tiempo.

Esta “negatividad” que comento puede darnos impulso para mejorar. Nos hace apreciar lo que perdimos y no acomodarnos.  Y nos sirve de guía en nuestro camino. Es una cuestión de equilibrio, no el tan trillado punto medio: No creo que siempre la verdad esté en el punto medio. Los psicólogos Fredickson y Losada (citados por Daniel H. Pink en Vender es humano, Gestión 2000, 2013) estiman que la proporción ideal entre “positividad” y “negatividad” es de 3 a 1.

Hurtarnos a nosotros mismos lo que ocurre a nuestro alrededor es ver la vida de un modo parcial. Eso nos lleva a que perdemos el contacto con la realidad que nos rodea. Y con las personas.

 

 

 

 

La empatía, o cómo transmitir emociones

La empatía es una de esas palabras que se han puesto de moda. Bien porque las personas se definen como empáticas, bien porque se califica a otras de no serlo. A nadie le gusta ser calificado de ser «poco» o «nada empático».

Foto: Rodrigo Martínez-del Rey

Como tutor de Alumnos del Curso de Especialista Universitario en Coaching con IE y PNL he tenido que revisar un elevado número de tareas, así como supervisar las bitácoras de sus sesiones de coaching. Si tuviera que elegir la palabra que más se ha repetido en estas tareas y bitácoras, ésta sería, empatía.

Si la empatía es básica para el trabajo de un coach, no es menos imprescindible para nuestra personal vida diaria.

Aunque el concepto es tan viejo como el mundo, de empatía comenzó a hablarse, con más fuerza —quizás—, a raíz de los trabajos sobre Inteligencia Emocional que realizó Daniel Goleman, en los años noventa. Este psicólogo norteamericano la colocó en la lista de habilidades de lo que denominó Inteligencia Social.

El Diccionario de Real Academia Española acaba de modificar este término en su última versión, la 23ª (octubre de 2016). La define como: «Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo del otro».

Por eso, la clásica expresión «ponerse en los zapatos del otro», o la más castiza y española «ponerse en el pellejo del otro», se quedan cortas. Los indios norteamericanos dan una vuelta de tuerca más al concepto de empatía.  No solo entienden que hay que ponerse en los zapatos del otro, van un paso más allá:

Camina una milla en los zapatos del otro

«Aticus había dicho una vez que nunca se conoce a una hombre, hasta que no se ha calzado sus zapatos y caminado con ellos». Frase final de la estupenda película «Matar a un ruiseñor» (1963). La pronuncia Scout, una niña de 8 años. No será ya la misma después de entender esa frase. Foto: Rodrigo Martínez-del Rey

Empatía y transmisión de emociones

En la matización anterior, considero que residen importantes claves de la empatía: no solo basta con identificarse con el estado de ánimo del otro, sino que hay que entender sus circunstancias. Y, además, hay que transmitírselo. Hay que tener la suficiente capacidad para manifestar nuestras emociones al otro, con nuestro lenguaje verbal y con el no verbal.

Podemos decirle verbalmente que lo entendemos, pero si no somos capaces de reflejarlo, de comunicarlo con nuestro lenguaje no verbal, la persona que tenemos enfrente muy probablemente no nos crea. Se habrá puesto en riesgo el proceso de comunicación y nuestra credibilidad, que puede acabar en la quiebra de la confianza. Puede venirse abajo lo que tanto ha costado construir.


La empatía es la capacidad de transmitir emociones al otro.

LAURA GARCÍA AGUSTÍN, psicóloga


Ser empático no significa estar de acuerdo, sino entender lo que hace la otra persona, de acuerdo con su mapa del mundo; es decir, con sus vivencias y sus experiencias. Sin justificar. Sin juzgar.

La empatía, en consecuencia, nos hace más humanos.

Empatía y contagio emocional

No hay que confundir empatía con el contagio emocional. Las emociones son fácilmente contagiosas. No se trata por eso de tratar de vivir las mismas emociones que  la persona que tenemos enfrente, sino sentir las nuestras, las que nos ha provocado su historia.

Salvo patologías, la empatía nos viene a los seres humanos de serie. Pero requiere entrenamiento, exige esfuerzo y pedagogía. Por eso, la empatía también se aprende.

No es fácil ser empático, y mucho menos si no disponemos de una correcta gestión emocional. La identificación de nuestras emociones es un paso previo a transmitirlas. Es aquí donde comienza la gestión de nuestras emociones.

La empatía tiene límites: el contagio emocional. Para los que somos coaches, un exceso de empatía hacia nuestro cliente, nos haría perder el enfoque, mermando la capacidad de ofrecerle nuevas perspectivas.

 

PELÍCULA RECOMENDADA

Con la magia en los zapatos (2014). Esta comedia ligera, cuenta las andanzas de un zapatero neoyorkino, heredero de la tradición familiar de varias generaciones. El descubrimiento que realiza en el sótano de la tienda, cambiará su vida. Toda una metáfora sobre la empatía.