Vayamos adelante: levantarse y luchar. La resiliencia

El libro Levantarse y luchar es ya desde el título una declaración de principios. Escrito por la psiquiatra y presidenta del Instituto Español de Resiliencia, Rafaela Santos, ofrece un conjunto de claves para el desarrollo de la resiliencia.  Este término, extraído de la física de materiales, se entiende como la adaptación positiva ante sucesos traumáticos o adversos.

Foto: Álvaro Rey

Levantarse y luchar supone, en definitiva, una manera de repensar y vivir la resiliencia, basada en el principio

Nada es difícil para el que quiere

O sea, la actitud y la voluntad como motores para vencer los obstáculos.

 

LEVANTARSE Y LUCHAR. Cómo superar la adversidad con la resiliencia, Rafaela Santos. Conecta, 2013

 

En este libro se se da forma a un modelo aplicable a personas, ampliable a las organizaciones. Por eso, este libro fue uno de los premiados en la edición de 2013, de los Premios Know Square al Mejor Libro de Empresa del Año.

El modelo que plantea Rafaela Santos, supone la incorporación de las  aportaciones de la neurociencia relativas al control del estrés y la presión, y la capacidad para afrontar desafíos. Esta una de las dos novedades que este texto aporta a la literatura sobre la resiliencia. La segunda contribución es la universalización del concepto.

La resiliencia es para todos.

 

La práctica del modelo supone responder a la pregunta, «¿Y qué hacer ahora?», en lugar de «¿Por qué a mi?».

Los componentes esenciales de la resiliencia se apoyan en dos pilares: la resistencia  a la destrucción y la capacidad para construir sobre los factores adversos.

RAFAELA SANTOS

Levantarse y luchar: historias reales

Al estilo de periodistas y escritores norteamericanos, Rafaela Santos, psiquiatra y presidenta ejecutiva del Instituto Español de Resiliencia,  estructura el libro en torno a varias historias reales. Son historias narradas en primera persona por quienes  han sufrido procesos traumáticos o adversos.

Las revelaciones hechas a Rafela Santos por Bosco Gutiérrez (arquitecto mejicano secuestrado durante 9 meses). José Villela (médico tetrapléjico), Jorge Font (campeón mundial de esquí acuático, parapléjico). Tim Guénard (maltratado y abandonado por sus padres). Anne- Dauphine Julliand (periodista, madre de dos niños con enfermedades degenerativas). Martha Rivera (bioquímica y mujer directiva, con cáncer de mama).  Teresa Silva (deportista parapléjica), ocupan los cuatro primeros capítulos del libro.

A través de los testimonios de estas personas, la autora define las características del proceso de resiliencia y la personalidad de la persona resiliente, aquella que se desarrolla sobre tres pilares:

    1. Compromiso.  Yo soy y Yo tengo. Yo puedo. Y yo me comprometo.
    2. Control. La capacidad para decidir acerca de nuestra vida.
    3. Reto. Este nace como asunción de que los problemas de la vida son una oportunidad para evolucionar como seres humanos.

Psiquiatriciación de la vida cotidiana

En el capítulo 1º se definen las cuatro etapas del proceso de la resiliencia: adaptarse, sobreponerse, recuperarse y superarse. No sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan, es el argumento del 2º capítulo. La felicidad es una decisión y el humor como supervivencia,  es el retador proceso que Rafaela Santos propone en el capítulo 3º.

En el 4º, se parte del análisis de los miedos que aquejan hoy a nuestra sociedad. Y se expone la manera de adaptarse al nuevo entorno tras sufrir un suceso adverso — traumático o no— , que nos hace vulnerables: desarrollar el enorme potencial que poseemos.

Con frecuencia no lo desarrollamos como quisiéramos, consecuencia de —dice Rafaela Santos—, «una psiquiatrización de la vida cotidiana en la que se recurre fácilmente a tomar pastillas para aliviar el sufrimiento que conlleva el hecho de vivir».

Los límites están en nuestra mente

Los capítulos 5º y 6º están ocupados por los testimonios del empresario Lorenzo Servitje y del deportista Ismael Santos, respectivamente.  Sus confesiones tienden a mostrarnos como hacer para despertar nuestra fuerza interior.

La vida como proyecto, o como levantar empresas y construir personas. Este es el argumento de Lorenzo Servitje, quien desde empleado en una pequeña pastelería en Ciudad de México, fundó en 1945 la multinacional Grupo Bimbo.

Ismael Santos fue jugador de baloncesto del Real Madrid. Vivió una difícil infancia para convertirse años después en uno de los mejores defensas de Europa. Posteriormente, se hizo guía de alta montaña. Su filosofía se resume en una frase:

Una vida sin adversidad y sin incertidumbre sería una vida sin sentido y sin ninguna posibilidad de crecimiento.

ISMAEL SANTOS

En el capítulo 7º, el último,  se expone un modelo para construir la resiliencia aprendiendo a fortalecernos para resistir y minimizar los daños e incluso salir del túnel siendo mejores. En consecuencia, el sentido genuino del ser humano con la actitud de levantarse y luchar.

La resiliencia es para todos, personas y organizaciones

Levantarse y luchar se publica cuarenta años después de que el profesor de psiquiatría infantil Michael Rutter, introdujera el concepto de resiliencia. Lo importó del ámbito de la física de materiales.

Se define como «la capacidad que tiene un material para absorber energía antes de comenzar a deformarse plásticamente».

En consecuencia, cuanto más rígido es un material, más vulnerable es.

El hombre en busca de sentido

Entre las páginas de este libro habita el espíritu del psiquiatra vienés Viktor Frankl.  Desarrolló una terapia psicológica para sobreponerse al sufrimiento. Es autor de uno de los más conmovedores libros nunca escritos, El hombre en busca de sentido. Está basado en sus vivencias en el campo de concentración de Auschwitz. Frankl comprendió que podían quitarle todo menos su libertad

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.

VIKTOR FRANKL

Rafaela Santos ofrece, finalmente, en el Anexo de Levantarse y luchar una herramienta para medir nuestra Escala de Resiliencia. Y un cuestionario sobre síntomas de ansiedad, del catedrático de psiquiatría Enrique Rojas, prologuista del libro.

En la exhaustiva bibliografía aportada, destacan los estudios del profesor español y pensador de referencia, Santiago Álvarez de Mon. Y también los escritos de judío francés Boris Cyrulnik, autor de El patito feo, quien logró escapar de Auschwitz con seis años.

 

Policías de novela negra, tus mejores cicerones

Paris, Moscú, Edimburgo, Malmoe, Venecia, Estocolmo, Marsella, Atenas o Barcelona,  son escenarios en los que se mueven diariamente detectives de ficción, pero que viven en la mente de millones de lectores en todo el mundo. El teniente Kostas Jaritos, el comisario Guido Brunetti, Kurt Wallander, o el inspector John Rebus, son  policías de novela negra y unos excelentes cicerones para conocer una ciudad.

«Rebus le había citado en su bar predilecto, el Oxford, escondido en un callejón detrás de George Street»

Una cuestión de sangre, Ian Rankin

 

Mi compañera de asiento en el avión que me llevaba a Edimburgo, una escocesa pelirroja, me mostró su complacencia al ver que yo estaba leyendo Nudos y cruces, la novela con la que el escritor escocés de novela negra Ian Rankin da a luz al Inspector John Rebus.

El inspector John Rebus es un policía tan indisciplinado como eficiente. Honesto y leal. Abusa del alcohol y la cerveza, y tiene el colesterol disparado por la mala alimentación. Está divorciado y apenas si se relaciona con su hija. Vive anclado en la música de los 70 y los 80. Ian Rankin ha venido a engrosar la lista de ilustres escritores nacidos en Edimburgo, y a los que sus paisanos veneran. En los días en los que estuve en Edimburgo competían en los escaparates de la librerías las últimas novelas de Rankin y la de  J.K. Rawling.

— No deje de visitar el Oxford— me recomendó mi compañera de viaje.

«¡Cómo para perdérmelo!»», me dije.

Por si no quieren perdérselo, el Oxford está en el 8 de Young Street. Es pequeño, pero con decenas de tipos de güisquis y cervezas entre los que elegir. Y si no tienen problema con el colesterol, pueden pedir algo para comer.

La novela negra, crónica social y guía turística

 

No todos confieren a la novela negra el — para mí — indudable valor literario que tiene. Una novela negra no es solo una novelita de esas que se leen bajo la sombrilla, mientras las olas te mojan los pies.

La novela policiaca, que se convirtió en novela negra — allá por los años 40— por obra y gracia del talento de Raymond Chandler, es hoy una crónica de la sociedad contemporánea, dibujada a través de los males que la aquejan: corrupción, pérdida de valores y resquebrajamiento moral. Una tipo de novela donde lo más importante no es cómo se hizo ni quién lo hizo, sino por qué se cometió ese crimen.

En la búsqueda de ese porqué, es donde radica el mérito —y la diferencia— de una novela negra. Un ejemplo palmario de esta afirmación es el sueco Henning Mankel, creador de Kurt Wallander. Sus novelas son la crónica del «desasosiego de la sociedad sueca». La nueva generación de escritores de novela negra nórdicos son herederos literarios de Mankel.

Puede sonar a hipérbole, pero considero a la novela negra la nueva novela social, al estilo de las novelas del XIX. Se suele considerar a la novela negra como un subgénero. No es que sea muy partidario de las etiquetas, pero al César lo que es el César. Recuerdo haber leído una entrevista con Donna Leon, madre literaria del comisario Brunetti, en la que decía que si había más mujeres que hombres escribiendo novela negra es porque, «quizás, la novela negra era un refugio donde las escritoras podían explayarse sin que fueran puestas en tela de juicio».

El alma de una ciudad

 

A diferencia de las novelas policíacas, las novelas negras ofrecen al lector la posibilidad de entrar en la vida profesional y privada del detective protagonista, en sus relaciones afectivas, en la manera en que se relaciona con sus jefes y con su equipo. En sus gustos literarios y musicales, en sus aficiones culinarias. Todo ello enmarcado en un contexto político, económico y social.

Estos policías de novela negra, además,  desarrollan su trabajo en una ciudad, que se patean a diario para resolver los casos que les caen en suerte. La conocen de primera mano, desde los bajos fondos a las altas esferas del poder.

«Ningún empresario triunfa en el mundo de los negocios yendo con una flor en la mano.Se aprovechan de sus contactos, sellan alianzas secretas, pagan sobornos, financian ilegalmente a partidos y a personalidades políticas».

— Pan, educación y libertad. Petros Márkaris

 

policías de novela negra, puente de Riga
Foto: Rodrigo Martínez-del Rey Delgado

Un hombre y sus circunstancias personales y profesionales, una ciudad y su ambiente. Por estas dos últimas características, las novelas negras tienen un componente añadido que, quizá, pueda parecer algo frívolo: son guías turísticas extraordinariamente fidedignas. Y lo son, porque en ellas está el alma de esa ciudad.

Nada que ver —y es el ejemplo más claro— con Hercules Poirot, el detective belga protagonista de las magníficas novelas salidas de la pluma de Agatha Christie, del que poco o nada conocemos. Y que siempre acaba sacándose un conejo de la chistera.

policias de novela negra, librería en Varsovia

Policías , cicerones excelentes

 

¿Quién mejor que un amigo puede guiarte por una ciudad? Aunque la tecnología nos ofrece hoy la posibilidad de tenerlos en los rincones más recónditos del planeta, parece poco probable que podamos disponer de uno en cada ciudad del mundo. O en cada país. Hace siglos que la literatura viene cubriendo esta necesidad.

«Ya estaba al borde del agua, con el puente a la derecha. Qué típicamente veneciano: visto desde lejos, parecía altivo e ingrávido, pero al acercarte lo veías firmemente asentado en el barro de la ciudad».

— Muerte en la Fenice. Donna Leon

Soñar un viaje de la mano de un libro es para mi una experiencia tan placentera como la del viaje mismo. Un viaje que comienza eligiendo un ejemplar de la estantería. Pero no cualquier libro me vale ya. Me gusta viajar por esas ciudades de la mano de unos excelentes y únicos cicerones, sus policías de  novela negra.

 

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El líder interior, el liderazgo del siglo XXI

Santiago Álvarez de Mon ha recibido el premio a la Trayectoria Divulgativa Ejemplar 2014,que concede anualmente Know Square, plataforma en la que participan casi seis mil directivos intercambiando conocimiento.

Conocerlo personalmente, me ha llevado a profundizar en su obra y en su pensamiento. Me he nutrido para ello de sus entrevistas en la Red, sus artículos en el diario Expansión y sus libros.

Solo escribo cuando necesito decir algo. Cuando algo me corroe por dentro. Escribir es dialogar contigo mismo.Santiago Álvarez de Mon

El perfil del líder

Santiago Álvarez de Mon es un pensador (  ) de referencia en cuestiones de liderazgo. Su ideario se resume en una sola palabra,  liderazgo.  El perfil del líder ha ido cambiando con el tiempo. Las cualidades que hoy damos a quienes consideramos líderes no son las mismas que hace unos años. 

Frente al líder salvador, prefiero la aventura personal alejada del dogmatismo, de la tibieza o la indiferencia: el líder interior.— Santiago Álvarez de Mon

Esta idea de liderazgo vertebra su semanal columna en el diario Expansión, sus clases para aspirantes a directivos, las conferencias que imparte por medio mundo, y la decena de libros de los que Álvarez de Mon es autor.

Define este pensador el concepto de liderazgo de una manera sistémica y lo construye sobre una doble paradoja.

  1. Su liderazgo es sistémico porque parte del individuo (nuestro primer sistema). Pasa por otros sistemas de los que formamos parte: la familia y las organizaciones.  Y, más allá de éstas, la cooperación más trascendente.
  2. La doble paradoja nace de la definición de liderazgo formulada por uno de los más reputados e influyentes pensadores españoles en el área del management, pero que considera al líder de manera diferente a como lo entiende la mayoría. La paradoja es un ámbito en el que a Álvarez de Mon le gusta moverse.
1. Liderazgo sistémico. El individuo

 

El hombre, el individuo, en el centro de todo. El primer sistema. Cualquier hombre juega dos partidos, el interior y el exterior. El partido importante es el que se juega dentro, con la fortaleza mental y la conversación interior con uno mismo:

El mejor golpe de Rafa Nadal es su cabeza y la gestión de sus errores.— Santiago Álvarez de Mon

Cuando aprendemos a perder es cuando descubrimos nuestra verdadera identidad. El liderazgo es también el de un médico, el de un maestro, el de un ama de casa. El liderazgo está también en esa personas que no salen en los periódicos. La importancia de perder en el aprendizaje humano, pero perder no es fracasar.

Esta es la tesis que este coach y asesor empresarial  mantiene en Aprendiendo a perder. Las dos caras de la vida (Plataforma Editorial, 2012). Y la mejor manera de manejar el error es el humor, así se evita caer en la desesperanza, el que evita que te deprimas.

El humor es la tribuna desde la que puedes gobernar tu vida.— Santiago Álvarez de Mon

Cada uno en su parcela de responsabilidad tiene que guiar su equipo humano: esto es un fenómeno colectivo en cuanto que solidario y grupal. Tu ego sufre, pero la sociedad gana y tu “yo’ más profundo también, porque en ese anonimato, curiosamente, se crece. — Santiago Álvarez de Mon
2. Liderazgo sistémico. La familia

 

La familia es el segundo sistema al que pertenecemos. Una hija suya le manifestó un día su inquietud después de una entrevista de trabajo. Su padre, en el ejercicio de su oficio, la tranquilizó diciéndole: 

Tu éxito no pueden definirlo otros.Si lo definimos nosotros, ganamos siempre. —Santiago Álvarez de Mon

Cuando a Santiago Álvarez de Mon le solicitó un periodista que se definiera, dijo: «Soy el marido de Cristina y padre de 5 hijos. La familia es el proyecto más importante de mi vida. Ser padre es el oficio más increíble». Y desde este proyecto proclama que la vocación última del líder es desaparecer.

Yo soy ahora el líder de mi hijo Gonzalo pero no me gustaría serlo dentro de 20 años.. El oficio modesto  de ser líder es temporal.— Santiago Álvarez de Mon

3. Liderazgo sistémico. Las organizaciones

 

La pertenencia a una organización es otro estadio de nuestro sistema vital. Para Santiago Álvarez de Mon, dirigir es, nuevamente, una paradoja:

El mundo va por unos niveles de competencia externa que requieren de la cooperación interna. Hay que trabajar en equipo, y es difícil trabajar en equipo cuando estás acostumbrado y centrado en el winner y el looser. — Santiago Álvarez de Mon

Le cuesta creer que se puede ser feliz sin ser humilde. Considera la humildad como un valor fundamental para manejar bien el error y el éxito. Una persona humilde no se compara con nadie, sino que quiere aprender de alguien.

Estas personas cuando se han equivocado alzan el vuelo y siguen caminando. El liderazgo tiene que ver con gente que se rodea de gente competente, influye en sus colaboradores pero también sabe estar en soledad.— Santiago Álvarez de Mon

El liderazgo que propone Álvarez de Mon parte del “yo” interior, pero trasciende más allá. Está inserto en el sentimiento de cooperación. Es por eso solidario y social.

Rechaza los egos narcisistas. Su libro No soy Superman ( Prentice-Hall, 2007)  es un alegato contra el prototipo de directivo superman que vende humo. Por el contrario, en otros de sus textos , El Mito del líder (Pearson Educación, 2001),  explicita  que los líderes han de asentar sus actuaciones en valores y satisfacer  las aspiraciones de las personas de tener una vida más plena.

La dirección de personas no es solo ciencia. El éxito está en articular una mente que piense y sienta, donde pensamientos y emociones, razón, lógica, sentimientos y pasión caminen juntos.— Santiago Álvarez de Mon

La educación ha de ser el centro

La educación es la única salida. Escrita con mayúsculas. A sus alumnos les recomienda que escuchen todas las voces pero, sobre todo, que «se aseguren de escuchar su voz interior».

Si los asistentes a una de estas charlas son emprendedores, les recomienda: «Escuchad vuestras tripas. Cuando falla el motor interior no hay nada que hacer». Si los que le escuchan son líderes, les encomienda una única misión: «Ser vivero de nuevos líderes».

La mejor manera de aprender es enseñar. La humildad del maestro, que exige al alumno y le ofrece cercanía. La formación y la educación, acompañadas de la dimensión moral y valores, el carácter junto con el talento, y la experiencia de vida, conforman al líder del siglo XXI. Álvarez de Mon lo describe en Desde la adversidad. Liderazgo, cuestión de carácter (Pearson Educación, 2003). Recuerdo haber leído este libro, el primero que leí de Santiago Álvarez de Mon, hace ya unos  años. No creo que aquel encuentro fuera casual, pues andaba yo tratando de digerir una adversidad laboral que me había sorprendido. Lo hizo como solo lo hacen los ladrones en la madrugada: a traición y aprovechando la oscuridad. Ese libro me iluminó.

Las personas

La gente a la que más admira Santiago Álvarez de Mon es la que habla de personas y las que más le aburren son las que hablan de sistemas. El equipo es para «gente extraordinaria y generosa, que está al servicio de los demás»Sí, lo has leído bien. Lo normal es pensar exactamente lo contrario.

Corazón y razón, en ese orden, es lo que debería protagonizar el oficio de dirigir y la aventura de vivir, como argumenta en el libro La lógica del corazón (Deusto, 2005).  El discurso de Santiago Álvarez de Mon se agiganta en estos particulares momentos de incertidumbre que atravesamos:

Nos aferramos a la seguridad. El problema es que el hombre no sabe nadar en la ambigüedad y en la incertidumbre, su hábitat natural.— Santiago Álvarez de Mon

Las palabras favoritas de Santiago Álvarez de Mon son «perdón y gracias».

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