El juicio que tenemos de nosotros mismo es el peor enemigo de la confianza. La confianza está en la base de cualquier relación entre personas, comenzando por la relación más importante: con uno mismo. Sin confianza no pueden hacerse negocios. Los clientes necesitan confianza. Y será la confianza la que nos saque de las crisis, de cualquier crisis, bien sean personales o profesionales, bien esta en la que estamos inmersos como país.
La confianza es un valor ético imprescindible.
Para ser capaces de generar confianza, hemos de confiar primero en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. Segundo, hay que pensar en que el otro es igualmente digo de confianza. Y tercero, tener la certeza de que nosotros mismos podemos ser generadores de confianza hacia el otro.
¿Eres capaz de crear entornos de confianza a tu alrededor?
En una organización hay que crear entornos de confianza, alimentarla día a día. En un escenario de confianza se aprenden cosas que no saben que se han aprendido.
Cuanta más confianza construyes, más valor das a los que te rodean.
El libro Levantarse y luchar es ya desde el título una declaración de principios. Escrito por la psiquiatra y presidenta del Instituto Español de Resiliencia, Rafaela Santos, ofrece un conjunto de claves para el desarrollo de la resiliencia. Este término, extraído de la física de materiales, se entiende como la adaptación positiva ante sucesos traumáticos o adversos.
Foto: Álvaro Rey
Levantarse y luchar supone, en definitiva, una manera de repensar y vivir la resiliencia, basada en el principio
Nada es difícil para el que quiere
O sea, la actitud y la voluntad como motores para vencer los obstáculos.
LEVANTARSE Y LUCHAR. Cómo superar la adversidad con la resiliencia, Rafaela Santos. Conecta, 2013
En este libro se se da forma a un modelo aplicable a personas, ampliable a las organizaciones. Por eso, este libro fue uno de los premiados en la edición de 2013, de los Premios Know Square al Mejor Libro de Empresa del Año.
El modelo que plantea Rafaela Santos, supone la incorporación de las aportaciones de la neurociencia relativas al control del estrés y la presión, y la capacidad para afrontar desafíos. Esta una de las dos novedades que este texto aporta a la literatura sobre la resiliencia. La segunda contribución es la universalización del concepto.
La resiliencia es para todos.
La práctica del modelo supone responder a la pregunta, «¿Y qué hacer ahora?», en lugar de «¿Por qué a mi?».
Los componentes esenciales de la resiliencia se apoyan en dos pilares: la resistencia a la destrucción y la capacidad para construir sobre los factores adversos.
—RAFAELA SANTOS
Levantarse y luchar: historias reales
Al estilo de periodistas y escritores norteamericanos, Rafaela Santos, psiquiatra y presidenta ejecutiva del Instituto Español de Resiliencia, estructura el libro en torno a varias historias reales. Son historias narradas en primera persona por quienes han sufrido procesos traumáticos o adversos.
Las revelaciones hechas a RafelaSantos por Bosco Gutiérrez (arquitecto mejicano secuestrado durante 9 meses). José Villela (médico tetrapléjico), Jorge Font (campeón mundial de esquí acuático, parapléjico). Tim Guénard(maltratado y abandonado por sus padres). Anne- Dauphine Julliand(periodista, madre de dos niños con enfermedades degenerativas). Martha Rivera (bioquímica y mujer directiva, con cáncer de mama). Teresa Silva (deportista parapléjica), ocupan los cuatro primeros capítulos del libro.
A través de los testimonios de estas personas, la autora define las características del proceso de resiliencia y la personalidad de la persona resiliente, aquella que se desarrolla sobre tres pilares:
Compromiso. Yo soy y Yo tengo. Yo puedo. Y yo me comprometo.
Control. La capacidad para decidir acerca de nuestra vida.
Reto. Este nacecomo asunción de que los problemas de la vida son una oportunidad para evolucionar como seres humanos.
Psiquiatriciación de la vida cotidiana
En el capítulo 1º se definen las cuatro etapas del proceso de la resiliencia: adaptarse, sobreponerse, recuperarse y superarse. No sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan, es el argumento del 2º capítulo. La felicidad es una decisión y el humor como supervivencia, es el retador proceso que Rafaela Santos propone en el capítulo 3º.
En el 4º, se parte del análisis de los miedos que aquejan hoy a nuestra sociedad. Y se expone la manera de adaptarse al nuevo entorno tras sufrir un suceso adverso — traumático o no— , que nos hace vulnerables: desarrollar el enorme potencial que poseemos.
Con frecuencia no lo desarrollamos como quisiéramos, consecuencia de —dice Rafaela Santos—, «una psiquiatrización de la vida cotidiana en la que se recurre fácilmente a tomar pastillas para aliviar el sufrimiento que conlleva el hecho de vivir».
Los límites están en nuestra mente
Los capítulos 5º y 6º están ocupados por los testimonios del empresario Lorenzo Servitje y del deportista Ismael Santos, respectivamente. Sus confesiones tienden a mostrarnos como hacer para despertar nuestra fuerza interior.
La vida como proyecto, o como levantar empresas y construir personas. Este es el argumento de Lorenzo Servitje, quien desde empleado en una pequeña pastelería en Ciudad de México, fundó en 1945 la multinacional Grupo Bimbo.
Ismael Santos fuejugador de baloncesto del Real Madrid. Vivió una difícil infancia para convertirse años después en uno de los mejores defensas de Europa. Posteriormente, se hizo guía de alta montaña. Su filosofía se resume en una frase:
Una vida sin adversidad y sin incertidumbre sería una vida sin sentido y sin ninguna posibilidad de crecimiento.
—ISMAEL SANTOS
En el capítulo 7º, el último, se expone un modelo para construir la resiliencia aprendiendo a fortalecernos para resistir y minimizar los daños e incluso salir del túnel siendo mejores. En consecuencia, el sentido genuino del ser humano con la actitud de levantarse y luchar.
La resiliencia es para todos, personas y organizaciones
Levantarse y luchar se publica cuarenta años después de que el profesor de psiquiatría infantil Michael Rutter, introdujera el concepto de resiliencia. Lo importó del ámbito de la física de materiales.
Se define como «la capacidad que tiene un material para absorber energía antes de comenzar a deformarse plásticamente».
En consecuencia, cuanto más rígido es un material, más vulnerable es.
El hombre en busca de sentido
Entre las páginas de este libro habita el espíritu del psiquiatra vienés Viktor Frankl. Desarrolló una terapia psicológica para sobreponerse al sufrimiento. Es autor de uno de los más conmovedores libros nunca escritos, El hombre en busca de sentido.Estábasado en sus vivencias en el campo de concentración de Auschwitz. Frankl comprendió que podían quitarle todo menos su libertad
Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
— VIKTOR FRANKL
Rafaela Santos ofrece, finalmente, en el Anexo de Levantarse y luchar una herramienta para medir nuestra Escala de Resiliencia. Y un cuestionario sobre síntomas de ansiedad, del catedrático de psiquiatría Enrique Rojas, prologuista del libro.
En la exhaustiva bibliografía aportada, destacan los estudios del profesor español y pensador de referencia, Santiago Álvarez de Mon. Y también los escritos de judío francés Boris Cyrulnik, autor de El patito feo, quien logró escapar de Auschwitz con seis años.
Paris, Moscú, Edimburgo, Malmoe, Venecia, Estocolmo, Marsella, Atenas o Barcelona, son escenarios en los que se mueven diariamente detectives de ficción, pero que viven en la mente de millones de lectores en todo el mundo. El teniente Kostas Jaritos, el comisario Guido Brunetti, Kurt Wallander, o el inspector John Rebus, son policías de novela negra y unos excelentes cicerones para conocer una ciudad.
«Rebus le había citado en su bar predilecto, el Oxford, escondido en un callejón detrás de George Street»
—Una cuestión de sangre,Ian Rankin
Mi compañera de asiento en el avión que me llevaba a Edimburgo, una escocesa pelirroja, me mostró su complacencia al ver que yo estaba leyendo Nudos y cruces, la novela con la que el escritor escocés de novela negra Ian Rankin da a luz al Inspector John Rebus.
El inspector John Rebus es un policía tan indisciplinado como eficiente. Honesto y leal. Abusa del alcohol y la cerveza, y tiene el colesterol disparado por la mala alimentación. Está divorciado y apenas si se relaciona con su hija. Vive anclado en la música de los 70 y los 80. Ian Rankin ha venido a engrosar la lista de ilustres escritores nacidos en Edimburgo, y a los que sus paisanos veneran. En los días en los que estuve en Edimburgo competían en los escaparates de la librerías las últimas novelas de Rankin y la de J.K. Rawling.
— No deje de visitar el Oxford— me recomendó mi compañera de viaje.
«¡Cómo para perdérmelo!»», me dije.
Por si no quieren perdérselo, el Oxford está en el 8 de Young Street. Es pequeño, pero con decenas de tipos de güisquis y cervezas entre los que elegir. Y si no tienen problema con el colesterol, pueden pedir algo para comer.
La novela negra, crónica social y guía turística
No todos confieren a la novela negra el — para mí — indudable valor literario que tiene. Una novela negra no es solo una novelita de esas que se leen bajo la sombrilla, mientras las olas te mojan los pies.
La novela policiaca, que se convirtió en novela negra — allá por los años 40— por obra y gracia del talento de Raymond Chandler, es hoy una crónica de la sociedad contemporánea, dibujada a través de los males que la aquejan: corrupción, pérdida de valores y resquebrajamiento moral. Una tipo de novela donde lo más importante no es cómo se hizo ni quién lo hizo, sino por qué se cometió ese crimen.
En la búsqueda de ese porqué, es donde radica el mérito —y la diferencia— de una novela negra. Un ejemplo palmario de esta afirmación es el sueco Henning Mankel, creador de Kurt Wallander. Sus novelas son la crónica del «desasosiego de la sociedad sueca». La nueva generación de escritores de novela negra nórdicos son herederos literarios de Mankel.
Puede sonar a hipérbole, pero considero a la novela negra la nueva novela social, al estilo de las novelas del XIX. Se suele considerar a la novela negra como un subgénero. No es que sea muy partidario de las etiquetas, pero al César lo que es el César. Recuerdo haber leído una entrevista con Donna Leon, madre literaria del comisario Brunetti, en la que decía que si había más mujeres que hombres escribiendo novela negra es porque, «quizás, la novela negra era un refugio donde las escritoras podían explayarse sin que fueran puestas en tela de juicio».
El alma de una ciudad
A diferencia de las novelas policíacas, las novelas negras ofrecen al lector la posibilidad de entrar en la vida profesional y privada del detective protagonista, en sus relaciones afectivas, en la manera en que se relaciona con sus jefes y con su equipo. En sus gustos literarios y musicales, en sus aficiones culinarias. Todo ello enmarcado en un contexto político, económico y social.
Estos policías de novela negra, además, desarrollan su trabajo en una ciudad, que se patean a diario para resolver los casos que les caen en suerte. La conocen de primera mano, desde los bajos fondos a las altas esferas del poder.
«Ningún empresario triunfa en el mundo de los negocios yendo con una flor en la mano.Se aprovechan de sus contactos, sellan alianzas secretas, pagan sobornos, financian ilegalmente a partidos y a personalidades políticas».
— Pan, educación y libertad. Petros Márkaris
Foto: Rodrigo Martínez-del Rey Delgado
Un hombre y sus circunstancias personales y profesionales, una ciudad y su ambiente. Por estas dos últimas características, las novelas negras tienen un componente añadido que, quizá, pueda parecer algo frívolo: son guías turísticas extraordinariamente fidedignas. Y lo son, porque en ellas está el alma de esa ciudad.
Nada que ver —y es el ejemplo más claro— con Hercules Poirot, el detective belga protagonista de las magníficas novelas salidas de la pluma de Agatha Christie, del que poco o nada conocemos. Y que siempre acaba sacándose un conejo de la chistera.
Policías , cicerones excelentes
¿Quién mejor que un amigo puede guiarte por una ciudad? Aunque la tecnología nos ofrece hoy la posibilidad de tenerlos en los rincones más recónditos del planeta, parece poco probable que podamos disponer de uno en cada ciudad del mundo. O en cada país. Hace siglos que la literatura viene cubriendo esta necesidad.
«Ya estaba al borde del agua, con el puente a la derecha. Qué típicamente veneciano: visto desde lejos, parecía altivo e ingrávido, pero al acercarte lo veías firmemente asentado en el barro de la ciudad».
— Muerte en la Fenice. Donna Leon
Soñar un viaje de la mano de un libro es para mi una experiencia tan placentera como la del viaje mismo. Un viaje que comienza eligiendo un ejemplar de la estantería. Pero no cualquier libro me vale ya. Me gusta viajar por esas ciudades de la mano de unos excelentes y únicos cicerones, sus policías de novela negra.