¿Qué es para ti el éxito?

En las Jornadas Profesionales de Coaching celebradas este mismo mes de julio, presenté una ponencia titulada “Tu historia es tu éxito”.  En la introducción de la ponencia, hice hincapié en el determinante posesivo “tu” que aparece dos veces en el título. Los sustantivos están, en este caso, al servicio del posesivo.

El “tu” es lo que marca la diferencia.

DEFINIR EL ÉXITO

Cuenta Santiago Álvarez de Mon, pensador español de referencia en Liderazgo y Dirección y Gestión de empresas, que su hija le manifestó la inquietud e incertidumbre en las que estaba sumida, tras haber realizado una entrevista de trabajo. Y la respuesta de la empresa no llegaba. El padre la tranquilizó:

Lo has hecho bien, ¿no? Pues pasa página. Tu éxito no pueden definirlo otros. Santiago Álvarez de Mon

En esta respuesta, que conduce inevitablemente a una pregunta, reside la clave para vivir una vida más plena: ¿qué es para ti el éxito?

La respuesta que te des, será el trampolín de tu futuro, o una losa que hará que tu autoestima se hunda por debajo del suelo que pisas.

La autoestima no es otra cosa que lo que pensamos de nosotros. Algo personal e íntimo. Construimos la autoestima con nuestros valores y con nuestras expectativas. Pero también con nuestras experiencias pasadas.

A la hora de definir tu éxito, ¿estás anclado en el pasado o estás en “el aquí y el ahora”? ¿Son tus padres, tu jefe, tu esposa o tu marido, quienes dicen –o quienes te dijeron– cual había de ser tu éxito? Si esto es así, son ellos los que están satisfaciendo sus propias expectativas, no las tuyas. Esto lleva a la frustración y al sufrimiento.

Pero recuerda que sufrir es opcional, no viene de serie.

TU ERES TU PRINCIPAL RECURSO

Tú eres la medida de tu éxito. Tu marcas el camino por el quieres transitar. Es exclusivamente tuya la responsabilidad de elegir donde quieres llegar y cómo quieres hacerlo.

Si me permites la sugerencia, considera que este viaje es, en sí mismo, la meta. Es algo parecido a participar en la Vuelta Ciclista a España o el Tour de Francia. Cada día una etapa, cada día una meta. Incluso dentro de cada etapa hay metas volantes. Unos salen con la clara vocación de ganar la carrera y otros con el de apoyar al líder del equipo. El que finalmente sube al podio, ha tenido que ir configurando, día a día, su estrategia para estar en ese lugar. Porque el concepto de éxito puede ser igualmente modificable, siempre que seas tú quien lo gobierne.

eres tu principal recurso. Y posees, además, las herramientas que necesitas. Tú eliges si quieres compararte con alguien o si quieres aprender de él, o con él.

En consecuencia, Tu historia es solo tuya, porque solo la vives tú. Solamente tú eres el propietario de tu éxito.

 

Esta nota la publiqué inicialmente, el 9 de febrero de 2014, en el blog de logo darte

¿Qué historias te cuentas?

En esta nota hay muchas preguntas. No vas a encontrar repuestas, porque  las respuestas solo las tienes tú.  Aunque no nos demos cuenta, estamos todo el día hablándonos, nos estamos contando historias. ¿Qué historias te cuentas?

Foto tomada en el Taller de la exposición «25 años de Pixar», en CaixaFórum Madrid.

El tiempo que nos ha tocado vivir está plagado de paradojas. Tenemos que ser capaces de saber movernos en esta realidad paradójica y de gestionar las emociones encontradas que ello nos suscita.

No ser capaces de adaptarnos a este paisaje, no saber convivir con las paradojas que nos rodean, provoca que naveguemos como barcos entre una espesa niebla poblada de miedos, unos reales y otros imaginarios.

Éstas son algunas de estas paradojas:

    • Vivimos una época de cambios vertiginosos pero nos atemoriza cambiar, abandonar hábitos con los que nos sentimos cómodos y embarcarnos en la aventura de lo desconocido. ¿Cómo será lo nuevo? ¿Será mejor? Si bien, lo normal es que pensemos no que será mejor, sino peor. ¿Te suena esto?
    • Buscamos la seguridad, aunque la vida es todo lo contrario: inseguridad e incertidumbre. Una y otra forman parte de nuestro ecosistema natural.
    • En la Era del Aprendizaje en que vivimos, somos reticentes a aprender cosas nuevas.

       

      Lo que posibilita que incrementemos nuestros sentimientos de autoestima es nuestra disposición de aceptar nuevas posibilidades, de probarlas para ver si nos valen y luego, si es así, ponerlas en práctica hasta que las hacemos nuestras

      VIRGINIA SATIR

El cambio es una puerta que se abre desde dentro. Nunca sabrás de lo que eres capaz si no lo intentas. O cómo le dice Yoda a Lukas Skywalker: «¡No lo intentes, hazlo!».

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Foto tomada en el Taller de la exposición «25 años de Pixar», en CaixaFórum Madrid.

¿Qué historias te cuentas? ¿Te sientes protagonista o víctima?

Cambiar o no cambiar. He ahí la cuestión. La posibilidad de emprender un cambio en nuestras actitudes, esta directamente relacionada con la historia que nos contamos.

¿Con qué gesto de las fotos te identificas más?  Cada gesto corresponde a un personaje que interpretas. ¿Lo interpretas siempre? ¿Cuáles son los momentos en los que res un personaje? ¿En cuáles te sientes otro?

[¿Te cuesta trabajo decir?: Lo siento. No lo sé. Me he equivocado. ¿Quién puede ayudarme?]

En consecuencia, te sientes protagonista o víctima de tu propia historia? Y sentirse víctima es adictivo. ¿Qué historia te cuentas? ¿Cuál quieres contarte a partir de ahora mismo?

¿Cuándo comienza la vida?

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Poco después de haber vuelto a la vida tras un atentado terrorista, una niña de once años preguntó a su padre

– ¿Y quien me va a querer ahora?

El padre le respondió:

– Piensa en el presente. Ya llegará el tiempo de tener pareja.

Veintidós años después, esta niña acaba de publicar Nunca es demasiado tarde, princesa, mitad novela mitad libro de autoayuda.

– Una sonrisa ante la adversidad. Un libro para que la gente deje de quejarse, que ayuda a relativizar lo que le ocurre. La vida te pone en tu sitio.– le cuenta su autora a Pepa Fernández en RNE

Nunca es demasiado tarde, princesa, son  historias de ficción, aunque sus personajes son fácilmente reconocibles y sus vivencias en absoluto ajenas a la realidad que nos circunda: un adolescente adicto a las redes que se convierte en el maltratador de su madre, una ejecutiva que se queda sin trabajo, un adicto a las drogas que lo pierde todo, un hombre que vive felizmente, hasta que se le diagnostica un cáncer, o una mujer maltratada.

LO MEJOR DE UNO MISMO

Aquella niña es Irene Villa. Hoy está casada y tiene un hijo de un año y medio de edad. Es periodista, psicóloga y esquía sobre las prótesis que han sustituido a sus piernas. Esta novela es su segundo libro. En el primero, Saber que se puede, narraba sus propias vivencias.

Irene reconoce que su vida «ha comenzado varias veces”, a la vez que recuerda que su marido le dijo “ahora empieza la vida”, mientras contemplaban por primera vez al hijo de ambos.

Todos podemos labrarnos un final feliz. Si no está bien, es que no ha acabado. Todo está en tus manos. Irene Villa

Rememora que, al principio, cuando se vio en una silla de ruedas, vino la negación de su estado. Y tras la negación, la ira. Y después, “cuando alguien se enfrenta a una situación dura, se saca lo mejor de uno mismo.”

¿POR QUÉ A MI?

Todos los personajes de Nunca es demasiado tarde, princesa, se hacen una misma pregunta: ¿por qué a mi?

Es una pregunta que no debe hacerse, porque no tiene respuesta.– dice Irene Villa. La vida es así.

Estoy escuchando la entrevista en un podcast, lo que me permite activar la pausa. Esa pregunta que se hacen todos los personajes del libro de Irene Villa, me ha recordado un libro que acabo de terminar de leer, escrito por la psiquiatra Rafaela Santos, presidenta de la Fundación Española de la Resiliencia.

Sugiere esta autora cambiar la pregunta ¿por qué a mi?, por ésta otra: ¿y qué hacer ahora? Esta propuesta está recogida en Levantarse y luchar, donde se ofrecen un conjunto de claves para el desarrollo de la resiliencia personal. Considera Rafaela Santos que la resiliencia es para todos, porque todos sufrimos situaciones adversas, aunque no sean necesariamente traumáticas. Levantarse y luchar se basa en el principio “nada es difícil para el que quiere”. O sea, la actitud como motor para vencer los obstáculos.

Lo importante es la actitud– escucho decir a Irene Villa, al volver a su entrevista con Pepa Fernández.

He pulsado la tecla play, para volver a escucharlas. “¡Qué curioso!”, pienso, mientras poso mi dedo sobre la tecla. la tecla play tiene la forma de una flecha. Indica el camino. Una flecha que incita a la acción, a ponerse en marcha; incita a levantarse y luchar. Invita a pensar que nunca es demasiado tarde. Instiga a saber que se puede. Una flecha que mueve a preguntarse, ¿cuándo empieza la vida?

Nota la publiqué inicialmente, el 14 de febrero de 2014, en el blog de

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