Tecnología y pensamiento crítico en 3 libros

 

Tecnología y pensamiento crítico no parece que sean compatibles.  La tecnología podría influir negativamente en ciertos procesos cognitivos.  En concreto en la memoria a corto y a largo plazo, en la capacidad de comprensión y en la de imaginación.

Así lo afirma  la neurobióloga Mara Dierssen en una entrevista publicada en el diario El País. Para que tecnología y pensamiento crítico sean compatibles, «necesitamos desconectar para ser más introspectivos y pensar», en palabras de esta neurobióloga.

Que los avances tecnológicos afectan a nuestra vida, es algo que hoy nadie pone en cuestión. Otra cosa es que, como seres humanos, analicemos con detenimiento las consecuencias que estos avances originan en nuestra vida diaria.


Necesitamos desconectarnos de la tecnología para ser introspectivos, para poder pensar, para aburrirnos, para imaginar el futuro y sobre todo en el caso de los chicos, tienen que volver a aburrirse, a volver a imaginar, no pueden estar todo el día conectados.

— MARA DIERSSEN


La navegación provoca exceso de información. Esta lleva a la pérdida de atención y estrés mientras leemos, saltando de enlace en enlace. Estos aspectos inciden en la formación de nuestro pensamiento crítico. Así lo ponen de manifiesto los tres libros que te reseño a continuación.

Tecnología y pensamiento crítico en 3 libros

Superficiales

SUPERFICIALES. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Nicholas Carr. Taurus, 2011

 

Este libro puso sobre la mesa cómo influyen las tecnologías en la construcción del pensamiento humano, y la estrecha relación que existe entre tecnología y pensamiento crítico.

La tesis de Superficiales es muy clara. Un libro es una tecnología, del mismo modo que internet es una tecnología. Cuando abrimos un libro la característica esencial es que nos aislamos del entorno y de todo tipo de distracciones.

Este texto nos enseña a prestar atención. En el momento en que el libro está en la pantalla ya no nos aislamos de otras distracciones (mensajes, vídeos, audios, correos, redes). Perdemos  concentración en el texto y recibimos muchos más estímulos y distracciones.

Superficiales se movía entre algunas exageraciones y el optimismo. No dejó por eso indiferente a nadie. La clave de éxito de este libro estuvo — quizás— en el tono divulgativo empleado por su autor.

Nicholas Carr ha sido tachado  de «tecnófobo» por los amantes de la tecnología.  Mientras que Mario Vargas Llosa, confesaba en un artículo titulado «Más información, menos conocimiento», que se «había quedado fascinado, asustado y entristecido», tras la lectura de «Superficiales».

Ser digital

SER DIGITAL. Hacia una relación consciente con la tecnología. Manuel Ruiz del Corral. Editorial Kolima. 2017

 

Manuel Ruiz del Corral es tecnólogo y humanista. Es el enfoque humanista lo que confiere al texto su novedad.


La capacidad de anteponer un qué y un para qué en nuestra relación con la tecnología nos permitirá ser más dueños de nuestro tiempo y nuestra atención, dando el espacio necesario a nuestras mentes para desplegar el resto de nuestras capacidades.

MANUEL RUIZ DEL CORRAL 


Ser Digital se estructura en cuatro capítulos. En los dos primeros se esboza como la tecnología está cambiando nuestras mentes y nuestra capacidad de prestar atención. Esta penetración de las tecnologías en nuestras vidas, el autor la denomina con acierto, «revolución silenciosa».

Los capítulos tercero y cuarto son los más interesantes del libro. En el tercero se describen los hábitos de las personas desde una perspectiva psicológica social y de marketing.

El cuarto capítulo es el más práctico. Está dedicado a facilitar al lector criterios para una relación más sana con la tecnología.

Un libro donde se explora la relación entre tecnología y pensamiento crítico, ampliado a las relaciones interpersonales. Un texto, en definitiva, muy emocional, escrito con sencillez.

Mindfulness digital

MINDFULNESS DIGITAL. Cómo aportar equilibrio a nuestras vidas digitales. David M. Levy, Plataforma Editorial, 2016

 

David M. Levy lleva cincuenta años dedicado al mundo digital y a la industria tecnológica, como informático que es. David M. Levy  organizó , en 2006, un curso en la Escuela de Información de la Universidad de Washington, donde explorar la armonización del exceso de información y la fragmentación de la atención.


Necesitamos emplear las nuevas tecnologías de maneras saludables y eficaces. La clave radica en la educación y el entrenamiento. Necesitamos crear el espacio y el tiempo para observar y reflexionar sobre nuestra forma de utilizar las herramientas digitales y sobre los efectos que están provocando en nosotros.

DAVID M. LEVY 


Mindfulness Digital es el resultado de aquellos cursos. Por ello este es un texto, además de muy personal, muy práctico. De los diez capítulos de que consta, la mitad (del cuarto al octavo, ambos inclusive) están dedicados a ofrecer entrenamiento para mejorar la atención, a la vez que exploran el modo de alcanzar la destreza digital como una mera cuestión técnica.

La estructura de estos capítulos mencionados es similar. Comienzan con los testimonios que los alumnos del curso le facilitaban en clase, seguido de una serie de ejercicios y tareas creados para cada ocasión, y un análisis de las respuestas de sus alumnos. La aportación de estudios científicos y las reflexiones finales de David M. Levy cierran los referidos capítulo de este libro.

 

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Tecnología, vida cotidiana y presencia

 

Tecnología, vida cotidiana y presencia forman un triángulo de difícil equilibrio. De cómo conseguir este equilibrio habla la psicóloga Amy Cuddy en El poder de la presencia.

Si bien es cierto que este libro es un documentado estudio general sobre la presencia, nos detendremos en un aspecto fundamental y concreto de nuestra vida cotidiana: cómo afecta la tecnología a nuestra presencia.

Tecnología y la «iPostura»

 

¿Cuántas veces ante una entrevista de trabajo o en la sala de espera para entrar a una reunión nos encorvamos mirando nuestro dispositivo móvil? Incluso, mientras esperamos a que llegue esa persona que nos gusta. O a ese amigo, o amiga, que hace tiempo que no vemos.

Y lo que es peor, cuando estamos ya en una reunión o un encuentro. La tecnología no nos ayuda a estar presentes. Al contrario.

La clave está por tanto en la presencia. Y eso depende de nosotros. La psicóloga de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, Amy Cuddy, ha dedicado toda su carrera profesional a estudiar la presencia.


La presencia es el estado de ser conscientes de nuestros verdaderos pensamientos, sentimientos, valores y potencial, y ser capaces de expresarlos sintiéndonos a gusto. Cuando nos sentimos presentes, nuestras palabras, expresiones faciales, posturas y movimientos están en armonía. Se sincronizan y centran.

AMY CUDDY


El triángulo tecnología, vida cotidiana y presencia ha sido investigado por esta psicóloga que se dio a conocer a través de una charla TED en 2012, la segunda más vista de todas las charlas TED. Este éxito la llevó a publicar El poder de la presencia. De este libro ya he hablado en una entrada anterior.

Los estudios que Amy Cuddy ha realizado confirman que cuanto más tiempo pasamos en posturas encogidas e introvertidas, más sin poder nos sentimos. O sea, menos presentes estamos. Amy Cuddy llama a esta situación la «iPostura».

tecnologia, vida cotidiana y presencia, antigua central telefónica

Cómo equilibrar el triángulo tecnología, vida cotidiana y presencia

 

¿Cuántas veces hablamos por teléfono mientras consultamos el ordenador? Y puede darse el caso, que esa consulta sea muy importante para captar o un cliente. O para no perderlo.

Cuanto más pequeños son los dispositivos (teléfonos, tabletas, ordenadores), incluso durante cortos espacios de tiempo, más contraemos el cuerpo para usarlos. Ese encorvamiento puede reducir nuestra asertividad y minar nuestra productividad y eficiencia. Amén de los dolores de cuello o espalda que pueda ocasionarnos.

Amy Cuddy no considera por eso conveniente que, mientras esperamos para entrar en una reunión, estemos consultando el teléfono móvil. Recomienda, en cambio, abandonar el dispositivo y adoptar posturas de poder en los lavabos, en el hueco de la escalera o en un rincón, para «estirarnos», para «ponernos derechos».

En definitiva, adoptar posturas poderosas. Si no fuera posible disponer de esos momentos de intimidad, la sugerencia que hace Cuddy es cerrar los ojos e imaginar esas posturas.

Tu cuerpo está en tu cabeza.

AMY CUDDY

Este libro de Amy Cuddy viene a dar la razón a nuestras madres y a nuestras abuelas cuando nos decían que camináramos erguidos, que no nos encorváramos. Y eso que muchas de ellas no nos habían visto interactuar con los actuales dispositivos móviles. Caminar erguidos, estar derechos, nos da poder.  Por eso, este consejo de Amy Cuddy.


Céntrate menos en la impresión que das y más en la impresión que te llevas de ti.

AMY CUDDY


Lo segundo condiciona lo primero. No al revés.

 

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Descarga en  la Reseña de El poder de la presencia, que publiqué en la revista Registradores.

 


Foto: Paco Peláez

Leer es vivir. Qué leer y cómo leer es cosa tuya

Leer es vivir. Leer  nos diferencia del resto de seres. Nos hace libres y humanos. Leer es volar sin temor a que nuestra alas se derritan. Qué leer y el formato (el libro tradicional o el digital) es ya una cuestión que depende de ti.

¿El fin del libro como lo conocemos?

 

La primera reseña bibliográfica que redacté, fue la biografía de Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson. Utilicé la versión digital del texto. Trabajar con este formato me permitió pasar páginas con el dedo dedo, acceder a páginas previamente marcadas, encontrar textos subrayados, resaltadas por colores, o encontrar palabras claves utilizando la herramienta «buscar». Excepto esta última función, lo demás podía haberlo hecho en el formato tradicional,  con quinientos años de vida.

Después de realizar muchas reseñas más, reconozco que utilizar las versiones versiones digitales me facilita muchísimo el trabajo. ¿Supone esta afirmación que estoy defendiendo los formatos digitales frente al libro tradicional? Simplemente, no.

Aún a riesgo de parecer un sofista, defender la continuidad del libro tradicional frente a los nuevos formatos digitales, me parece más la expresión de mi ardoroso deseo romántico que una cuestión práctica. Si defiendo el libro tradicional frente a los digitales, tendría que defender igualmente el correo postal, la máquina de escribir, y los teléfonos de bakelita frente a los nuevos teléfonos inteligentes. No.

Un teléfono de bakelita. Así era el primer teléfono que tengo en mi memoria. Estaba en el despacho de mi abuelo. El número era de tres dígitos. Recuerdo que pesaba mucho y que tenía un tacto muy suave. Los más jóvenes solo han visto este teléfono en las películas… Películas en blanco y negro, claro.

 

Elegir un formato de lectura u otro hoy, me remite a aquella pregunta que solían hacernos nuestras abuelas: ¿a quién quieres más, a mamá o a papá? Estimo que, como lector, plantear la discusión libro tradicional o libro electrónico es tan estéril — en este momento— como tener que elegir entre papá y mamá. ¿Por qué elegir cómo leer? ¿Por qué elegir entre un formato u otro?

¿Estanterías virtuales o estanterías físicas?

 

Los libros que conocemos hoy son los que se vienen editando desde la invención de la imprenta. Pero  también libros en formato digital. A la velocidad a la que se producen los cambios tecnológicos y las modificaciones de nuestros hábitos, hasta este libro electrónico, puede quedarse anticuado en pocos años. Es un hecho que, por ejemplo, el audio libro gana cada día más adeptos.

¿Quién pensaba hace diez años en que estaríamos literalmente pegados a un teléfono inteligente? En el último estudio de IAB Spain, publicado el 30 de septiembre de 2014, se afirma que:

El teléfono móvil es ya el principal dispositivo de acceso a internet (85% a diario) en detrimento del PC (67%) o la tablet (45%)

 

Una de mis aficiones es recorrer librerías de lance, sintiendo el olor acre y el tacto de los libros añejos. Me gusta perderme entre abarrotados anaqueles, mientras mi corazón se acelera ante la posibilidad de encontrar un tesoro, largamente buscado.

No puedo sustraerme tampoco a ciertos libros publicados por pequeñas editoriales. Publican verdaderas exquisiteces, con un tacto en sus portadas casi sensual,  bellísimos cuerpos de letra e ilustraciones evocadoras.

En mi biblioteca particular conservo, entre otras herencias paternas, una hermosa edición de El criterio de Jaime Balmes que tiene más de cien años. La química del papel y de las tintas, amarillean sus páginas, amenazando la vida de este ejemplar que reposa en una estantería de madera. En mi estantería virtual, tengo otra joya: la primera edición de la Constitución de 1812, perfectamente digitalizada.

leer es vivir-muchacho leyendo

Leer, ¿en qué formato?

 

Soy socio de las Bibliotecas Públicas de Madrid. Me prestan libros que toco con mis manos. Dispongo desde noviembre de 2014, además, de la aplicación eBiblio de la Comunidad de Madrid, que me permite leer libros en mi tableta. Ahora estoy leyendo en esta aplicación, Atrapados, cómo las máquinas se apoderan de nuestras vidas, de Nicolas Carr.

Aunque, en mi opinión, le sobran páginas, me permito recomendar la lectura de este libro. Y el anterior de este autor, Superficiales, qué está haciendo Internet con nuestras mentes. También le sobran páginas. Carr defiende ideas que le han valido el calificativo de “tecno-escéptico”,  y generado no pocas polémicas.

Dos opiniones como botón de nuestra.  La de Enrique Dans, aparece en una entrada de su blog, titulada No, Nick, no hemos llegado aún. Y la del premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, ,expuesta en el  artículo  Más información, menos conocimiento, publicado en el  diario El País.

En síntesis, Enrique Dans dice de Carr que «impide la evolución», mientras que Vargas Llosa afirma que, «cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos nosotros.» Una en las antípodas de la otra. Dos maneras de entender una misma cosa.

Elegir es renunciar. ¿Por qué no disfrutar de las ventajas y emociones que ofrece un formato y otro? Por eso tomo el camino de en medio: leo en ambos formatos. Al menos, mientras pueda hacerlo.  Porque leer es, para mí, lo único importante. Porque  leer es vivir.

 

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