Las 7 haches para que tus historias dejen huella

¿Cómo puedes conseguir llegar a quien te escucha y dejar tu huella?

¿Qué puedes hacer para captar la atención de tu audiencia diferenciándote de los demás? ¿Cómo puedes hacer que tu mensaje sea memorable?

¿Cómo puedes explicar a un cliente quien eres y lo que haces, elevándote por encima de tu competencia?

Si quieres impactar, si quieres captar la atención, si algo complicado quieres explicarlo con sencillez… ¡Cuenta una historia!

El primer paso

En primer lugar, tienes que quitarte de la cabeza una idea:

No sé  contar historias

Además, si te paras un momento, te darás cuenta de que estás todo el día dialogando contigo. Todo el día contándote historias. Una veces eres el protagonista, otras la víctima. Eres capaz, sin embargo, de contar las historias de otros. De tu pareja, de tus amigos, de tu compañeras de trabajo.

¿Sigues pensando que no eres un capaz de contar historias?

En una nota anterior, definí el Storytelling como el arte de historiar: componer, contar o escribir historias. Exponer las vicisitudes de alguien o algo. Contar la historia [evolución o sucesión de los acontecimientos pasados] de algo.

Y una historia, ¿qué es?

Concibo una historia como el relato corto de una transformación con unidad en sí mismo, que responde al esquema: principio, medio y final. Es un esquema tan clásico que ya lo definió Aristóteles en su Retórica. En el colegio nos lo explicarían como planteamiento, nudo y desenlace.

Una transformación, sí. Porque el mundo del protagonista  ya no será el mismo desde entonces. La transformación viene tras la resolución de un conflicto. Y sin conflicto no hay historia. El conflicto es, en consecuencia, el momento en el que el protagonista ha de tomar una decisión.

Convertir una historia en inolvidable

Las historias son puentes entre corazones. Porque hay cosas que solo pueden ser entendidas desde el corazón. Lo realmente interesante de una historia bien construida y bien contada, es que cuando quien la ha escuchado quiera compartir el mensaje que tú le has trasmitido con tu relato, tendrá que contar a su vez esa historia.

El storytelling es comunicación emocional. No se trata, sin embargo, de emocionar por emocionar. Se trata de trasmitir tus emociones para que la otra persona las sienta en la manera en que su concepción del mundo se las haga brotar.

Relatar una historia para captar la atención de un cliente, de la persona que quieres conquistar o de la audiencia a la que te diriges en una ponencia. Estos son los elementos que ha de contener para hacerla inolvidable:

Historia =

Los Hechos + El Héroe + El Hábitat +

+ Un Hito +

Humildad + con Humor + Honestidad ≠ 7 H =

= Huellan

 

Las 7 haches que dejan huella

Esta suma es, en consecuencia, como un guiso. Y dependiendo de lo que pongas de cada una e las haches; o sea, de cada ingrediente, así será la huella que dejes en quien te está escuchando.

Como resultado, y cómo diríamos en clase de matemáticas, “n” ha de tender a infinito.

1. Los Hechos son la narración de lo que pasó.

2. El Héroe es el protagonista de la historia.

3. El Habitat

Es el entorno. El contexto. Es como pintar un cuadro. La escena donde ocurren los hechos. El lugar. Es el momento de colocar los detalles. Los detalles dan credibilidad a la historia. Olores, sabores, sonidos. Evocan emociones. Usa un lenguaje emocional para llegar a tu audiencia. Esta parte es especialmente relevante, porque es la que va a situar al oyente. No olvides que pensamos en imágenes.

4. El Hito es el momento del conflicto.

Una de las acepciones que el DRAE da para la palabra «hito», es «persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto». Es esta línea línea donde planteo esta cuarta hache: un punto de giro.

Sin un conflicto no hay historia. El conflicto es el momento en el que el personaje se enfrenta a un dilema y tiene que decidir. El Hito es el momento en el que todo cambió. El protagonista ya no será desde entonces la misma persona.

5. Hay que tener Humildad tanto para contar un éxito como para reconocer un fracaso.

Las historias de fracasos son muchas veces más aleccionadoras que las que cuentan los éxitos obtenidos.

6. El Humor es un arma infalible para llegar a audiencia.

El humor hace que las historias sean virales y vayan de boca a oreja. El humor no es contar un chiste. Contar con humor la historia de un fracaso rebaja la tensión y la hace más fácilmente asimilable. Pero hemos de estar seguros de que ese humor va a funcionar. Porque no todos los públicos aceptan las mismas cosas. El Humor es una cosa y ser histriónico otra bien diferente. Aunque también comience por hache.

7. la Honestidad ha de presidir cada una de las historias que contemos.

Si la audiencia detecta que la historia es inventada y se cuenta como real, perdemos lo fundamental: la confianza. En consecuencia,  se habrá roto el vínculo.

Reglas mnemotécnicas

Habrá quien piense que estas «h» están un poco rebuscadas. Quizás. Pero creo que el uso de reglas mnemotécnicas es muy importante para recordar las cosas. Son una indudable ayuda para la memoria.

Tony Buzán, el creador de los Mapas Mentales decía que, en su época de estudiante, le costaba recordar. Por eso estudió el arte griego de la oratoria.

Me quedé fascinado por sus técnicas para potenciar la memoria y recordar miles de acontecimientos y palabras. El sistema nemotécnico de los griegos se basaba en desarrollar Imaginación y Asociación. Tony Buzán

Este, y no otro, es él ánimo que me ha movido a escribir esta nota.

 

 

Storytelling: libertad y ética

El Storytelling corporativo, o sea, la narración que una empresa hace de sí misma, ha de asentarse sobre dos pilares básicos: libertad y ética. Ambas son generadoras de confianza entre sus trabajadores, en sus clientes y en los mercados en los que actúa.

Por lo comentado, «el escándalo Gowex» me ha producido un hondo pesar. Por tres motivos:

  • La angustia que sienten los trabajadores de la Compañía y los pequeños inversores que habían depositado su confianza en ella.
  • El daño moral que ha ocasionado Jenaro García, su Presidente, traicionando un valor nuclear en la vida de las personas y las empresas: la ética.
  • La urdimbre de un relato falso, que no hacen sino dar pie a los detractores del storytelling.

Confianza y ética

Confianza y ética, son dos valores fundamentales en cualquier relación. Y en este escándalo, han sido dinamitadas varias relaciones:

  • Las de la empresa con sus trabajadores,
  • Las de la empresa con sus inversores,
  • Las de la Compañía con el mercado,
  • Las de Gowex con la sociedad.

Fue la confianza que la historia que Jenaro García contaba, la que condujo a que los inversores se volcaran en su empresa y que cientos de jóvenes quisieran trabajar con él. Pienso en las historias de todos y cada uno de estos trabajadores. No conozco sus caras ni sus nombres, pero esta tragedia tiene el rostro de cada uno de ellos. Cada uno de esos rostros es la imagen de Gowex, no la de Jenaro García.

La verdad burlada

Esta es la tercera  razón para mi pesar. Como firme defensor del valor del storytelling en las relaciones humanas y como firme creyente en el valor que las historias tienen en la comunicación entre personas, me siento decepcionado por el relato urdido por Jenaro García.  Lo contó al recibir el Premio de Ética en el Marketing. Se puede resumir en una sola frase: “Las empresas han de trasladar valores a la sociedad.”  Una verdad que en su boca es una burla. (Ya le han sido retirado el Premio de Ética en el Marketing, así como el que le había concedido el ICEX, entregado por el mismísimo Presidente del Gobierno.)

Esta manera de proceder viene a dar la razón a Christian Salmon, autor del libro Storytelling. El arte de construir historias y formatear las mentes, cuya tesis fundamental es para este escritor francés, la creación de un relato empresarial ficticio que sustituye a la realidad Y me duele darle la razón a este escritor francés, aunque no esté en absoluto de acuerdo con las tesis que mantiene en el libro y que figuran en el controvertido título de su ensayo. Pero reconozco que Jenaro García se lo ha puesto en bandeja. García construyó una historia falsa para formatear las mentes de sus trabajadores, de sus inversores, del mercado y de la sociedad a la que decía servir.

Al recoger el citado Premio, Jenaro García se despojó de su americana, para mostrar una camiseta con un pulgar levantado, inspirado en el logotipo de las míticas motos de carreras Bultaco. El dedo pulgar hacia arriba, le infundía fuerzas– decía– para levantarse cada vez que cayera. El pulgar hacia arriba ha de ser el gesto que inspire a trabajadores e inversores de Gowex. Han de recuperarse primero de la sorpresa, para encarar el futuro después. No es fácil. Lo sé.

 

Pulgar levantado

Como coach y como profesional, recojo el guante: levanto mi dedo; el dedo de Bultaco, no el de García:

  • Una historia inventada por un hombre no significa que el resto de la humanidad falsee sus historias.
  • Mantengo el dedo levantado, como firme defensor de valores como ética y confianza, sin los que el mundo se iría al garete.
  • Como profesional del storytelling, elevo mi dedo para defender el storytelling, hoy con más ardor, si cabe.

El storytelling es como un cuchillo: puedes utilizarlo para cortar el pan o para amenazar. La libertad individual elige cómo utilizarlo.

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El Storytelling es el arte de historiar. La definición

Mi propuesta de definición para storytelling es muy clara:

El storytelling es el arte de historiar. O, más simplemente, el storytelling es historiar.

Cualquier otra definición es reducir sus posibilidades y no entender— en mi opinión— su contenido más profundo. Esta nota es la explicación del porqué de esta definición.

Pero antes una aclaración. Para su enriquecimiento, este artículo está siempre abierto a nuevas aportaciones.

Viñeta de Mingote para Metro de Madrid. Foto tomada en la estación de Metro Rubén Darío.

Los humanos somos contadores de historias

 

Contar historias es tan antiguo como la humanidad misma. El concepto evoca los más antiguos tiempos en los que, alrededor de la hoguera, se compartían hazañas de caza o las experiencias vividas. Era el nacimiento de la tradición oral. Los cuentacuentos o las madres o abuelos que cuentan historias (leídas o inventadas) a sus hijos y nietos, no son otra cosa que el continuo revivir de aquella ancestral tradición oral. «Sin lenguaje no hay historia», dice Juan Luis Arsuaga, antropólogo y biólogo evolutivo.

Quizás exista una prueba palpable de que el storytelling ha estado presente desde el nacimiento de los tiempos, es el descubrimiento de unas pinturas rupestres —una pintura figurativa— con casi 44.000 años de antigüedad, que los expertos creen que puede ser «la primera narración conocida». La escena muestra ocho figuras humanas,  cazando jabalíes y bóvidos enanos.

Juan Luis Arsuaga, sin embargo, estima que las pinturas rupestres no son algo «narrativo o escenográfico. El arte es simbólico, eso siempre, pero no necesariamente narrativo».

Storytelling, una tendencia

 

El storytelling se ha descubierto como una una poderosa herramienta de comunicación. Cómo tal  se empezó a utilizar en la comunicación de diferentes candidatos a la presidencia de Estados Unidos, en los años 80- 90 del siglo pasado. El caso más carismático sería el del presidente Barack Obama, quien puso en el mapa de la comunicación el término.

DESDE ESTADOS UNIDOS, EL STORYTELLING VOLÓ HASTA EUROPA

 

Fue tal vez este aterrizaje europeo del storytelling  lo que motivó que el escritor francés Christian Salmon publicara, en 2007, un furibundo ( y partidista) alegato contra el storytelling político y de marca. Su título lo dice todo: Storytelling: la máquina de fabricar historias y formatear las mentes. En 2008, la editorial Península lo publicó en España. Ver comentario al final de este texto, que hizo el propio Salmón.

Además de en comunicación política, el storytelling se ha utilizado (y se utiliza) en marketing, publicidad y comunicación de marca. Pero de ahí a decir que el storytelling sirve «para vender más», media un abismo, cuando no es una afirmación simplista. Como si el storytelling fuera el bálsamo de Fierabrás, la poción mágica que todo lo cura y con el que Don Quijote sanó sus heridas después de ser apaleado.

El uso del storytelling se ha extendido también a la comunicación interna y externa de las organizaciones, al management, y se ha ampliado al mundo de las presentaciones y la formación.

Mientras que su uso en política ha sido (y lo sigue siendo) muy discutido, en marketing y publicidad, la utilización del storytelling tiene escasos detractores.

Raras son las previsiones que hacen las agencias de publicidad, año a año, sobre tendencias de comunicación que no contemplen el storytelling como tendencia para el año siguiente. El concepto ha ido matizándose. Las agencias hablan, por ejemplo,  de storydoing ( a partir del  storytelling, generar experiencias de la marca para conectar) o de Storytelling Transmedia (el uso de diferentes plataformas digitales para contar una historia). En este segundo caso, suele hacerse hincapié en el uso de diversos canales, descuidando en muchos casos lo nuclear: la historia.

ESTO ME LLEVA A CUATRO REFLEXIONES

 

      1. ¿Cómo puede morir (o dejar de ser tendencia) el storytelling, si los seres humanos usamos las historias para explicar el mundo desde que vivíamos en las cavernas?
      2. El cerebro humano tiene estructura narrativa. A nuestro cerebro le encantan las historias.
      3. No hay buena comunicación si no hay una buena historia que contar. Y da igual que la contemos en vivo o en diferentes plataformas. Lo importante es la historia, no el canal por el que la contemos.
      4. Los seres humanos somos insaciables consumidores de significado. Las historias son una inagotable fuente de significado.

el storytelling es el arte de historiar, una tele con muchos personajes, muchas historias

El storytelling, una actitud de comunicación

 

Lo que está claro es que no ha desaparecido — y no dejará de existir mientras la Humanidad sobreviva—  es el afán ( y la necesidad)  de los humanos por contar historias. Y de escucharlas.

Las historias tienen que ver con nuestro interés por las vidas ajenas. «Somos cotillas por naturaleza. Eso está en nuestra mente social»,considera Juan Luis Arsuaga.

La cuestión está en qué a las pinturas rupestres o a las conversaciones en torno al fuego no se le daba el nombre de storytelling. En consecuencia, hay quienes piensan que el storytelling es algo de estos tiempos que vivimos. Lo que sí es de nuestros tiempos es el uso del storytelling como herramienta de comunicación, tanto en comunicación política como en marketing y comunicación de marca.

Considero que el storytelling ha de ser, por todo esto, una actitud de nuestra comunicación. Es decir, una forma de actuar, para finalmente convertirlo en conducta: un rasgo fundamental en nuestra comunicación.

¿Qué es el Storytelling? Mi propuesta de definición

 

El término storytelling suele traducirse al castellano, literalmente del inglés,  como «contar historias». Así lo encuentras en cientos de entradas en otros tantos blogs.

SE ME QUEDA CORTA ESTA DEFINICIÓN

 

«Contar historias» sería una correcta translación al castellano. A esta traducción se le añade la expresión «el arte de», con el ánimo de hacerlo —quizás— más sonoro y conferirle así un mayor valor.

Tal como el storytelling se usa y yo lo concibo, debe aludir no solo a contar una historia, sino también a crearla y escribirla, para finalmente, comunicarla.

Contar una historia es solo el acto final de un proceso, a veces,  complejo.

 

Movido por el afán de encontrar un término que recogiera en castellano todos los aspectos arriba comentados, acudí al Diccionario de la RAE. Encontré el verbo historiar, así definido:

    1. Componer, contar o escribir historias.
    2. Exponer las vicisitudes por las que ha pasado alguien o algo.

Para asegurarme aún más, me dirigí a la Fundéu  (Fundación del Español Urgente), para preguntar si el verbo historiar podía ser correcto para definir storytelling.

Traslado aquí íntegramente la respuesta recibida:

«Según la definición del DRAE, bien podría hablarse del  arte de historiar. No obstante, el uso ha impuesto otro sentido de historiar (‘contar la historia [evolución o sucesión de los acontecimientos pasados] de algo’), de modo que, sin ser incorrecto, podría resultar ambiguo».

De esta respuesta de la Fundéu me centro en Dos palabras: «ambiguo» y «uso».

 

A. ) AMBIGUO

Si es ambiguo utilizar el verbo historiar,  no es menos ambiguo hablar solamente del «arte de contar historias», para definir el concepto storytelling. La ambigüedad a la que alude la Fundéu, define, no obstante, lo que hago en mi trabajo. Ayudo a personas para que buceen en la evolución o sucesión de sus acontecimientos pasados. Así construyen su propia  historia. O la historia de su negocio. O de su producto.

¿Qué otra es un anuncio publicitario, sino contar la historia de algo o de alguien? ¿Qué es una novela? ¿Y una película? ¿No es igualmente válido para la trayectoria de una empresa?

B. ) USO

El camino estaba marcado. Fui por eso al Diccionario de uso del español de  María Moliner. Esta filóloga y lexicógrafa quería con esta inmensa obra, «guiar en el uso del español, en primer lugar, trayendo a la mano del usuario todos los recursos, para expresar una idea con la máxima precisión o para realizar verbalmente cualquier acto expresivo. Y en segundo lugar resolver dudas acerca de la legitimidad o ilegitimidad de una expresión.»

María Moliner define así el verbo historiar:

Narrar un suceso ordenadamente con sus antecedentes y vicisitudes. Contar, componer o escribir historias.

Y para historia, María Moliner da la siguiente definición:

A veces se aplica este nombre a ciertas narraciones inventadas, pero apoyadas en la realidad (acepción 4ª). Hacer historia de ciertas cosas: Narrar algo ordenada y minuciosamente.

María Moliner también hace constar que la palabra «suceso», es el complemento directo del verbo historiar. Y el complemento directo es el  complemento verbal de un verbo transitivo que expresa la cosa o persona que recibe la acción verbal. O sea, el peso del verbo recae en «suceso», en lo que ha ocurrido.

Tal como puede apreciarse, las definiciones del DRAE y el de María Moliner coinciden. La filóloga introduce , sin embargo, un adverbio muy importante: «ordenadamente».

el storytelling es el arte de historiar, pluma estilográfica

 

El storytelling es el arte de historiar

 

En consecuencia, mi propuesta de definición de storytelling es esta:


El storytelling es el arte de historiar. Componer, contar o escribir historias. Exponer ordenadamente las vicisitudes por las que ha pasado alguien o algo.


Son estos acontecimientos los que configuran nuestro presente. Le dan sentido. Las experiencias vividas son el principal activo del que disponemos como personas. Nos hace únicos. Define nuestra Marca Personal. Esta historia es lo que da sentido a nuestras vidas. Igualmente, podemos hacer ampliable este concepto a una organización.

Heródoto, ver y conocer: historíe

 

El profesor de Filología Clásica en la Universidad Complutense y escritor, David Hernández de la Fuente, afirma en su libro El hilo de oro (Ariel, 2021) que «historiar es verbo clave tanto al contar historias evocadas como al narrar la historia sobre fuentes testimoniales en cualquier investigación sobre el pasado colectivo o personal». En castellano, historia tiene un uso ambivalente, es decir, no diferencia, como hace el inglés, entre las dos direcciones que ha tomado esta palabra: history y story.

Dice también el profesor Hernández de la Fuente, que la palabra griega historíe fue acuñada en su sentido moderno por Heródoto. La palabra tiene raíces indoeuropea y está relacionada con el «ver» y el «conocer». «O mejor dicho —afirma este profesor—, con el conocer por haber visto».

Filológica e historiográficamente, pues, la palabra historiar tiene todo el sentido.

STORYTELLING ES HISTORIAR

 

Mi propuesta es, por todo lo argumentado anteriormente, utilizar el término historiar, para comprender la verdadera dimensión de lo que el Storytelling esconde.

 

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