Coach, palabra incluida en el Diccionario de la RAE

La palabra coach está ya en el diccionario. Ha sido incorporada por la Real Academia Española en la 23ª edición del Diccionario, publicada el 16 de octubre de 2014.

Sin embargo, la palabra hay que seguir escribiéndola en cursiva, puesto que el diccionario dice que coach es «voz inglesa». Curiosamente, la etimología de coach es la misma que para el término «coche».

Mi propósito al escribir esta entrada (de una serie de tres), es ayudar a clarificar lo que es y lo que significa ser coach, así como los diferentes estilos y escuelas de coaching.

La definición de coach

coach. 1. Persona que asesora a otra para impulsar su desarrollo profesional y personal. 2. Entrenador.

Diccionario RAE, 23ª edición.

Esta definición ha sido modificada (muy atinadamente) respecto a la que se leía en el Diccionario Panhispánico de Dudas. Allí se decía que «coach es voz inglesa que significa persona que prepara o adiestra a otra en algo, especialmente en la práctica del deporte».

Se añadía que su uso era innecesario en español, por existir términos como entrenador y preparador, de sentido equivalente. Cierto que es voz inglesa, que se deriva a su vez de la húngara «kosci»tal como se explica en la entrada que sigue a ésta.

Solamente puede sentirme satisfecho y agradecido a la RAE, y celebrar la decisión. Pero me permito hacer una sugerencia para que pudiera ser contemplada por la RAE en posteriores revisiones del Diccionario,

Mi sugerencia: sustituir el término  «asesora» por «acompaña».

Asesorar es aconsejar. Los coaches no aconsejan (salvo excepciones que se explican en la tercera entrada). Los coaches preguntan. A través de la pregunta, se busca que la persona acompañada encuentre sus propias respuestas.

No estoy en la línea de incorporar voces fagocitadas de otros idiomas, salvo que sea estrictamente necesario. En la mayoría de los casos, nuestro idioma dispone ya de esos términos. Y es, además, mucho más rico que el inglés. Ante este idioma bajamos los brazos, cuando no los pantalones, e incorporamos palabras y expresiones sin medida alguna.

Yo que soy un defensor a ultranza del español, me dedico a una profesión que hasta ahora no tenía una palabra exacta que la definiera en mi idioma. O sea, si no quieres caldo, toma tres tazas.

Entrenadores

Unos días antes de la presentación en sociedad de la 23ª edición del Diccionario, Alex Grijelmo, decía en un magnífico artículo y de acertado título, El anglicismo depredador, publicado en El País,

En los espacios sobre talentos musicales nos presentan a un coach, voz que se propaga en detrimento de ‘preparador’, ‘adiestrador’, ‘profesor’, ‘supervisor’ ‘entrenador’, ‘tutor’, ‘instructor’, ‘asesor’, ‘formador’.

ÁLEX GRIJELMO

Grijelmo es para mí uno de los periodistas que mejor utiliza el español y uno de sus más ardorosos defensores. Me alineo con él en esa defensa. Además, algunos de sus libros forman parte de mi biblioteca personal como fuente de inspiración y consulta.

Yo soy coach. Sin embargo, ninguna de las palabras alternativas que sugiere Alex Grijelmo en su mencionado artículo definen con exactitud el trabajo de un coach Y, a la vez, lo pueden definir (casi) todas.

Coaches que no lo son

El enorme poder de la televisión ha puesto en el mapa la figura del coach. No solo en programas de talentos musicales, como explicaba Grijelmo. También en otros que hacen espectáculo de las carencias de un restaurante o de las habilidades culinarias de los concursantes.

Términos como adiestrador, tutor, instructor o asesor son de correcta aplicación para estos expertos que evalúan y dirigen a los concursantes.

    • Un coach nunca dirige. (Solo lo hacen algunos coaches norteamericanos).
    • Nunca un coach dice lo que tiene que hacer su cliente. (Solo lo hacen algunos coaches norteamericanos).
    • Un coach no aconseja ni guía. (Solo lo hacen algunos coaches norteamericanos).

Que yo sepa, ninguno de los cocineros o cantantes es coach. Como tampoco lo son muchas personas que se definen como tales, solo por haber hecho un curso de fin de semana. De estos cursos los hay a cientos en la red.

palabra-coach-diccionario

Igualmente, en nuestro imaginario colectivo está instalada la imagen mitificada por el cine del entrenador americano de béisbol, de baloncesto o de fútbol americano. Un personaje, en muchas ocasiones, gritón, duro y malhumorado, que gusta de emplear métodos más que discutibles para motivar y conseguir los objetivos de sus jugadores. Nada más lejos de esta imagen, la realidad de lo que es un coach.

Un ejemplo paradigmático de lo antes dicho, es la película de Oliver Stone, Un domingo cualquiera (1999).

Entrenadores y tarjetas de visita

¿Qué pongo en mi tarjeta de visita profesional? ¿Profesor? ¿Entrenador? ¿Formador? ¿Asesor?

Si pusiera profesor o entrenador:

    • Las asociaciones profesionales podrían demandarme por no ser ni entrenador, ni profesor, aunque entrene y, en ocasiones, pueda ejercer como formador.
    • Tendría que explicar a mi cliente que no soy entrenador de fútbol ni de gimnasia rítmica, y que tampoco soy profesor de ciencias.

Algo parecido podría decirse de algunas de las otros términos propuestos: asesor, tutor, etc. Un tutor se acerca más a un mentor, y un asesor más a un consultor. Etcétera.

La profesión de coach es muy joven todavía. Apenas ha cumplido la treintena. Si alguien me pregunta a qué me dedico y le contesto que soy coach, obtengo dos tipos de respuestas.


Una de ellas suele ser:

Ah, una profesión muy de moda

La otra es:

¿Qué es eso?


Hace falta pedagogía y responsabilidad

No es infrecuente que muchos de los más reputados periodistas, comunicadores y creadores de opinión—por otro lado, asiduos participantes en tertulias radiofónicas y televisivas—,  no sepan explicar con exactitud lo que es un coach y qué es lo que hacemos.

El aforismo «Nosce te ipsum» (Conócete a ti mismo), estaba escrito en el templo de Apolo en Delfos. Los romanos tomaron para sí el aforismo. Un coach te puede ayudar a conocerte.

Echo de menos, por un lado,  que las asociaciones profesionales nacionales (En España, ASESCO) e internacionales (ICF) hagan escuchar su voz, para explicar a los medios de comunicación primero, y que sean estos quienes, posteriormente, transmitan al resto de la sociedad en qué consiste nuestro trabajo.

Echo de menos, igualmente, la necesaria claridad por parte de nosotros los profesionales  del coaching para explicar con claridad  los estudios que hemos realizado y los conocimientos que nos permiten desempeñar nuestra labor con garantías. No contribuye a clarificar el panorama la legión de intrusos que se autodenominan coaches, tras haber asistido un fin de semana a un curso de desarrollo personal, o porque queda muy bien presentarse como tales.

Las palabras y su historia

En La seducción de las palabras (Punto de Lectura, 2000), Álex Grijelmo, refiriéndose al valor colectivo que una palabra posee, afirma:

Nunca sus definiciones (sus reducciones) llegarán a la precisión, puesto que por fuerza han de excluir la historia de cada vocablo y todas las voces que lo han extendido.

—ÁLEX  GRIJELMO

La historia de la palabra coach y su etimología nos pueden –quizás– ayudar a clarificar qué hacemos los que nos dedicamos a esta profesión y cómo trabajamos, y paliar la exclusión a la que se refiere Grijelmo.

Y a ello dedicaré las próximas entradas.

ARTÍCULOS DE LA SERIE

Segunda Entrada: El origen húngaro de la palabra coach
Tercera Entrada: La palabra coach fue el fruto de una oportunidad de mercado

ARTÍCULO RELACIONADO

Coaching, mirar la vida de manera diferente

 

 

 

Lo mejor es contar las historias que has vivido

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Mientras visitaba a los enfermos tras los atentados del 11-S en Nueva York, una enfermera le preguntó a Luis Rojas Marcos, cómo se sentía. Nadie le había hecho esa pregunta. Ni él mismo. En aquellos días, el psiquiatra español Rojas Marcos era el responsable de los hospitales públicos de Nueva York. Un compañero suyo, también psiquiatra, le dijo que lo mejor era contarlo:

La idea es contar.  Al narrar, vamos dándole un argumento a nuestra historia. Los sentimientos confusos se aclaran.– Luis Rojas Marcos

Esta es la confesión que Luis Rojas hizo a Risto Mejide en una entrevista emitida por la cadena Cuatro, en el mes de junio de 2014.

Este psiquiatra sevillano afincado en Nueva York desde hace cuarenta años, es coherente. En su libro La autoestima (Espasa Calpe, 2007) dice que la primera pregunta que le hace a sus pacientes tras conocer el motivo de su visita, es «háblame de ti».

No es necesario ir al psiquiatra para que alguien te haga esa misma pregunta. ¿Qué le cuentas? ¿Cómo comienzas tu relato? ¿A qué hechos das relevancia?

Y cuando cae el telón…¿Qué?

Los temas que nos resultan más relevantes y emotivos son aquellos que tratan sobre algún aspecto de nuestro «yo», sobre sucesos que nos afectan personalmente. Y para construir nuestro «yo», los seres humanos buscamos historias con las que identificarnos.

Por eso vamos al cine, leemos, navegamos por las redes y nos hacemos adictos a las series de televisión. Buscamos el significado de nuestra existencia, entendernos a nosotros mismos. Contar lo que nos preocupa, nos ayuda a saber que lugar ocupamos en el mundo.

El mayor miedo que nos atenaza a la hora de narrar lo que nos sucede es mostrarnos vulnerables. Pero, y aquí está la gran paradoja, en la vulnerabilidad está nuestra fuerza.

Lo que has vivido conforma tu presente. Y éste es la gran plataforma de lanzamiento para tu futuro.

Seguramente, más de una vez has dicho: “Eso es un asunto terminado, concluido”. Así es, está cerrado. Pero, ¿cayó el telón como tú querías?

La idea es que lo cuentes. Que cuentes tu historia

 

Te invito a que escribas tu biografía. Unos pocos folios, cuatro o cinco. ¿Cuántas historias vividas has cerrado en falso? ¿Cómo afectan a tu presente? ¿Cómo te impiden construir el futuro como tú deseas?

 

4 preguntas que pueden cambiar tu vida/ Byron Katie

El proceso conocido como El Trabajo, de Byron Katie, consiste es indagar en el pensamiento que está detrás del sufrimiento. Supone responder a cuatro preguntas que pueden cambiar tu vida.

Una mañana de febrero de 1986, una mujer se despertó en el suelo de un centro de rehabilitación para pacientes mentales, en una pequeña ciudad ubicada en el desierto del sur de California. Llevaba ya diez años inmersa en una fortísima depresión, que la conducía a estallidos de cólera. Dormía en el suelo. Se sentía insignificante para dormir en una cama:

Ya no existíaconfesaba.

Cuando una semana después regresó a su casa, era una mujer diferente. Se había cuestionado internamente. Había comprendido que todos sus viejos pensamientos eran falsos.

El sufrimiento es opcional.

—Byron Katie

Aquella mujer tenía entonces 43 años, se había casado dos veces y tenía tres hijos. Su nombre es Byron Katie, aunque todos la llaman Katie.

El Trabajo, un proceso de Byron Katie

Una de mis aficiones consiste en visitar librerías de segunda mano. Me siento como si estuviera explorando una isla. No es una isla solitaria, está llena de tesoros. Si emocionante es encontrarlos, no lo es menos el proceso de búsqueda, sin saber que voy a encontrar.

AMAR LO QUE ES. Cuatro preguntas que pueden cambiar tu vida. Byron Katie/ Stephen Mitchell. Ediciones Urano, 2002

 

No hace muchos días, descubrí uno de esos tesoros: Amar lo que es, un libro de sesiones de Byron Katie, recopiladas por el poeta y escritor norteamericano,  Stephen Mitchell. El título de este libro describe la experiencia de Katie: «amar lo que es se convierte en algo tan natural y tan sencillo como respirar».

Katie es la creadora de lo que se conoce como El Trabajo, un proceso que consiste en responder a cuatro preguntas sobre cualquier afirmación que hagamos, particularmente aquellas que nos producen estrés.

La realidad es siempre más amable que las historias que contamos sobre ella.

Byron Katie

La base, por tanto, de El Trabajo es indagar en el pensamiento que está tras del sufrimiento.

O bien te apegas a tus pensamientos, o bien indagas en ellos. No hay otra opción.

Byron Katie

Las preguntas indagatorias —a cuál más incómoda— son CUATRO:

      1. ¿Es eso verdad?
      2. ¿Tengo la certeza absoluta de que eso es verdad?
      3. ¿Cómo reacciono cuando tengo ese pensamiento?
      4. ¿Quién sería sin ese pensamiento?

Una vez respondidas juzgando a tu prójimo, hay que invertir las respuestas. Es decir, donde has colocado el nombre de la persona sobre la que estás hablando, pon el tuyo.

Los demás son tu imagen reflejada en un espejo: tu propio pensamiento que vuelve a ti.

Byron Katie

Este libro, que afortunadamente se ha reeditado (con una nueva portada), enseña a realizar El Trabajo por cuenta propia. Enseña a ser maestro y sanador al mismo tiempo. Libro sutil y profundo. Si no dispones del libro, las cuatro preguntas no pierden ni un ápice de su intensidad. Bastan por sí mismas para que te las hagas,siguiendo estas instrucciones.

Responder las preguntas con la sinceridad necesaria no es fácil. Y pueden desatar variadas emociones. Pero responderlas con honestidad pueden evitarnos mucho sufrimiento.

El Trabajo, estima Stephen Mitchell, guarda unas sorprendentes similitudes con el diálogo socrático, pero es de cosecha propia. «Se originó en la mente de una mujer que no tenía la menor intención de dar origen a nada.»

Amar lo que es, un libro verdaderamente conmovedor.