Decálogo de amor por tus historias

Eres el guionista de tus historias.

En primer lugar, tienen que nacer y crecer dentro de ti. Has de creer firmemente que tu visión del mundo sólo puede ser expresada por esa historia. Tu objetivo ha de ser narrar una buena historia y creíble. Una historia que, como resultado, sea capaz de crear confianza y conectar. Aquellas que merezcan ser contadas en una presentación o escritas, han de estar, en consecuencia, transitadas por el amor

Decálogo de amor por tus historias

1. amor por sorprender

La sorpresa es una de la emociones que más apreciamos los seres humanos. Ama que tu historia tenga un aire teatral, sobre todo cuando la cuentes en público.

La oralidad tiene el encanto de lo irrepetible. –Estrella Ortiz, cuentacuentos

2. amar mostrar a los demás cómo se produjo el cambio en ti

Este cambio puede aportar sentido a sus vidas.

Una historia bien contada, nos ofrece aquello que no podemos obtener de la vida: una experiencia emocional con significado.

Robert McKee (guionista)

3. amar la verdad.

La verdad con mayúsculas, la que se oculta tras tu historia.

4. amar la curiosidad

Es la curiosidad lo que permite encontrar fuentes de inspiración donde otros no las ven.

5. AmaR a la audiencia a la que te diriges

Indagar qué quieren escuchar. Tu mensaje será acorde a la audiencia a la que te estés dirigiendo.

6. amar que tus historias sean ricas en sensaciones

Pintar las escenas con olores, sabores y sonidos que transporten a tu audiencia y la hagan emocionarse.

Narrar es un duelo entre la inteligencia y los sentidos. –Tomás Eloy Martínez,escritor y periodista

7. Amar el humor

El humor es como el jarabe de fresa para la tos que se les da a los niños. Recuerda, sin embargo, que el humor no consiste en contar chistes.

8. Amor por el lenguaje

Amar el lenguaje es mostrar gusto por las palabras.

Son las palabras los embriones de las ideas, el germen del pensamiento, la estructura de las razones. –Alex Grijelmo, periodista

9. Amar la audacia

No basta con ser diferente. Además hay que ser único. Hay que exponerse.

10. Amar los sueños

El placer de tenerlos y el de despertarlos en los demás.

 

PELÍCULA RECOMENDADA

El secreto de los McCann (2003) es una película donde se plasma este decálogo. Es, en mi opinión, un excelente ejemplo de lo que he escrito en esta nota. Hay que verla con los ojos del corazón y dejarse llevar por su magia.

Historias que nos alimentan

Tras una ruptura amorosa, Manuel se recluyó en su casa. No quería ver a nadie. Ni hablar con nadie. Estaba en fase de negación. No aceptaba la ruptura. Una  pregunta, para la que no encontraba respuesta, rondaba su cabeza, «¿por qué?».

Como seres humanos tenemos una imperiosa necesidad de conocer los porqués de las cosas. Y lo hacemos desde niños, cuando dejamos perplejos a nuestros padres con preguntas que no siempre saben responder.

Pasado un tiempo, Manuel comenzó a leer. Días después, alternaba la lectura con la asistencia a salas de cine y solitarios paseos.

– Si veo las historias de otros, si leo sobre otras personas y sus problemas, los míos se diluirán pensaba Manuel.

Adictos voraces a las historias

Los seres humanos somos consumidores voraces de historias. No solo nos estamos contado hiatorias, sino que, además,  nos estamos nutriendo de las historias de los demás. Cada día, escuchamos cientos de ellas. En el trabajo, en el supermercado, en nuestra propia casa, en la cafetería. O mientras escuchamos el tiempo de los oyentes de los programas de radio.

Nos hacemos adictos a una o varias series de televisión. Las esperamos con avidez semana tras semana, una temporada detrás de otra. Ser seguidor de una u otra nos da estatus y nos proporciona identidad, de mismo modo que ser fan de Adèle o del grupo de rock Foo Figthers.

Escribimos centenares de wasaps al día. Publicamos en nuestra página de Facebook. Subimos nuestras fotos a Instagram, o recomendamos un hotelito rural en una página de viajes. Y retuiteamos los mensajes que otros escriben. Etcétera, etcétera.

No estamos escapando de nuestra vida, como pensaba Manuel. No nos estamos, sin embargo,  disolviendo en las historias de otros para olvidar la nuestra. Nuestra mente se está estimulando, está aprendiendo. Estamos experimentando emociones. Estamos, en definitiva, aportando profundidad y sentido a nuestros días. Así lo explica el guionista Robert McKee, el guionista y autor de un libro de referencia, El Guión (Alba Editorial, 2002).

Escondida en las profundidades de esos personajes y sus conflictos, hallamos nuestra propia humanidad. –Robert McKee.

Esta es, en conclusión, la razón por la que vamos al cine o leemos una novela. Para acceder a un mundo nuevo y fascinante, para suplantar virtualmente a los personajes de la pantalla o a los literarios. Para identificarnos con uno o con varios de ellos. Nuestra realidad cotidiana se alimenta también,  con las realidades de otros, para dar sentido a la nuestra.

Las historias de otros

Volvamos a Manuel, el protagonista de esta nota. Con el paso del tiempo, Manuel acabó entendiendo que muchas de sus lecturas, que muchas escenas vistas en tantas películas, eran piezas en su personal rompecabezas. Y, finalmente, acabaron encajando

En una narración cinematográfica o literaria, se revelan, en consecuencia, los conflictos humanos. Conflictos, situaciones y personajes que nos resultan familiares, porque dan sentido a nuestra existencia. Porque nos marcan el camino que queremos seguir.

En consecuencia, analiza tu serie favorita. Tu libro favorito. Tu película. ¿Por qué lo son? ¿Qué tienen sus personajes que te engancha? ¿Cuáles te causan rechazo? 

– Esto es raro desde el punto de vista moral– dice mientras le ofrece un fajo de billetes.

Ya no es raro– le contesta el otro aceptando el dinero.

(Escena del capítulo final de Breaking Bad, serie galardonada con un Premio Emy 2014 al mejor guión).

 

 

Foto: Álvaro Rey.

 

Dentro de la caja o fuera de la caja, sé diferente

Dentro de la caja es un libro disruptivo. Rompe con la creencia imperante de que la creación está «fuera de la caja». Sus autores, profesores de marketing en universidades estadounidenses, plantean que el enfoque «dentro de la caja» es un medio para crear ideas innovadoras «de verdad», en cualquier momento, usando los recursos que tenemos a mano.

DENTRO DE LA CAJA. El proceso creativo que funciona en todos los casos. Drew Boyd, Jacob Goldemberg. Empresa Activa. Ediciones Urano, 2014.

 

El mago y  mentalista Javier Luxor clausuró con un inteligente y divertido espectáculo unas Jornadas Profesionales de Coaching. Entre los diferentes números de agilidad mental y mentalismo que realizó, hubo uno que invitaba a pensar fuera de la caja.

Este ejercicio consiste en solicitar un número a uno de los asistentes. Desde el público le dieron el 34. El mentalista dibujó una matriz de cuatro filas y cuatro columnas, situando el 34 fuera de ella, en la parte superior.

En pocos segundos, escribió en cada recuadro de la matriz ( a modo de sudoku), cifras que sumadas en fila, en columna, en diagonal (como las clásicas Sopas de letras), tomadas de cuatro en cuatro en celdas contiguas, etcétera, sumaban 34.

Desafiar creencias: dentro de la caja

La moraleja de este ejercicio era, en consecuencia, que hay que pensar «fuera de la caja». Es decir, el número 34 estaba presente delante de nosotros en todas aquellas combinaciones, no solamente como número de dos cifras, así escrito. Tuve entonces dos pensamientos contradictorios.

  • Por un lado, me trajo a la memoria la comúnmente aceptada metáfora de la creatividad: «pensar fuera de la caja». Este concepto lo acuñó el psicólogo  J.P. Guilford, a principios de los setenta.

Guilford propuso esta idea tras desafiar a varias personas para que unieran con una sola línea recta los nueve puntos de una matriz de 3×3. Es el mismo puzle que hoy aparece en la pantalla de inicio de miles de dispositivos móviles,  que contiene la clave de acceso del usuario.

  • Por otro, las ideas de profesores norteamericanos e israelíes expertos en marketing, que desafían la creencia de Guilford. Dos de ellos, Drew Boyd y Jacob Goldemberg, acaban de publicar el libro Dentro de la caja.  En él propugnan exactamente lo contrario al pensamiento dominante de pensar dentro de la caja.
«Se produce más innovación —y más rápida y mejor— cuando trabajamos dentro del mundo que nos resulta familiar (sí, dentro de la caja), usando lo que llamamos plantillas. Estas plantillas canalizan el proceso creativo de tal manera que nos hace más -no menos- creativos». —Drew Boyd y Jacob Goldenberg.

Mundo cerrado: dentro de la caja

La tesis del libro Dentro de la caja es sencilla:

Hay soluciones muy creativas ocultas a plena vista de un producto, servicio o entorno ya existentes.

Drew Boyd y Jacob Goldenberg

Los autores consideran, en primer lugar, que el acto creativo:

    • No es un acontecimiento extraordinario.
    • No es un don con el que nacemos
    • Sí es una destreza que cualquiera puede aprender y dominar.
«La creatividad se oculta dentro de la caja. No tiene que esperar a que llegue la inspiración ni depender de algún tipo de chispa inusual de brillantez para crear algo». Drew Boyd y Jacob Goldenberg

Boyd y Goldenberg se basan en el concepto «Mundo Cerrado», propuesto por Romi Horowitz en los años noventa. El «Mundo Cerrado» plantea la idea de mirar hacia dentro en lugar de hacia fuera. Y esto nos impulsa hacia el territorio virgen de ideas realmente creativas. Es decir, observar el mundo que nos resulta familiar.

Consecuencia de ello, los autores proponen un método de innovación llamado Pensamiento Inventivo Sistemático (SIT, en inglés).  Y este método no es otra cosa que sistematizar los patrones de pensamiento que la humanidad ha venido usando durante miles de años.

Los patrones, además, tienen un papel vital en nuestra vida cotidiana. O sea, el enfoque “dentro de la caja”.

 El método SIT tiene como objetivo crear una cultura de innovación en el seno de las organizaciones.

En el núcleo de este método hay cinco plantillas que guían a través de la generación de ideas y las hacen valiosas.

Las cinco plantillas

      1. Sustracción. Quitar algo que se creía esencial del producto o servicio. (Apple eliminó la característica de “llamada” del iPhone y creó el iTouch.)
      2. División. Separación de uno de los componentes del producto y colocarlo en otro lugar diferente al de su uso habitual. (Las pesas que permiten regular el peso en un aparato para gimnasia.)
      3. Multiplicación. Se copia un componente, combinándolo de una manera que al principio parecía extraña. (Los televisores con imagen dentro de la imagen.)
      4. Unificación de tareas. Agrupar ciertas tareas de un componente del producto o servicio, que antes se creía que no guardaban relación. (Hidratantes faciales que ofrecen, además, protección contra el sol.)
      5. Dependencia de atributos. Correlacionar varios atributos del producto o servicio. (La geolocalización o los limpiaparabrisas que ajustan su velocidad a la cantidad de lluvia.)

Dentro o fuera de la caja

Finalmente, solo opongo un pequeño pero a este disruptivo libro. Los autores consideran que su método es la única manera de innovar. Estimo, en la línea que expresa el viejo aforismo chino: «gato negro, gato blanco, lo importante es que cace ratones».

En mi opinión, en consecuencia, la creatividad está dentro de la caja o fuera de la caja, siempre que se tenga la actitud de caminar hacia delante. ¿En la propuesta de Javier Luxor no están las soluciones dentro de la caja, simbolizada en la matriz ? ¿No es también el ejercicio de mentalismo descrito una invitación a mirar la matriz desde fuera de la caja, para encontrar el 34?