Desafía los prejuicios. El dominio del ego

En el marco de la III Semana Internacional del Coaching, organizada por la International Coaching Federation (ICF), asistí a la conferencia del coach y psicólogo José Luis Celemín. Su título,  El ego, instinto de supervivencia.

Para José Luis Celemín ¨el yo” es un conjunto de “yoes”, resultado de lo aprendido en nuestra infancia, de la educación recibida y de las experiencias vividas. Cada uno de estos «yoes” son personajes diferentes que crecen dentro de nosotros, personajes internos.

No tiene sentido luchar contra el ego, dice José Luis Celemín, pues, paradójicamente, cuanto más luchamos contra él, más personajes internos creamos. Así dicho es, como poco, pedirnos que bajemos los brazos. No puedo estar más en desacuerdo.

De acuerdo con el título de la ponencia, el ego es, para Celemín: «el instinto de supervivencia, activado por el inconsciente, por nuestros personajes internos». Es una respuesta automática, en la que no se analiza de dónde proviene la emoción.

Aquí muestro igualmente mi desacuerdo. Y así lo manifesté públicamente en el turno de preguntas. Aún manteniendo que no se analice la emoción, eso solo ocurría en el mismo instante en el que la emoción se produce. Después, tenemos la capacidad de analizarla, e incluso de cambiarla, modificando el pensamiento que la produjo.

La lucha por «domesticar» nuestro ego es una lucha que nunca acabaremos de terminar. Y creo que está bien que así sea, porque nos permitirá ser mejores.

Antón Ego, la aceptación de lo diferente

Para apoyar mi tesis en el turno de preguntas, me referí a algunos pasajes del discurso que crítico Antón EGO, personaje de  Ratatouille, dice en los minutos finales de esta película. No creo que el nombre del personaje fuera elegido caprichosamente. Desde la primera vez que escuché el discurso, me pareció bellísimo, porque es:

  • Un canto a la aceptación de lo diferente.
  • El aliento hacia la libertad de creación y el esfuerzo.
  • Una invitación a buscar dentro de nosotros.
  • Una condena a los juicios y , sobre todo, al prejuicio.
  • Una defensa de lo nuevo.

Esta es la transcripción del discurso de Antón Ego:

 La vida de un crítico es sencilla en muchos aspectos. Arriesgamos poco y tenemos poder sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su servicio a nuestro juicio. Prosperamos con las críticas negativas, divertidas de escribir y de leer, pero la triste verdad que debemos afrontar es que , en el gran orden de las cosas, cualquier basura tiene más significado que lo que deja ver nuestra crítica.

Pero en ocasiones, el crítico sí se arriesga cuando descubre y defiende algo nuevo. El mundo suele ser cruel con el nuevo talento. La nuevas creaciones, lo nuevo, necesita amigos.

Anoche experimenté algo nuevo, una extraordinaria cena de una fuente singular e inesperada. Decir solo que la comida y su creador han desafiado mis prejuicios sobre la buena cocina, subestimaría la realidad. Me han tocado en lo más profundo.

En el pasado, jamás oculté mi desdén por el famoso lema del Chef Gousteau: «Cualquiera puede cocinar». Pero, al fin, me doy cuenta de lo que quiso decir en realidad. No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado. Es difícil imaginar un origen más humilde que el del genio que ahora cocina en el Restaurante Gousteau. Y, quien en opinión de este crítico, es nada menos que el mejor chef de Francia.

Pronto volveré a Gousteau, hambriento.

 

El conjunto de emociones, ligadas al placer de probar la ratatouille, cambió el pensamiento de Antón EGO.

 

Foto: ilustración de Robert Koudrn y Randy Berret.

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