Ahí está, desde hace 40.000 años, impresa en la roca. Envuelta por una tenue luz de color melocotón, mirarla produce un ligero escalofrío.
¿Qué sentía aquel ser humano primitivo mientras plasmaba la silueta de su mano en los muros de la cueva El Castillo, en Cantabria? Cinco dedos abiertos, como si saludaran a la posteridad.
¿Es acaso ésta la primera manifestación pública de una Marca Personal?
LA MARCA ERES TÚ
Han tenido que pasar miles de años, sin embargo, para que alguien diera nombre a aquel acto de unicidad de nuestro remoto antepasado. Fue en 1997. Tom Peters llamó a aquella huella irrepetible: YO, S.A., en un famoso artículo titulado La Marca Eres TÚ.
Todo tiene su tiempo, todo tiene su momento. Hoy, apenas 20 años después de ser alumbrada por el gurú del management, está en boca de todos.
El tiempo es un concepto relativo. Se han necesitado miles de años para la definición de Marca Personal y solo veinte para que haya anidado en nuestras mentes. A la velocidad con la que se producen los cambios en nuestra sociedad, ¿veinte años hoy no suponen acaso miles de años en la Humanidad de épocas pretéritas? Pero no sólo el tiempo es relativo: todo depende del observador, tal como enunció Einstein en 1905.
Del mismo modo que un mensaje se va modificando, al ser transmitido de boca de uno a la oreja del siguiente, eso que llamamos Marca Personal, tiene mil y una interpretaciones: depende del observador; es decir, depende de quien formule su definición, o de quien se lo haya contado al que lo hace. Esta proliferación de diferentes maneras de entender la Marca Personal, se sustenta, a mi modo de ver, en dos distorsiones del concepto:
- La confusión que existe entre Marca Personal y reputación.
- La Marca Personal está exclusivamente ligada el trabajo, o mejor dicho, al logro del trabajo soñado.
Por lo que respecta al primer aspecto enunciado, me apresto a decir que primero es la marca, y después la reputación.
¿QUIÉN SOY? /¿QUIÉN QUIERO SER?
La reputación es la mirada que de nosotros tienen los demás, es una opinión vinculada al prestigio. El filósofo estoico Epicteto consideraba que está fuera de nuestro control, que no depende de nosotros, todo aquello que “no es de nuestra operación”, y cita expresamente, la reputación. Cierto. No podemos controlar la opinión de los demás, pero si podemos mediante nuestras acciones tener la capacidad de generar confianza, que eso es la reputación vista desde nuestra responsabilidad.
Es por esto que considero que hay que definir primero nuestro valor como marca; es decir, nuestra Identidad. Entiendo la Identidad como la suma de lo que nos apasiona, de nuestras habilidades y de nuestros valores. Sin Identidad no hay Marca Personal. Después habrá que comunicarla, hacerla visible, exponerla al conocimiento de los demás. No seremos capaces de generar confianza sin que hayamos construido antes nuestra Identidad.
Construir una Marca Personal supone, en primer lugar, responder a las preguntas:
¿Quién soy? y ¿Quién quiero ser?
La Identidad, pilar sobre el que se construye la marca, es una historia que comienza en blanco cuando nacemos, y que vamos escribiendo a lo largo de toda la vida. Es nuestra historia la que define la diferencia; es sólo nuestra, única e intransferible. Construir nuestra Identidad es, por tanto, escribir nuestro propio relato.
Y es aquí donde aparece la necesidad del coach. Si bien considero que cada uno de nosotros ha de profundizar en su autoconocimiento, ninguno de nosotros estamos exentos del autoengaño.
No son las cosas en sí mismas las que nos preocupan, sino las opiniones que tenemos de estas cosas. Epicteto
El coach se hace necesario en el proceso de construcción de marca, puesto que es quien ofrece diferentes perspectivas y nuevos caminos para que el cliente identifique con claridad sus habilidades y conozca sus valores.
En los años siguientes a aquel artículo de 1997, Tom Peters desarrolló un Manifiesto que lleva su nombre, en el que daba un paso más en la definición de la Marca Personal. Lanzó este provocador mensaje:
Planifica tu carrera profesional. Triunfar sin que tu jefe te estorbe
En la lectura superficial de este mensaje, estriba, en mi opinión, la segunda de las distorsiones acerca de la Marca Personal. Y digo superficial, porque para poder planificar la carrera profesional, primero hay que planificar la carrera personal; es decir, definir nuestra Identidad personal. La Marca Personal se construye a diario, desde que te levantas y te miras al espejo, mientras te maquillas o te afeitas. La vives y la construyes con tu pareja, con tus hijos y con tus amigos; en tu trabajo o en la relación con los clientes. Nadie puede definir nuestro éxito por nosotros. Alcanzarlo profesionalmente, pasa primero por la construcción de nuestra carrera personal. La perfecta alineación de los valores personales con los profesionales, constituye la esencia de la Marca Personal.
Es la expresión de nuestra congruencia, lo que da sentido a nuestra vida.
Este artículo lo publiqué previamente el 10 de junio de 2014, en
Fotos. Superior: Turismo de Cantabria; Inferior: Rodrigo Martínez-del Rey