Centaruros de metal/ Relato

 

Agosto, en algún lugar de La Mancha

 

El AVE atraviesa el desmesurado secarral manchego. Tras la ventanilla, la calima flota ingrávida y transparente. La velocidad del tren y la bruma, convierten los postes del tendido eléctrico en cimbreantes estructuras de color gris. Parecen moverse al mismo ritmo contagioso y vibrante al que lo hacen las bailarinas de la canción Dancing Quenn en las video pantallas del vagón. Proyectan Mamma mia! La música se cuela por mis auriculares, y baja, zigzagueante, hasta mis pies. No puedo controlarlos. Tampoco puedo dominar la emoción circular que revolotea en mi estómago. ¡Están bailando en la pequeña ensenada de Damouhari!

Damouhari es una de las muchas aldeas que pueblan la Magnesia, en la región de Tesalia: la Grecia interior. Un monasterio ortodoxo que, desde la lejanía se antoja inaccesible, parece colocado a propósito en la cima de una peña, como en un belén navideño. Señoriales y decimonónicas casas, en cuya arquitectura se adivinan pretéritas influencias bizantinas y turcas, dan señas de su abandono.

Pueblecito de calles angostas y empedradas, con enormes árboles centenarios en la plaza, bajo los que sestean los ancianos y por la que cruza, absorto, un pope barbado.

No hay prisas, ni colas, ni aglomeraciones. Los lugareños miran al visitante con un cierto aire de novedad, lo que hace que el trato sea más hospitalario y amable.

Huele a tomillo, a romero, a orégano.

En los pueblos de la Magnesia hay museos locales, situados en antiguas casas de dos pisos o en alguna vieja escuela. Un sinfín de objetos singulares, aparentemente desordenados, colocados en alacenas o colgados de las paredes: trajes, documentos de la presencia turca, banderas, camas, lámparas, braseros, armas, retratos, libros y cartillas escolares: fragmentos de vidas.

En una ensenada rodeada de olivares, a las afueras de Damouhari, se construyó la plataforma que sirvió de escenario para uno de los momentos más vibrantes de Mamma Mía!: medio centenar de mujeres bailan Dancing Quenn. Ahora las veo en las pantallas; me hacen bailar.

Evoco la quietud y el silencio de aquellos montes que hace millones de años estaban habitados por belicosos centauros; la patria de Jasón y los Argonautas. Pedí un café frappé en la terraza —a la sombra de una parra—que hay frente a aquella ensenada. Su sabor dulzón, helado, acaricia mi boca en este instante en el que cabalgo a lomos de un centauro de metal, atravesando la canícula agosteña, al ritmo de Dancing Queen.

La Guerra de las Galaxias: el mito renovado

 

¿Qué esconde La Guerra de las Galaxias que identifica ya a tres generaciones? ¿Cuáles son los mecanismos internos de esta saga que ha cumplido 42 años? ¿Qué hace qué personas muy dispares se reúnan para ver el estreno de Star Wars: el ascenso de Skywalker, la novena entrega de la saga galáctica? El escritor Eduardo Martínez Rico responde estas preguntas en La guerra de las galaxias: el mito renovado.

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«Los sueños son muy importantes. Si no imaginas algo, no puedes llegar a hacerlo.» —George Lucas.

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS: EL MITO RENOVADO. Eduardo Martínez Rico. Alberto Santos Editor, 2008, 2015, 2016, 2017 (edición 40 aniversario), 329 páginas.

 

9:20 de la mañana. Domingo, 22 de diciembre de 2019. Hace frío en la Plaza del Callao de Madrid. Los pocos turistas que pasean, miran —desconcertados— a los periodistas que corren camino de la administración de lotería en la que se ha vendido el Gordo de Navidad. Ajenas a este ajetreo, cientos de personas forman una larga cola que dobla una de las esquinas de la Gran Vía madrileña. La curiosidad me puede.  Y observo.

En la fila hay familias, grupos de amigos y de amigas de diferentes edades y condiciones, adolescentes. Abuelos con nietos, parejas treintañeras. La fila más variopinta que he visto nunca. Una niña se escapa para fotografiarse delante de la princesa Leia y de Luke Skywalker. Se baja la bufanda y sonríe.

Aquellas preguntas que me hice observando la larga cola a la puerta de un cine, las responde el escritor Eduardo Martínez Rico en un documentado libro, titulado La guerra de las galaxias: el mito renovado. En la primera edición (2008) se analizan las dos primeras trilogías y en la de de 2017 (40 aniversario) se actualiza hasta el episodio VII, y se hace un repaso general de la saga.

Y todas esas preguntas las resume Martínez Rico en una única respuesta: La guerra de las galaxias forma parte del imaginario colectivo, pertenece a nuestra fantasía común.

«MÁS QUE OTRA COSAS, ESTA SAGA ES MÍTICA. UN CÓCTEL MITOLÓGICO. UNA HISTORIA MÍRICA MODERNA, UN CUENTOS DE HADAS MODERNO».

 

Así de fácil. Pero así de complejo.

la guerra galaxias de las galaxias: mito renovado- armadura griega«La guerra de las galaxias me apasiona desde niño. Me sigue apasionando ahora. Al principio me sentía atraído por los héroes. Pasó el tiempo y adivinaba que en estas películas se explicaba mucho de lo que era mi civilización y mucho de lo que era yo mismo. Explicándomelas, me explicaba a mí mismo». — Eduardo Martínez Rico

La guerra de las galaxias, una historia mítica

 

La guerra de las galaxias: el mito renovado es, en primer lugar, un homenaje de Eduardo Martínez Rico a Georges Lucas.

El joven George Lucas, igual que muchos otros directores de su generación (Spielberg, Coppola, Brian de Palma), era lector de tebeos, consumidor de televisión y cinéfilo. Le gustaban particularmente dos aventureros espaciales, Flash Gordon y Buck Rogers.

Ya en la universidad, Lucas leyó el libro El héroe de las mil caras, del mitólogo Josep Campbell. Y del mismo modo que San Pablo cayó del caballo en su viaje a Damasco, convirtiéndose, George Lucas se hizo muy amigo de Campbell, y entró en el mundo mágico de los mitos.

TODOS LOS MITOS DE TODAS LAS CIVILIZACIONES.

 

Porque, tal como dice Campbell, encontramos siempre la misma historia de forma variable, «el monomito», que se repite de forma constante e idéntica.  Desde los tiempos más remotos ( o lo que es lo mismo: «Hace mucho tiempo…en una galaxia muy muy lejana…» O, «Érase una vez…»), la humanidad ha utilizado los mitos para dar sentido a su vida. Los mitos son una concepción del mundo.

«La inmortalidad de las historias reside en lo que nos explican, no tanto en cómo lo resuelven», dice Martínez Rico.  George Lucas es, ante todo, un narrador. Y el cine es un modo de narrar historias. «Lo importante es la historia», dice el director californiano. La mitología es el arsenal narrativo más completo y más antiguo.


Sería sorprendente que la saga de ciencia ficción más famosa de todos los tiempos resultara que no es ciencia ficción por la sencilla razón de que está contada desde el presente hacia el pasado. Naves y robots conviven con los modos de vida más primitivos.

— EDUARDO MARTÍNEZ RICO

 


la guerra de las galaxias: mito renovado- la fuerza
«Eduardo Martínez Rico se ha implicado en este libro hasta trasmitir su propio territorio, sus dudas, su mapa del tesoro, su peregrinación hasta las fuentes primigenias del mito.» — Agustín Sánchez Vidal (en el prólogo a «La guerra de las galaxias, el mito renovado»).

Las fuentes del mito

 

La tesis del libro está ampliamente documentada. Además del mencionado Joseph Campbell, Eduardo Martínez Rico se fundamenta, entre otros  autores, en los mitólogos Rollo May y Claude Lèvi- Strauss; en el helenista, Académico y estudioso de los mitos griegos y artúrico, Carlos García Gual; y en los expertos en religiones, Mircea Eliade y Jean- Pierre Vernant.

Y también en Bruno Bettelheim, autor Psicoanálisis de los cuentos de hadas (Crítica, 2003). El libro se abre precisamente con una frase de este psicoanalista y psicólogo austriaco, que alude a nuestra permanente búsqueda de sentido.

Lucas quería dirigirse al niño que todos llevamos dentro, «esos niños que estaban creciendo sin cuentos de hadas». Y los niños fueron, en consecuencia, el primer público en el que pensó George Lucas.

La guerra de las galaxias es también una herramienta psicológica que los niños pueden utilizar para entender mejor el mundo y su lugar en él.

— GEORGE LUCAS

La guerra de las galaxias: el mito renovado está profusamente ilustrado con imágenes en blanco y negro, seleccionadas por el editor Alberto Santos, que harán las delicias no solo de los fanáticos de la saga, si no también  de los amantes de los tebeos y las novelas gráficas.

El libro se cierra con una entrevista («La guerra de las galaxias y el mito artúrico») al escritor y poeta Luis Alberto de Cuenca,  «un gran enamorado de la guerra de las galaxias». 

LOS MITOS COMO MAPAS

 

Finalmente, La guerra de las galaxias: el mito renovado es «un ensayo  de tipo literario, escrito entre la pasión y la razón» que me recuerda en su planteamiento y desarrollo a La infancia recuperada (Taurus, 1994), de Fernando Savater. Si en aquel texto, el filósofo donostiarra escribía sobre los libros que marcaron su infancia, Martínez Rico lo hace sobre la saga galáctica que le «fascina desde niño» y que ahora ve con «papel y lápiz».

 

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Entrevista con Eduardo Martínez Rico

LECTURA RECOMENDADA

Campbell, Joseph. El poder del mito. Entrevista con Bill Moyers. Capitán Swing, 2016. (Lee aquí el comienzo)

 

Lenguaje visual y narración, dibujar para comunicar

 

El lenguaje visual es la manera de expresar ideas y comunicarlas que tiene Marion Charreau. Se define por eso como «cartógrafa de ideas». La cartografía es un arte antiguo. Pero lo es mucho más la necesidad de los seres humanos de expresarse dibujando: las pinturas rupestres tienen miles de años.

lenguaje visual dibujar para comunicar, Marion Charreau
Marion CharreauEnseña cómo usar herramientas visuales para reflexionar, organizar y comunicar ideas, aprender y tomar decisiones. Consultora políglota. Forma parte de una campaña mundial de alfabetización visual. Nació y creció en la ribera de un río francés.

Entrevista a Marion Charreau

Dibuja las ideas para clarificarlas y comunicarlas. Cartografía la información para organizarla y crear nuevas conexiones.

«Si quieres aprender algo nuevo o mejorar alguna de tus habilidades, apóyate en lo que ya haces bien.»

 


Marion Charreau se encontró hace unos años con Jenifer L. Johson en Barcelona. Marion dibuja ideas. El suyo es lenguaje visual.  Jenifer cuenta historias: se expresa con palabras. Lenguaje visual y narración. Del encuentro de estos dos cerebros tan dispares nació un método para comunicar de manera diferente, más allá de continentes, culturas y profesiones. Lo han plasmado en un libro conjunto, Piensa y comunica tus ideas con The Storyboard Method (Conecta, 2019).

Lenguaje visual y narración

 

COMUNICACIÓN VITAE (CV): ¿Cómo ha sido el proceso de escritura de este libro?

MARION CHARREAU (MCH):  Fue un aprendizaje brutal, porque tuve que aprender a estructurar la información de forma lineal, que no es la manera en que pienso y suelo trabajar. Desarrollé un método de escritura, apoyándome en lo que mejor sabía hacer: visualizar conceptos. Dibujaba mis ideas y escribía, volvía a dibujar y escribía más preciso. Un proceso de aprendizaje agotador en algunos momentos. Esta es la manera que uso para, por ejemplo, escribir artículos.

Aplicamos también el Método a la construcción del libro. Trabajamos tres años en él, buscando su público y qué es lo que necesitaban. He estado saliendo de mi zona de confort reiteradamente durante ese tiempo. Igual que cuando hacemos los talleres. Lo escribimos primero en inglés y luego lo tradujimos con Ernesto Gómez Cereijo.

CV: ¿A quién va dirigido este Método?

MCH: Desde luego a personas que no están satisfechas ni con las presentaciones ni con la forma en que a ellos se les comunica la información, bien sea por una institución, en la empresa o incluso en la universidad.

El Método es por eso útil para multinacionales, para realizar su comunicación externa e interna. También para estudiantes que quieran comunicar su tesis o sus ideas. Para directores de empresa y emprendedores que necesitan lanzar sus proyectos para recaudar fondos.

The Storyboard Method y el lenguaje visual

 

CV: Y si alguien no tiene muy desarrollado su lenguaje visual, y dice: “Yo no sé dibujar”, ¿puede aún así utilizar The Storyboard Method?

MCH: Yo le pediría a esa persona que cerrara los ojos. Le diría una palabra y lo único que tiene que hacer es evocar esa palabra en su mente. Si le digo la palabra “tesoro”, ¿qué ocurre en su mente? En su mente aparecerá una imagen o escuchará un sonido o sentirá algo relacionado con la idea de tesoro. Y si esa persona puede ver una imagen en su mente, ya va bien para poder dibujar con el método. Lo único que hay que hacer es evocar visualmente algo en tu mente.

lenguaje visual, dibujar ideas para comunicar, viñeta de Paco Roca
«Pensamos mediante imágenes mentales.» — Marion Charreau. Foto: Viñeta de Paco Roca. Exposición Fundación Telefónica, 2015.

 

CV: ¿Y el paso siguiente?

MCH: Dibujar de la forma más sencilla posible eso que ha visto en su cabeza. En el método lo que hacemos de manera muy sencilla es deconstruir la idea de que el dibujo ha de estar muy bien hecho. Es curioso, pero ese bloqueo no lo tenemos con la escritura. Y no somos escritores, pero nos damos permiso para serlo. Usamos la escritura, las palabras, el lenguaje verbal para comunicar nuestras ideas. Se trata de hacer lo mismo, utilizar el lenguaje visual para comunicar tus ideas.

El Método te permite poder dibujar en el sentido de poder dibujar para transmitir una idea. Cualquier persona que sabe escribir, aprendió a dibujar antes. El Método es una forma de acercarse al dibujo y reconciliarse con esa herramienta que tenemos.

lenguaje visual, boceto de un dibujo
«No es necesario dibujar como un maestro. Hay que permitirse dibujar. Nuestro lenguaje visual más fresco y sencillo va a poder salir libremente.» — Marion Charreau

Lenguaje visual y tecnología

 

Marion Charreau estudió Bellas Artes. La escuela donde estudiaba estaba especializada en nuevas tecnologías, la tecnología punta de entonces. Sus profesores insistían en que desarrollara su trabajo artístico incluyendo la tecnología. Entró en conflicto con sus profesores. «Yo no es que estuviera en contra», dice, «pero no le encontraba sentido. Me pedían crear efectos para impresionar. Mi proceso artístico no lo iba a aclarar la tecnología». Entró en conflicto con sus profesores. Se cambió de escuela. En su primer libro, Le français vu du ciel, sintetizó un idioma en mapas ilustrados.

«La tecnología es una coraza que impide transmitir el mensaje. A veces, la tecnología nos hace delegar la función de pensar. »

 

CV: En una presentación, ¿el uso de la tecnología puede hacer que se olvide el mensaje que queremos transmitir?

MCH: La “culpa” no la tiene la tecnología. El mal hábito lo tenemos nosotros. La tecnología permite impresionar y eso es lo que, a veces, queremos hacer, impresionar a nuestro público. Y caemos en esa trampa. Es solo apariencia, el mensaje desaparece. El efecto hace que el creador de la historia pierda al público. No puede por eso hacerlo para impresionar. No podemos olvidar quien es nuestro público y cómo puedo conectar con él.

¿Cómo puedo construir mi mensaje para el público? ¿Cómo puedo hacer que ellos también los construyan en su cabeza? El pensamiento es una construcción. Como creador de la historia, el presentador debe ser consciente de para qué usa la tecnología, y crear sentido.

«La tecnología puede ser también una hoja de papel.» — Marion Charreau

The Storyboard Method y los datos

 

CV: Vivimos en la época de los datos. ¿Cómo se pueden transformar los datos en una historia con TSM?

MCH: Los datos son información de base. Lo que el Método permite es utilizar el dato como parte de una estrategia, porque el dato en sí no vale nada. Lo que importa es lo que implica ese dato. El Método, en concreto la herramienta nº 3 («Marco de cuatro preguntas. Seleccionar las ideas centrales”), permite ir más allá de lo que significa el dato, y de los datos que se tienen, cuál es el que mejor nos sirve. Este Método ayuda a transformar el dato en información y luego hacer que la información se transmita con la forma de una historia.

CV: Hay personas amantes de los métodos. Otras, sin embargo, que creen que van a perder su libertad de creación por usar un método.

MCH: Más bien es al revés. Te contaré una historia. Cuando estábamos elaborando el Método —la parte amarilla donde se explica cómo usar el método—, se lo dimos a dos personas para ver si eran capaces de hacerlo ellos solos, sin nuestro apoyo. La persona supermetódica iba paso a paso, cajita a cajita, siguiendo muy bien los pasos. La otra, la más “caótica”, necesitaba hacerse una idea global del proceso. ¿Qué hago? ¿Por donde comienzo? ¿Cómo canalizo lo que siento? Puede ser un proceso “doloroso”. A esta persona le viene bien el método, porque se siente apoyada. Saldrá de su zona de confort, se cuestionará hábitos. Hay diferentes tipos de personas, por eso el libro se puede leer de maneras distintas. Puede hacerse linealmente o bien hacerlo a tu aire.

«La libertad llega cuando dominas algo, entonces fluyes.»

— MARION CHARREAU

 

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