Narrativa empresarial, cómo y para qué construirla

La narrativa empresarial es la manera de aplicar el storytelling al discurso de la empresa. El storytelling es el arte de historiar. no es solo contar historias, es también crearlas

Cuánto digo en este artículo —necesariamente extenso— es válido igualmente, tanto para sentar las bases de la identidad de una marca o producto como para poner los cimientos de una Marca Personal.

Narrativa empresarial, ¿para qué?

 

La utilidad de la narrativa empresarial es variada. Puede servir para contar la historia de la empresa, o un hecho destacable de la misma, o la especial actuación del equipo fundacional o de alguno de sus profesionales.

Esta manera de contar sustituiría, en primer lugar,  a la habitual manera —cronológica— en que suelen explicar la historia de la empresa muchas páginas web institucionales.Piénsese que las novelas, los cuentos, las películas nunca cuentan una historia de manera lineal, es decir, cronológica. Parten de un hecho destacado para, desde ahí, construir la narración.

Mediante la narración de una historia la empresa puede transmitir cuáles son sus auténticos valores. Cuál es su Misión y su Visión expresados de manera más clara que redactando los —en la mayoría de los casos— textos fríos e impersonales que suelen poblar las webs institucionales, los folletos publicitarios o las memorias anuales.

Otra indudable utilidad de la narrativa empresarial es trasmitirla en una presentación pública, bien sea delante de los propios trabajadores bien para clientes y futuros inversores.

Cómo construir una narrativa empresarial

 

Para construir una narrativa empresarial hay que crear un relato, una historia, en definitiva. Contar una historia es la manera más directa y efectiva de llegar al corazón —y a la memoria— de cualquier audiencia.

Las historias son como el caballo de Troya, porque se cuelan dentro de nuestra fortaleza, nos generan curiosidad y nos acaban conquistando.

La que te cuento a continuación es una historia sobre los orígenes de la sede de una carismática institución, el Centro de Innovación del BBVA, en la Plaza de Santa Bárbara, en el centro de Madrid.  Este edificio alberga hoy a emprendedores y jóvenes creadores. Al final de este artículo analizo como podemos usarla para nuestros fines.

Este relato de origen es un ejemplo de narrativa empresarial, un ejemplo de storytelling.  Una historia —en mi opinión— mucho más rica que un mito fundacional del siglo XX: el garaje de la casa de Steve Jobs, lugar de nacimiento del universo Apple.

¿Cuál fue tu «garaje»?

Un relato de origen

 

Luis Candelas junto a otros bandidos que poblaban las sierras tras la finalización de la Guerra de la Independencia (1808), contribuyó a que se fraguara una imagen pintoresca de España, que aún perdura en el imaginario colectivo. Ladrón, seductor, artista del disfraz y especialista en fugas, el Candelas tuvo en jaque a la policía española casi una década, coincidente con los últimos años del reinado de Fernando VII y los primeros de la regencia de María Cristina, madre de Isabel II.

El siglo XIX español fue una centuria de intrigas y traiciones. No fue Candelas ajeno a aquellas intrigas políticas. Anduvo en tratos con la masonería, frecuentaba círculos liberales y se mostró afecto a la causa de Isabel II, a cuya madre se dirige  en petición de indulto, tras su condena a muerte.

Érase una vez una siniestra cárcel

Con la intención de abastecer de tocino y manteca a los madrileños, Carlos III construyó el Saladero, un matadero y saladero de cerdos, a las afueras de Madrid. Años después, el Saladero —un caserón de tres plantas— pasó a ser un asilo para indigentes. El edificio fue acondicionado posteriormente para convertirlo en la nueva cárcel de Corte, un “Presidio o Casa para los forzados y una Casa de corrección”.

El antiguo saladero de tocino pasó a ser la siniestra Cárcel del Saladero.

 

El periodista y político Ángel de los Ríos la describía así: «Un edificio lóbrego, oscuro, tenebroso, de estrechos corredores e inconvenientes habitaciones»

Popularmente conocido como, el escritor y filólogo inglés George Borrow —conocido popularmente como don Jorgito el Inglés— pasó unos días en esta prisión, encarcelado por vender biblias que no habían sido publicadas en suelo español. La descripción que hace del recinto carcelario es aterradora: «El lecho común de los huéspedes era el suelo, sin que entre él y sus cuerpos se interrumpiese nada, salvo a veces una manta o delgado jergón, pero este último lujo era rarísimo».

Una fuga de leyenda

 

Luis Candelas fue inquilino habitual de la Cárcel del Saladero. Luis Candelas coincidió en prisión con el político y reconocido donjuán, Salustiano Olózaga, quien llegaría a ser Presidente del Consejo de Ministros con Isabel II.  Olózaga y Candelas sentían inclinación por la causa liberal, a la vez que compartían amantes: Mary Alice, una rica aristócrata, y Lolita Quiroga, quien años después sería sor Patrocinio, la famosa “monja de las llagas”. Olózaga y Candelas  protagonizarían una fuga de leyenda.

Alertado por Mary Alice, organiza un complot para sacar de entre sus muros a Olózaga, encarcelado tras una conspiración política. En plena fuga, el político pide al ladrón que lo acompañe en su huida, a lo que éste se niega. El político huye y Candelas se queda en la cárcel, aumentando así su leyenda, reflejada popularmente en coplas y en romances de ciego. Se fugaría poco tiempo después. Y regresaría de nuevo. El 6 de noviembre de 1837, Luis Candelas salió de la Cárcel del Saladero, pero esta vez camino del patíbulo.

En el periódico El Español, el 7 de noviembre de 1837 podía leerse:

«Hoy ha sufrido pena de muerte en garrote vil Luis Candelas por complicidad en varios robos (…) suplicó al verdugo que suspendiese por un momento la ejecución porque tenía que hablar, y dirigiéndose al inmenso pueblo que estaba observando sus movimientos dijo: ‘He sido pecador como hombre, pero nunca se mancharon mis manos con la sangre de mis semejantes, digo esto porque me oye el que va a recibirme en sus brazos. Adiós, patria mía, sé feliz’, y un momento después ya no existía».

Luis Candelas tenía 31 años.

La Cárcel del Saladero fue demolida en 1888. En el solar que ocupó la cárcel, en la madrileña Plaza de Santa Bárbara (frente a la popular Cervecería Santa Bárbara), se construyó hacia 1920 una mansión de estilo neobarroco, el Palacio de los Condes de Guevara. Tras ser sede de diferentes entidades bancarias, el palacete es en la actualidad es el Centro de Innovación del BBVA, conservando el diseño original y su estructura.

 

Este Centro de Innovación alberga hoy a emprendedores y jóvenes creadores. En su Salón de Actos  es el lugar habitual donde se celebran conferencias, charlas-coloquio y talleres de las más diversa índole.Un escenario que gracias a la tecnología, transciende lo puramente físico, acaso como los gritos y las ansias de libertad de los presos de la Cárcel del Saladero volaban, en sus noches oscuras, extramuros del antiguo y tétrico caserón que ocupó el solar sobre el que se alza..

 

 

¿Cuáles son los orígenes de tu empresa o de tu negocio? ¿Dónde se encuentra la sede de tu empresa? ¿Cómo nació tu negocio?

Storytelling: ¿cuáles son los límites de tu historia?

 

Cuando comencé a hacer presentaciones en público, y a escribir mis primeras notas en este blog, no tenía ninguna duda de que tenía que contar historias personales. Esta quizás sea la parte más delicada del storytelling, pero a la vez, la más efectiva, desde el punto de vista de la comunicación de persona a persona.

Con las historias personales se llega más fácilmente al corazón de quien te escucha o de quien te lee. Es el mejor modo, además, para generar confianza, para establecer la conexión. El problema se me planteó cuando me pregunté hasta dónde debía llegar al contarlas. ¿Dónde estaba el limite de lo que debía contar? ¿Qué límite me quería imponer?  

Esta misma pregunta se la transmito a las personas con las que realizo procesos de Marca Personal. O los alumnos que tutorizo y en sesiones de coaching.  O la planteo en los seminarios que imparto de storytelling.

¿Cuál es tu límite?¿Cuál es el límite de tu historia?

El arte del Kintsukuroi

 

Recibí no hace muchos días en mi wasap una fotografía, colocada sobre un pequeño texto explicativo. Lo enviaba una coach al resto de compañeros de promoción. La fotografía era la de una pieza de porcelana que había sido reparada siguiendo la filosofía del   Kintsugi o  Kintsukuroi, el arte japonés de restaurar piezas de cerámica rotas, sellando las roturas con polvo de oro o de plata.

Sin perder la esencia, la pieza se convierte en otra diferente. Refleja, sin ocultarlas, las líneas por donde se quebró. Me pareció una maravillosa metáfora sobre nuestra capacidad como seres humanos para ser resilientes, a la vez que mostraba nuestra fragilidad.

¿Quién no ha sentido el temor de que una pieza de cerámica – comprada quizás en un viaje lejano y, por tanto, casi imposible de sustituir– a la que tenemos un especial cariño, se nos cayera de las manos, y se hiciera añicos.  O que una taza o un plato heredado de nuestra madre se golpeara contra el fregadero y se hiciera pedazos.

Es el mismo miedo que tenemos a reconocer nuestra propia fragilidad como seres humanos, el miedo a reconocer nuestra imperfección. Por eso pegamos cuidadosamente la pieza con un pegamento transparente, para que la herida pase completamente desapercibida. Por eso ocultamos parte de nuestra historia a los ojos de los demás. No queremos que nos vean en profundidad. No queremos dejar al descubierto nuestra vulnerabilidad. Pero ni somos héroes (en el sentido mitológico del término) ni vivimos en una torre de marfil.

Una muestra de fragilidad

 

Una pieza reparada con el arte del Kintsukuroi, tiene valor en sí misma, es única, y se la considera más hermosa precisamente por haberse roto. El objeto reparado es el mismo, pero ha cobrado una belleza nueva. Se han restañado sus heridas y vuelve a brillar en todo su esplendor, sin dejar de mostrar a todos que un día estuvo herido. Una muestra de su fragilidad.

Observa la segunda y la tercera fotografías que ilustran esta nota, y piensa si los platos de cerámica que aparecen, son hermosos o no. ¿Lo son más o menos que los platos que aparecen en la foto de cabecera de este post, piezas intactas, sin fractura alguna?

Reconocer nuestra vulnerabilidad

 

Brené Brown es una investigadora y narradora norteamericana que saltó a la fama no hace mucho en una memorable charla TED,  titulada El poder de la vulnerabilidad.

Estima Brené Brown que todos sentimos vergüenza, un sentimiento universal. La vergüenza no lo hice bien, no estoy preparado, no soy lo suficientemente listo», etc.) es la principal barrera para la conexión. Y lo que soporta este sentimiento de vergüenza es la vulnerabilidad. La vulnerabilidad es el núcleo de la vergüenza y el miedo. Pero también es el punto de partida de la dicha, la creatividad, la pertenencia y el amor.

Vivimos en un mundo vulnerable, reconocer nuestra imperfección nos hace fuertes.

BRENÉ BROWN

¿Qué es lo que te hace vulnerable? ¿Qué historia no puedes contar? ¿Por qué? ¿Cuál es el límite para tu historia? ¿Qué harías si el miedo no te paralizara? ¿Cómo puedes reparar esta rotura para que el resultado sea más bello, manteniendo tu esencia?

En consecuencia,

¿Cuál es límite para tu storytelling personal? ¿Qué historia te resistes a contar?

LIBROS RELACIONADOS. Adenda, diciembre de 2017

Kintsukuroi. El arte de curar heridas emocionales, Tomás Navarro. Planeta, 2017.

 

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Lo mejor es contar las historias que has vivido

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Mientras visitaba a los enfermos tras los atentados del 11-S en Nueva York, una enfermera le preguntó a Luis Rojas Marcos, cómo se sentía. Nadie le había hecho esa pregunta. Ni él mismo. En aquellos días, el psiquiatra español Rojas Marcos era el responsable de los hospitales públicos de Nueva York. Un compañero suyo, también psiquiatra, le dijo que lo mejor era contarlo:

La idea es contar.  Al narrar, vamos dándole un argumento a nuestra historia. Los sentimientos confusos se aclaran.– Luis Rojas Marcos

Esta es la confesión que Luis Rojas hizo a Risto Mejide en una entrevista emitida por la cadena Cuatro, en el mes de junio de 2014.

Este psiquiatra sevillano afincado en Nueva York desde hace cuarenta años, es coherente. En su libro La autoestima (Espasa Calpe, 2007) dice que la primera pregunta que le hace a sus pacientes tras conocer el motivo de su visita, es «háblame de ti».

No es necesario ir al psiquiatra para que alguien te haga esa misma pregunta. ¿Qué le cuentas? ¿Cómo comienzas tu relato? ¿A qué hechos das relevancia?

Y cuando cae el telón…¿Qué?

Los temas que nos resultan más relevantes y emotivos son aquellos que tratan sobre algún aspecto de nuestro «yo», sobre sucesos que nos afectan personalmente. Y para construir nuestro «yo», los seres humanos buscamos historias con las que identificarnos.

Por eso vamos al cine, leemos, navegamos por las redes y nos hacemos adictos a las series de televisión. Buscamos el significado de nuestra existencia, entendernos a nosotros mismos. Contar lo que nos preocupa, nos ayuda a saber que lugar ocupamos en el mundo.

El mayor miedo que nos atenaza a la hora de narrar lo que nos sucede es mostrarnos vulnerables. Pero, y aquí está la gran paradoja, en la vulnerabilidad está nuestra fuerza.

Lo que has vivido conforma tu presente. Y éste es la gran plataforma de lanzamiento para tu futuro.

Seguramente, más de una vez has dicho: “Eso es un asunto terminado, concluido”. Así es, está cerrado. Pero, ¿cayó el telón como tú querías?

La idea es que lo cuentes. Que cuentes tu historia

 

Te invito a que escribas tu biografía. Unos pocos folios, cuatro o cinco. ¿Cuántas historias vividas has cerrado en falso? ¿Cómo afectan a tu presente? ¿Cómo te impiden construir el futuro como tú deseas?

 

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