¿Cómo es tu momento creativo?

Conducir, viajar en tren, en autobús o en metro, o pasear, son momentos en los que siento que el espíritu creativo me visita. No conozco la razón, pero es así.

No había reparado en este hecho hasta que asistí a un taller de creatividad impartido por la coach Eva del Olmo en Chi +, con motivo de la Semana del Coaching que organizó ICF España en mayo de 2013.

Eva nos preguntó a los asistentes acerca de cuales eran nuestros momentos creativos. Me quedé muy pensativo, casi paralizado. No era consciente de cuáles eran los míos. No se me había ocurrido pensarlo.

Cuando me tocó a mí el turno de expresar mi opinión, fluí.  Dejé que, simplemente, mis pensamientos se convirtieran en palabras. Conseguí hilar un argumento acerca de mi manera de entender la creatividad.

Somos creativos por naturaleza. Otra cosa diferente es que nos los creamos o que lo tengamos interiorizado como una de nuestras habilidades. Pero serlo lo somos. Sin darnos cuenta, estamos dando soluciones creativas en todos los ámbitos de nuestra vida. En el entorno familiar y el laboral, en la comunidad de vecinos. Y en lo personal. Ni las tenemos sistematizadas ni las consideramos como algo digno de ser considerado creativo.

La pregunta que activa

Hay creatividad a raudales en una formadora como Eva, para que sus alumnos se hagan preguntas. Ha creado, además, un imaginativo programa de coaching con caballos para propiciar el cambio en las personas y los equipos.

Con aquella pregunta al comienzo del taller. Eva nos estaba diciendo que hay momentos en los cuales somos especialmente creativos. Y es verdad, los hay.  Esos momentos existen. Hay que buscarlos y potenciarlos.

En mi argumentación le dije a Eva que, en mi caso, no conseguía identificar cuáles. Dar una solución creativa a un problema que llevara tiempo rondándome la cabeza, era un momento inesperado, como colocar la pieza de un rompecabezas que me abría las puertas para seguir colocando más piezas. Simplemente, sabía que colocar la pieza me había llevado tiempo. ¿O no tanto?

Ni se me ocurrió pensar que yo tuviera un momento o un lugar. Fue posteriormente cuando reflexioné y llegué a la conclusión de que los vehículos de transporte eran, frecuentemente, esos lugares. Espacios en los que unas veces rumiaba las soluciones, exploraba nuevas vías.  Y otras veces, las encontraba.

Sí recuerdo haber comentado, que en momentos en los que necesitaba encontrar soluciones o darme respuestas, mis canales estaban mucho más abiertos. Y mis antenas girando 360º, buscando soluciones y respuestas.

Una de las compañera de aquel taller era Beatriz Sanz, una de las promotoras de Expocoaching 2014, ejemplo de espíritu creativo. Si cito aquí su nombre es porque mientras escribo esta nota, me llega un mensaje de Beatriz con novedades sobre Expocoaching. Ya lo he escrito alguna vez en este blog —y no será la última—: no creo en las casualidades. Las propiciamos.

La creatividad interior

No fue casual por eso que, al poco de asistir a aquel taller, se celebrara en Madrid la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. En una caseta encontré,  a precio de saldo,  el libro de Daniel Goleman, El espíritu creativo (Ediciones B, 2009)

Con ingenuidad casi infantil, le escribí un correo a Eva para comentarle mi hallazgo. El libro de Goleman daba explicación a lo que yo había sentido en aquella intervención en el taller. Lo hacía ya desde el primer capítulo, «La creatividad interior»:

Seas quien seas, el espíritu creativo puede entrar en tu vida.— Daniel Goleman

Sólo es necesario tener ojos, oídos y mente abiertos. Y dejarse fluir, arrastrado por esa corriente que no sabes nunca donde va a desembocar.

Con mi cariñoso agradecimiento a Eva y a mis compañeros de taller.  Con sus aportaciones, mejoraron las tareas que realicé. Comparto el panel que elaboramos entre todos, acerca de las acciones que conducen al desarrollo de la creatividad. Si fotografié este panel en aquel momento, fue porque tenía claro que, algún día, lo compartiría desde mi blog. Aunque no sabía ni cómo ni cuando.

 ¿Cuál es tu momento creativo? ¿Cómo es?

 

 

¿Cómo enfocarás tu próxima conversación?

Cuatro días ha estado perdido el disco duro externo de mi ordenador. Aunque para ser sincero, debo decir que no he sabido buscarlo.

Miré en el cajón donde habitualmente lo guardo. Su caja estaba vacía. Moví papeles, levanté libros. Nada. Pregunté a los compañeros con quienes había trabajado los días posteriores a la última vez que lo utilicé, por si, erróneamente, se lo hubiesen llevado entre sus cosas.

Es rectangular, de color naranja metalizado casi teja— les decía.

Nadie lo había visto.

Al quinto día comencé de nuevo la búsqueda. Una luz se encendió entonces en mi cabeza: con el disco hay un cable USB conectado. Pensamos en imágenes, así que decidí cambiar la imagen con la estaba buscando por otra. «Busca el cable», me dije. Fui derecho al cajón donde suelo guardar el disco. Allí estaba el cable, y al final del cable, mi disco duro externo.

Espacios de atención

En sus conferencias, el doctor Mario Alonso Puig llama a este fenómeno «espacios de atención». Lo liga al Sistema Reticular Activador Ascendente (SARA), la parte de nuestro encéfalo encargada de los ciclos de vigilia y el sueño.

SARA sería, para entendernos, una especie de linterna que enfoca lo que le interesa. Durante cuatros días, mi SARA enfocó a un objeto rectangular naranja metalizado casi teja. Cuando le dije a mi cerebro que fijará su atención en un cable USB negro enrollado, él, muy obediente, me hizo caso.

Me ocurrió como en ese ejemplo que se cuenta acerca de que una mujer embarazada ve mujeres embarazadas allá donde vaya. No es que haya en ese momento más o menos mujeres en estado (baby boom, aparte), sino que el foco de atención de una mujer embarazada ha cambiado. Ahora lo dirige a otras mujeres en el mismo estado que ella. Igual que si te compras un coche rojo, de pronto crees que a todo el mundo le ha dado por comprárselo de ese color. No.

¿Es real la realidad?

Pero la cosa no acaba aquí, porque mi SARA, me tenía reservada otra sorpresa. ¡Mi disco duro externo es negro, no naranja metálico casi teja!

A decir verdad, tiene una tapa superior naranja metálico casi teja, y una inferior de color negro. Trabajo con él boca arriba, de modo que la imagen que tenía de él era esa, la parte superior. Hubiera declarado bajo juramento que es de color naranja metálico casi teja. Hubiera negado con las misma rotundidad que fuera negro.

Simplemente, había mirado mi disco duro externo desde una única perspectiva. Y lo busqué de igual manera, desde la perspectiva única de su color. En el momento en el que cambié la manera de buscar, me bastaron unos pocos segundos para encontrarlo. Además, mi campo se abrió, ahora sé que mi disco duro es bicolor. Lo que yo había dado por cierto no era la realidad, era solo es una parte.

Imaginemos una situación habitual. Estamos sentados tú y yo frente a frente. Yo levanto mi disco duro externo, tomándolo como se sujeta un teléfono móvil para hacer una fotografía, con los dedos índice y pulgar de cada mano. Si te pregunto a ti de que color es, defenderás con uñas y dientes que es negro (o naranja metalizado, casi teja), mientras que yo defenderé exactamente lo contrario. Y ambos tenderemos razón.

¿No es esto una situación habitual en el trabajo, con los amigos, en una pareja?

Mirar a través de los filtros

Si le doy la vuelta al disco, quien lo veía naranja lo ve negro y viceversa. Y seguiremos defendiendo el color a capa y espada. Sin embargo, algo ha cambiado. Ahora sabemos que no es solo de un color. Ya no podemos defender a ultranza que sea negro o naranja metalizado.

Al cambiar nuestra perspectiva, cambia nuestra percepción de la realidad

Hemos mirado en este segundo caso la realidad desde la perspectiva del otro, del que tenemos enfrente. Quizás ahora puedas entender que la perspectiva con la que vemos las cosas cambia la realidad. La realidad es infinita, tiene tantos ángulos como observadores la estén mirando.

Las cosas ocurren. Otra cosa muy diferente es como las enfoquemos nosotros.  Es decir, cómo lo veamos, o cómo queramos verlo. En ese momento entran en funcionamiento nuestros filtros, es decir, todo aquello que nos hemos venido forjando a lo largo de nuestra vida y nuestras experiencias. O sea, lo que se denominan nuestros paradigmas.

Cualquier cosa que no encaje en nuestra forma de mirar la vida, nos resultará invisible.

Tan invisible como mi disco duro externo, que lo lo tenía delante de mí desde el mismo momento que lo di por perdido.

Creer que la propia visión de la realidad es la realidad misma, es una peligrosa ilusión.— Paul Watzlawick

¿Cómo enfocarás tu próxima conversación?

 

LECTURAS RECOMENDADAS:

Madera de líder, Mario Alonso Puig. Empresa Activa. Ediciones Urano. 2004

¿Es real la realidad?, Paul Watzlawick , Editorial Herder. 1979

 

 

 

Vayamos adelante: levantarse y luchar. La resiliencia

El libro Levantarse y luchar es ya desde el título una declaración de principios. Escrito por la psiquiatra y presidenta del Instituto Español de Resiliencia, Rafaela Santos, ofrece un conjunto de claves para el desarrollo de la resiliencia.  Este término, extraído de la física de materiales, se entiende como la adaptación positiva ante sucesos traumáticos o adversos.

Foto: Álvaro Rey

Levantarse y luchar supone, en definitiva, una manera de repensar y vivir la resiliencia, basada en el principio

Nada es difícil para el que quiere

O sea, la actitud y la voluntad como motores para vencer los obstáculos.

 

LEVANTARSE Y LUCHAR. Cómo superar la adversidad con la resiliencia, Rafaela Santos. Conecta, 2013

 

En este libro se se da forma a un modelo aplicable a personas, ampliable a las organizaciones. Por eso, este libro fue uno de los premiados en la edición de 2013, de los Premios Know Square al Mejor Libro de Empresa del Año.

El modelo que plantea Rafaela Santos, supone la incorporación de las  aportaciones de la neurociencia relativas al control del estrés y la presión, y la capacidad para afrontar desafíos. Esta una de las dos novedades que este texto aporta a la literatura sobre la resiliencia. La segunda contribución es la universalización del concepto.

La resiliencia es para todos.

 

La práctica del modelo supone responder a la pregunta, «¿Y qué hacer ahora?», en lugar de «¿Por qué a mi?».

Los componentes esenciales de la resiliencia se apoyan en dos pilares: la resistencia  a la destrucción y la capacidad para construir sobre los factores adversos.

RAFAELA SANTOS

Levantarse y luchar: historias reales

Al estilo de periodistas y escritores norteamericanos, Rafaela Santos, psiquiatra y presidenta ejecutiva del Instituto Español de Resiliencia,  estructura el libro en torno a varias historias reales. Son historias narradas en primera persona por quienes  han sufrido procesos traumáticos o adversos.

Las revelaciones hechas a Rafela Santos por Bosco Gutiérrez (arquitecto mejicano secuestrado durante 9 meses). José Villela (médico tetrapléjico), Jorge Font (campeón mundial de esquí acuático, parapléjico). Tim Guénard (maltratado y abandonado por sus padres). Anne- Dauphine Julliand (periodista, madre de dos niños con enfermedades degenerativas). Martha Rivera (bioquímica y mujer directiva, con cáncer de mama).  Teresa Silva (deportista parapléjica), ocupan los cuatro primeros capítulos del libro.

A través de los testimonios de estas personas, la autora define las características del proceso de resiliencia y la personalidad de la persona resiliente, aquella que se desarrolla sobre tres pilares:

    1. Compromiso.  Yo soy y Yo tengo. Yo puedo. Y yo me comprometo.
    2. Control. La capacidad para decidir acerca de nuestra vida.
    3. Reto. Este nace como asunción de que los problemas de la vida son una oportunidad para evolucionar como seres humanos.

Psiquiatriciación de la vida cotidiana

En el capítulo 1º se definen las cuatro etapas del proceso de la resiliencia: adaptarse, sobreponerse, recuperarse y superarse. No sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan, es el argumento del 2º capítulo. La felicidad es una decisión y el humor como supervivencia,  es el retador proceso que Rafaela Santos propone en el capítulo 3º.

En el 4º, se parte del análisis de los miedos que aquejan hoy a nuestra sociedad. Y se expone la manera de adaptarse al nuevo entorno tras sufrir un suceso adverso — traumático o no— , que nos hace vulnerables: desarrollar el enorme potencial que poseemos.

Con frecuencia no lo desarrollamos como quisiéramos, consecuencia de —dice Rafaela Santos—, «una psiquiatrización de la vida cotidiana en la que se recurre fácilmente a tomar pastillas para aliviar el sufrimiento que conlleva el hecho de vivir».

Los límites están en nuestra mente

Los capítulos 5º y 6º están ocupados por los testimonios del empresario Lorenzo Servitje y del deportista Ismael Santos, respectivamente.  Sus confesiones tienden a mostrarnos como hacer para despertar nuestra fuerza interior.

La vida como proyecto, o como levantar empresas y construir personas. Este es el argumento de Lorenzo Servitje, quien desde empleado en una pequeña pastelería en Ciudad de México, fundó en 1945 la multinacional Grupo Bimbo.

Ismael Santos fue jugador de baloncesto del Real Madrid. Vivió una difícil infancia para convertirse años después en uno de los mejores defensas de Europa. Posteriormente, se hizo guía de alta montaña. Su filosofía se resume en una frase:

Una vida sin adversidad y sin incertidumbre sería una vida sin sentido y sin ninguna posibilidad de crecimiento.

ISMAEL SANTOS

En el capítulo 7º, el último,  se expone un modelo para construir la resiliencia aprendiendo a fortalecernos para resistir y minimizar los daños e incluso salir del túnel siendo mejores. En consecuencia, el sentido genuino del ser humano con la actitud de levantarse y luchar.

La resiliencia es para todos, personas y organizaciones

Levantarse y luchar se publica cuarenta años después de que el profesor de psiquiatría infantil Michael Rutter, introdujera el concepto de resiliencia. Lo importó del ámbito de la física de materiales.

Se define como «la capacidad que tiene un material para absorber energía antes de comenzar a deformarse plásticamente».

En consecuencia, cuanto más rígido es un material, más vulnerable es.

El hombre en busca de sentido

Entre las páginas de este libro habita el espíritu del psiquiatra vienés Viktor Frankl.  Desarrolló una terapia psicológica para sobreponerse al sufrimiento. Es autor de uno de los más conmovedores libros nunca escritos, El hombre en busca de sentido. Está basado en sus vivencias en el campo de concentración de Auschwitz. Frankl comprendió que podían quitarle todo menos su libertad

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.

VIKTOR FRANKL

Rafaela Santos ofrece, finalmente, en el Anexo de Levantarse y luchar una herramienta para medir nuestra Escala de Resiliencia. Y un cuestionario sobre síntomas de ansiedad, del catedrático de psiquiatría Enrique Rojas, prologuista del libro.

En la exhaustiva bibliografía aportada, destacan los estudios del profesor español y pensador de referencia, Santiago Álvarez de Mon. Y también los escritos de judío francés Boris Cyrulnik, autor de El patito feo, quien logró escapar de Auschwitz con seis años.

 

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