Mitos y storytelling y el inconsciente colectivo

 

El mito es un relato tradicional. Es eterno y, por eso, siempre reinterpretable.  Los seres humanos somos seres en permanente búsqueda de significado.  Los mitos nos permiten, en consecuencia, que nuestra vida tenga un sentido, así como nuestras acciones.

Salvo escasas excepciones, desde la Grecia antigua hasta el siglo XIX, prácticamente los mitos no han sido objeto de reinterpretaciones. Fueron los poetas griegos y latinos los primeros en hacerlo, tomando los relatos orales que habían escuchado y escribiendo la versión que más les gustaba. Esto solo ocurrió en Grecia, porque en otras culturas tan antiguas como la griega, los mitos eran textos sagrados que no se podían tocar

Fueron dos médicos quienes revitalizaron —ya en el XX—  aquellas viejas narraciones.  Sigmund FreudCarl Jung, médicos ambos y grandes amantes del mundo griego, recurrieron a la mitología clásica para explicar sus teorías. El primero definió el inconsciente y el segundo, los arquetipos.

Sigmund Freud en La interpretación de los sueños (1909), definió el complejo de Edipo. Interpretaba el médico vienés que el mito existe en nuestro interior, dentro de nuestro subsconsciente.

Carl Jung, enunció entre los años 30 y 50 del siglo pasado, sus teorías sobre los arquetipos y su relación con el inconsciente colectivo. Jung definía las imágenes arquetípicas como aquellos contenidos del inconsciente del hombre moderno, que se asemejan a los productos de la mente del hombre antiguo. 

El mito en el cine, la ópera y la literatura 

 

Aún siendo muy significativas sus ideas, no han sido Freud y Jung, sin embargo, los únicos en reinterpretar los mitos clásicos.  Sin pretender ser exhaustivo, cito a continuación solo algunos ejemplos.

Homero fue el primero que habló de las sirenas, mujeres con cola de pez, en la Odisea. En el medievo, esta imagen sufrió una transformación: se las dibuja con dos colas. Así es como aparecen en el logotipo de Starbucks. Andersen las inmortalizó en un cuento, La sirenita. Y Walt Disney.

Prometeo, el dios que aporta la cultura al hombre, ha contribuido a la creación de otro mito contemporáneo, quizás el más conocido, Frankenstein. En 1818 Mary Shelly escribió Frankenstein o el moderno Prometeo. Anterior, de 1772, es el poema Prometeo de Goethe.

Nietzche se basó en el mito de Dionisio para su obra El nacimiento de la tragedia (1872). En El mito de Sísifo (1942), Albert Camus revitaliza el mito del dios Sísifo, castigado por Zeus a esforzarse continuamente.

Edipo y Prometeo —del que Marx dijo que «fue el primer santo del proletariado»— son dos de los mitos más estudiados, incluso en nuestros días. El helenista y Académico de la RAE, Carlos García Gual, es autor de Prometeo: mito y tragedia y de Prometeo: Mito y literatura.

 


Los mitos no son dominio de ningún individuo, sino una herencia colectiva, narrativa y tradicional, que se transmite desde lejos.

—CARLOS GARCÍA GUAL


ÓPERA

 

Electra  de Richard Strauss (1909), Die Bassaridem, del alemán Hans Werner Heuze (1966), inspirada en Las bacantes de Eurípides y The Minotaur (El Minotauro), de Harrison Birtwistle (2008). Richard Wagner se inspiró en la mitología nórdica para componer su tetralogia, El anillo del  Nibelungo (1848 y 1874). O su primera ópera, El holandés errante, basada en una leyenda de la mitología escandinava.

Mitos y storytelling

 

Los primitivos griegos conferían a la inspiración un origen divino. Eran los tiempos en lo que predominaba el mito (mythos, narración). Con la aparición de los primeros filósofos, el mito es derrotado por el logos, o sea, por  la razón. Aquellos  filósofos fueron los primeros científicos. Se había iniciado la lucha de la naturaleza frente a lo sobrenatural, lo trascendente. Lo místico frente a lo que puede ser científicamente demostrado.

La discusión entre mythos y logos se ha extendido a lo largo de la historia hasta nuestros días.

 

La narración es el rasgo esencial del mito, el punto de unión con el storytelling. El mito facilita el paso al logos, a las ideas. Hoy, el mundo no puede ser explicado a través los mitos. Tampoco puede serlo mediante el ejercicio exclusivo de la razón.

Para que nuestra comprensión del mundo sea, por tanto, completa necesitamos ambos, el mythos y el logos, la llegada de las ideas a través de la narración. El testimonio de lo que hemos visto, de lo vivido, la verdad con rigor objetivo. Esta es hoy la auténtica misión de nuestro storytelling personal y de empresaCualquier otra es pervertirlo.

Nuestra historia y la de nuestra empresa, sin duda, mejorarían si las dotáramos de algún componente mítico, para hacerla así más memorable aún.

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Mito y Storytelling. Narrativa empresarial y de marca

 

¿Cómo se te ocurre que puedes hacer tu próxima presentación empresarial, utilizando relatos míticos? ¿Y para explicar tu Marca Personal? ¿Cómo explicarías el nacimiento de tu negocio? ¿Cómo puedes describir tu trayectoria profesional?

Hagamos primero un poco de historia.

Mito y storytelling son conceptos que van unidos desde el principio de los siglos. El mito es un relato. Es por eso una manifestación histórica de storytelling. El mito (mythos) es un relato tradicional, una narración antigua, que refiere actuaciones memorables. Aunque todas las culturas disponen de una tradición mítica, los europeos nos sentimos— quizás— más cercanos a los mitos griegos, por una pura cuestión de proximidad geográfica y cultural.

De la tradición oral a la escritura

 

Mito y storytelling tienen algo en común, su capacidad de transmisión. Los mitos se trasmitieron en la antigüedad primero de boca en boca. Existían, por tanto, diferentes versiones. Fue la invención de escritura la que acabó con los mitos.  El poeta Hesíodo escribió y ordenó a su gusto todo el cuerpo mitológico que hasta entonces se había transmitido de forma oral. En los escritos de Hesíodo se basaron los mitógrafos posteriores griegos y latinos. Así es como han llegado hasta nosotros.

Herodoto está considerado como el padre de la historiografía.  Fue el primero en componer un relato razonado y estructurado. Walter Benjamin, el gran lector y crítico alemán calificó a Heródoto en su ensayo El narrador (1939), como el «primer narrador».

Del mito al logos

 

No fueron pocos los que se levantaron contra los tradicionales mitos, tratándolos como cuentos de viejos.  Píndaro, por ejemplo,  los llamó «pintorescos embustes». ¿Quién no ha dicho alguna vez: «no me cuentes cuentos»?

Eran nuevos tiempos en los que se buscaba la verdad a través del razonamiento, el logos, la garantía que necesitaba la narración (mythos), la verdad con rigor objetivo. Lo natural frente a lo sobrenatural.

Así nació lo que se llamó, del mythos al logos, una lucha que ha marcado toda la cultura de occidente hasta nuestros días. Es decir, los que defienden que solo las ideas, la razón, pueden explicar el mundo, frente a los defensores de la narración. Los defensores de las ideas frente a los partidarios de la narración, del storytelling. La razón frente a las emociones. Y así seguimos, más de veinte siglos después.

El experto en Grecia y académico, Carlos García Gual, citando al antropólogo Lluís Duch, propone en un artículo de esclarecedor título—Los mitos siguen vivos— la unión de ambos:


Hay mito en el logos y logos en el mito, una ágil combinación ´logomítica`para la comprensión del mundo y la condición humana.


Mito y storytelling: la narrativa empresarial

 

Esta consideración integradora de la razón ( las ideas) y las emociones (la narración), es de gran utilidad hoy.  La utilización de la narrativa en la comunicación de nuestra Marca Personal y de empresa. En definitiva, transmitir una idea utilizando una historia. La ideas entran más fácilmente sin van contenidas en una historia. Contar una historia frente a las cada vez más aburridas— y muchas veces, inútiles— presentaciones en Power Point.

Si por las razones que fueran, se hace necesaria la utilización del Power Point, ¿por qué no estructurar el paso de diapositivas, utilizando técnicas narrativas?

FORMAS DE HACERLO

 

      • Estructurar la presentación recurriendo al clásico Planteamiento, Nudo y Desenlace.
      • Salpicar la presentación con historias.
      • Comenzar la presentación con una historia que sea la idea principal que se quiere transmitir. Y que esta historia vertebre la presentación.

En esta historia es donde radica la clave. Es la confluencia de mito y storytelling. Hacer que esta historia sea tan memorable que se transmita de boca en boca, para que luego pase a las crónicas escritas. Una historia, en consecuencia,  sin la cual no pueda explicarse la idea. Una idea que puede estar inspirada en la amplia variedad de mitos existentes.

El cerebro humano no es solo un consumidor de mitos, también los crea.

JUAN  LUIS ARZUAGA, biólogo evolutivo

La palabra mito entró en nuestro diccionario en la segunda mitad del siglo XIX. Si bien es cierto que en su definición se hace referencia a los fabuloso, a lo irreal o incluso a lo falso, también un mito es «persona o cosa de extraordinaria admiración y estima.»

¿Qué puede ser esa persona (o personaje) que pueda servirte de inspiración?

Un ejemplo claro de esto es el garaje donde Steve Jobs creó Apple. El garaje tiene hoy un indudable carácter de mito contemporáneo, que se correspondería con lo que se han llamado mitos fundacionales; es decir, los que marcaban, por ejemplo, el comienzo de una civilización. ¿No constituyen los fanáticos de Apple una «civilización»?

 


Foto de cabecera: Fresolina Rivas. Exposición AGÓN!, CaixaFórum, Madrid

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Ejemplo de storytelling: mesas que cuentan historias

 

Un sencillo ejemplo de storytelling de marca es el que realiza la madrileña cadena de alimentación Viena Capellanes. Es una emocionante estrategia de interacción con el cliente, muy original que, además, trasmite los valores de la marca. Se plasma en las mesas de sus cafeterías.

Un ejemplo de storytelling puede encontrarse en los lugares y momentos más inesperados. Basta con poner atención. Generalmente, cuando en la Red se ofrecen ejemplos de storytelling, se recurre a anuncios publicitarios o a fragmentos seleccionados de películas.

Recurrir a un anuncio publicitario es lo más sencillo y lo más socorrido. Una manera reduccionista  de entender lo que es el storytelling. Con un problema añadido. La persona que quiera construir una historia tal vez se diga, «yo no soy guionista» y desista de continuar.

 

Viena Capellanes introdujo en España el famoso “pan de Viena”. Pío Baroja era asiduo a las tertulias, y Neruda. El primer Café Viena se abrió en 1929…Ciento cuarenta y cuatro años de historia sobre una mesa.

Un ejemplo de storytelling, las mesas de Viena Capellanes

 

Tenía yo que impartir un taller de storytelling en el Centro de innovación del BBVA, en la madrileña Plaza de Santa Bárbara. Como quiera que había llegado con la suficiente antelación, decidí sentarme en una cafetería a revisar algunas notas.

Al salir del metro aquella mañana había girado a la izquierda. Podría haberlo hecho a la derecha, hacia una cafetería donde había tomado café en varias veces. Pero no. Lo hice a mano contraría. Pasé junto a un Starbucks, y entré en una cafetería que me atrajo por el agradable olor que salía por la puerta. Viena Capellanes, en la calle Génova, 25. Pasé al fondo.

Quizás porque no había llegado aún la hora punta del desayuno, la parte trasera estaba casi vacía. Se respiraba paz. Las baldosas eran muy antiguas, igual que el diseño de las sillas. Me recordaron a las que tenía mi abuelo en su despacho. Me senté y, para mi sorpresa, la historia de la marca estaba ante mí, escrita sobre la mesa.

Viejos anuncios de prensa, cuartillas ilustradas con fotos añejas que explicaban la historia de la empresa desde su fundación en 1873. Ciento cuarenta y cuatro años.

Y cuando bajé al lavabo, otra sorpresa. Las paredes de los pasillos estaban empapeladas con más información sobre la firma: facturas, menús…

Dice la actriz Clara Sanchís que «cuando te inspiras lo que haces es permitir la sorpresa.» Acaso fue eso, que me permití la sorpresa.  Por lo que aquella mañana decidí tomarme un café en una cafetería distinta a la que lo hacía habitualmente. Yo iba a impartir un taller sobre storytelling y, de manera inconsciente , me dirigí a un lugar que iba a contarme historias. ¿Fue acaso inspiración?

Emociones sin artificios

 

Ciento cuarenta y cuatro años de historia a la vista del cliente, encima de cada una de las mesas. Las mesas interactúan, hablan con quien se sienta a ellas. Como resultado, el café y el cruasán me supieron más ricos. Y la charla con el amigo que me acompañaba, mucho más agradable. Me sentí bien. Y sentirse bien es una emoción.

El storytelling apela a las emociones. Y la manera que tiene de presentar su historia Viena Capellanes, emociona de una manera natural. Esta forma de contar su historia, permite que el cliente sienta lo que le brote de su interior, sin recurrir a artificios. Y cuando digo sin artificios, quiero decir que lo hacen, sencillamente, narrando su historia centenaria.

Si leer la historias que otros habían vivido me hizo sentirme bien, me permitió, además, identificarme con los valores que la marca me estaba trasmitiendo. Sentí cercanía, el gusto por lo bien hecho, el respeto a la tradición, la adaptación a los tiempos. Estos son los valores que yo identifiqué. Quizás otro cliente pueda deducir otros. Porque estos valores no aparecen explícitamente escritos en esas cuartillas.

Ejemplo de storytelling de marca

 

No hace falta tener ciento cuarenta y cuatro años de vida a las espaldas para tener historias que contar. Empresas y profesionales tienen hitos en sus trayectorias que merecen ser contados. Hay que identificarlos y darles el valor que se merecen. Son útiles para narrarlos en la página web, en el punto de venta, en presentaciones personales o de producto. Ese pasado marca el presente y define el futuro.

El storytelling va mucho más allá que lo que la traducción del inglés sugiere,  «el arte de contar historias”. El storytelling es una actitud ante la vida: usar las historias para comunicarse.

Hay, sin duda, otras formas de narrar historias distintas a las que ofrecen los anuncios publicitarios. Porque las historias están presentes en nuestra vida de muchas maneras. Solo basta con desear verlas. Y eso que, a veces, están tan cercanas y visibles como las que nos cuentan las mesas de Viena Capellanes.

En una entrada anterior escribí que el storytelling es el arte de historiar:

Componer, contar o escribir historias. Exponer las vicisitudes por las que ha pasado alguien o algo.

Jesús Mª Martínez-del Rey

En conclusión, las mesas de los cafés Viena Capellanes son un ejemplo del arte de historiar, un excelente ejemplo de storytelling de marca.

¿Cómo vigilaban los curas, desde «dentro y fuera», a los estudiantes de ambos sexos que se refugiaban en el Café Viena? ¿Cuánto costaba el pan al principio del siglo XX? ¿Y almorzar?

¿Qué te sugiere esta nota que puedas aplicar en tu empresa, o en tu actividad como profesional?

 

 

 

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