Storytelling, o cómo captar la atención

Philipp Riederle es un joven estudiante alemán. Sus podcasts «Mi iPhone and Me», la empresa que creó cuando tenía quince años, son todo un fenómeno social. En estos podcasts explica cómo sacar mayor partido a los iPhone y a las aplicaciones para smartphones.

Habitual en foros y seminarios por todo el mundo, sus opiniones son seguidas con interés. Sobretodo, por los responsables de aquellas corporaciones que tienen a jóvenes y adolescentes como clientes. En un simposio sobre Turismo de Congresos e Incentivos,  reivindicó la implicación emocional en la organización de congresos

Hay que contar historias que sirvan para crear un recuerdo más duradero, pues hoy en día recibimos cerca de 4.000 impactos publicitarios por día, de los cuales sólo recordamos cinco al finalizar nuestra jornada.– Phillip Riederle

Este adolescente alemán ha resumido con esta sola frase el  problema de la comunicación en los inicios del siglo XXI. Y da una solución.

El problema es una paradoja. Disponiendo de gran cantidad de información, estamos cada vez más desinformados. Los ciudadanos no disponemos ni del tiempo ni de la capacidad operativa para buscar, discernir sobre su validez y seleccionar la información que necesitamos. Y de otra parte, la solución. Esta no es otra que recurrir a algo que ha acompañado al ser humano desde la más remota antigüedad, las historias. Relatos que nos conmuevan, que apelen a nuestras emociones.

La atención, un bien escaso

En 1971, el Premio Nobel de Economía Herbert Simon formuló la Teoría de la Economía de la Atención. Podría resumirse con esta máxima,

La abundancia de la información da lugar a la pobreza de la atención.– Herbert Simon

En los años 70 del siglo pasado, Internet apenas era una idea. La irrupción de las nuevas tecnologías de la información y de nuevos canales de información, ha ido convirtiendo aquella teoría enunciada por Simon, en una realidad cada día más palpable.

Michael H. Goldhaber, físico teórico norteamericano, publicó en 1997 en la revista en línea First Monday, un artículo titulado La economía de la atención: La economía natural de la Red.  En este artículo, el científico norteamericano revisaba lo dicho por Herbert Simon. En una de sus conclusiones finales, Goldhaber pronosticaba el acceso masivo a la red:

Si la web e internet se pueden considerar como espacios dentro de los cuales –cada día más– vivimos nuestras vidas, las leyes de la economía a las cuales estamos sometidos deberán adecuarse a este nuevo espacio. Estas son bastante diferentes de lo que enseña la economía tradicional. – Michael H. Golhaber

La aparición de la Web 2.0 iba a dar aún más la razón a las premonitorias afirmaciones del físico norteamericano. Se ha producido un cambio de modelo: la información en la red ha pasado de ser vertical a ser horizontal. Es decir, del todopoderoso emisor al receptor. Internet 2.0 el poder ha cambiado de manos. Los que antes eran solamente pasivos receptores, son ahora, emisores activos.

Ante el incremento exponencial de los mensajes, cobra aún más valor la captación de la atención, «una riqueza perdurable». Considera Goldhaber que Estamos ante una nueva visión de la economía. El dinero ya no garantiza la compra de este nuevo bien tan valioso, la atención.

Narración frente a argumentación

Quien parece haber entendido muy bien esto es Michael O´Leary, presidente de Ryanair. Aunque poco, O´Leary invierte en publicidad en medios de comunicación. Sin embargo, su gran estrategia son los «globos sonda». Cada aparición suya supera a la anterior en osadía. Se garantiza con ello apariciones masivas en todos los medios del mundo. Cobrar por el uso de los lavabos en los aviones, tasas a las personas con sobrepeso, por viajar en as primeras filas del avión. Y así un largo etcétera. Tras cada una de estas provocaciones se encierra un relato, que contiene un conflicto que apela a nuestras emociones. «Si tienes tarifas más baratas, tienes que gritarlas mucho más que los demás» . Michael O´Leary dixit.

Recién llegados al mundo, los bebés solo disponen de su sonrisa para llamar nuestra atención. Y su llanto. El llanto de un niño sobresale por encima de cualquier cháchara. Así obtienen la comida, que se les cambie el pañal o que se les coloque en su cuna para dormir.  Al ir creciendo entenderán que ya no basta con llorar, y empezarán a luchar para seguir manteniendo la atención sobre ellos. Deberán descubrir un nuevo lenguaje.

Captar la atención

El protagonista de la deliciosa novela de Kirmen Uribe, Bilbao-Nueva York-Bilbao (Seix Barral, 2011), dice refiriéndose a su padre

Se valió de una historia para desarrollar su argumento sin calificaciones. Y eso precisamente fue lo que más me gustó, que un breve relato le bastara para que yo comprendiera con claridad su enseñanza. De hecho las historias recogen los matices de la realidad. Y los matices son lo más importante en la vida.

Los matices otorgan más credibilidad a un relato, porque evocan sensaciones, olores, sabores. Crean un mayor ambiente y concitan a la participación de quien escucha. La implicación emocional de la que hablaba el joven emprendedor alemán. Frente a fríos datos, el poder de los relatos. Historias que consigan que nuestro mensaje, igual que el llanto de un niño, capte la atención de aquellos que nos escuchan.

 

Corazones latiendo al unísono

Ante el ya cercano comienzo de la Semana Santa, una amiga de años, me sugiere que incluya en este blog mis sensaciones vividas como costalero. Me recuerda que yo le había hablado de valores como solidaridad, trabajo en equipo y esfuerzo. Valores que yo mencionaba en un artículo que escribí en ABC en 2009. Narraba en él las sensaciones vividas bajo un paso, años antes.

Me sugiere, además, que esta entrada la incluya en la Sección de Viajes del blog, y que inicie el viaje donde lo dejé entonces. Una pirueta de bailarina, vamos.

En el último, y acaso por eso tan emocionante libro, La importancia de vivir, el escritor chino Ling Yutang, dijo que el equipo más necesario para un viajero es

Un talento especial en el pecho y una visión especial bajo las cejas. –Lin Yutang.

Lo que interesa es saber si uno tiene corazón para sentir y ojos para ver. Tiene razón mi amiga. Es un viaje. Un viaje hacia dentro. O sea, la pirueta ha de finalizar con los dos pies clavados en el suelo, en ángulo de 45 grados. ¡Tela marinera! La cosa se quedó ahí. No escribí nada de lo que me pedía mi amiga. Pero la vida iba a darme otra oportunidad.

Dos minutos y cincuenta y seis segundos

Tuve la inmensa suerte de que me encargaran un reportaje sobre costaleros para un especial de Semana Santa en Punto Radio. Tres años habían pasado para que pudiera volver a vivir aquel torbellino de emociones que yo recordaba en el artículo. Enganchado a mi cinturón, bajo el paso, he colocado un micrófono, conectado a una grabadora. Fue algo improvisado, porque yo pensaba grabar desde fuera. Los chicos que estaban bajo el paso me invitaron entonces a que formara parte de la cuadrilla. Y me metí debajo, ocupando el lugar que me cedió uno de ellos de mi misma altura

Es el último ensayo de los costaleros antes de salir en procesión, bajo una estructura desnuda que soporta unos bloques de hormigón, con un peso semejante al de la imagen. Unos pequeños altavoces difunden la música que emite un radio cassette de coche, alimentado por la batería de un coche. Están colocados bajo el armazón, solo para nosotros. Suenan unas campanadas en la cercana catedral. Medianoche. La calle está vacía y la ciudad parece que duerme.

Dos minutos y cincuenta y seis segundos. La exactitud el tiempo me la marca la pantalla de mi grabadora. Dos minutos y cincuenta y seis segundos desde que el capataz golpea tres veces el llamador y ordena. «Al cielo con él, valientes». Y vuelven a sonar de nuevo los tres martillazos secos. El eco del último se rompe con la orden del capataz, «¡parar!». 

Entrar en resonancia

Un viaje de dos minutos y cincuenta y segundos, en el que me mido, en el pongo a prueba mi capacidad para saber si tengo corazón para sentir y ojos para ver. Incluso si tengo fuerza física, por que ya no soy un chaval. Un viaje para experimentar, dejando que fluyan mis emociones, sin analizarlas. Afloran y desaparecen. Euforia, alegría, sorpresa, tristeza, en ascensiones que me pegan el estómago contra el espinazo. Emociones que me llevan a descensos tan bruscos como la caída del peso sobre el cuello. Y escucho al capataz. «Todos por igual, valientes. El paso con el bombo». Y los pies se arrastran rítmicamente. Apenas se levantan del suelo. Ris- raas, ris- raas. La música deja de sonar. El corazón se acompasa entonces con los pies. Ris-raas, los pies arrastrándose. Mi corazón late al ritmo de mis pies. Mis pies y mi corazón sintonizan con el de mis compañeros.  Laten al unísono. En resonancia, vibrando en la misma frecuencia.

De qué materia están hechas las emociones

Escribir de viajes es viajar por segunda vez. Viajé por segunda vez, al leer un estudio de Universidad de Gotemburgo que afirma que «el canto crea un patrón emocional compartido entre los miembros del coro». Es exactamente lo que había ocurrido aquella madrugada. La sintonía de los corazones de los costaleros. Latían al ritmo de sus pasos. Al unísono.

Y acaso una tercera. Esta es una ocasión especial.  Fue en el estudio de grabaciones con el técnico. Tenía que montar el reportaje. Condensar aquellos dos minutos y cincuenta y seis segundos. Envasar la esencia de mis emociones en un frasquito de un minuto exacto. Es el tiempo del que disponía. El tiempo en la radio es oro, dice una vieja máxima en la profesión. ¿De qué materia están hechas las emociones?

 

¿Qué significa hoy el mito en nuestra sociedad?

¿Cuál es el sentido que los tienen los mitos en nuestra sociedad? ¿Cómo contribuyen a explicarnos a nosotros mismos, muchos siglos después de que nacieran de la fecunda imaginación de guionistas griegos? ¿Qué significan? ¿Qué vigencia tienen?

Me hacía estas preguntas mientras veía Las Furias. De Tiziano a Ribera, una espléndida exposición temporal en el Museo del Prado. Veintiocho cuadros en los que se plasman las personificaciones de los mitos de Tántalo, Ixión, Sísifo y Ticio.

Estos cuatro personajes fueron condenados al Tártaro, en el Hades, el sombrío inframundo por el que vagaban las almas. Adicionalmente, aparecen representados en esta muestra otros mitos no directamente relacionados con las Furias, Ícaro,  Faetón y Prometeo.

La exposición es una muestra abrumadora por el tamaño de los cuadros y por su dramatismo, cuando no por la crueldad de las imágenes. A Ticio le devora el hígado un buitre por intentar violar a una amante de Zeus.Tántalo es castigado a pasar hambre eternamente por servir a su hijo como festín a los dioses. Sísifo tiene que subir, por los siglos de los siglos, una pesada piedra montaña arriba. Fue condenado por haber delatado las infidelidades de Zeus. Ixión es castigado a dar vueltas eternamente en una rueda ardiente por querer seducir a Hera… ¡Cómo si fuera un hámster en su jaula!.

Los mitos. A la búsqueda de  una definición

 

Carlos García Gual, Catedrático de Filología Griega en la Complutense, y uno de los más importantes mitógrafos mundiales,  nos ofrece su propia definición de mito. Nos permite situarnos.

El mito es un relato memorable y tradicional que cuenta la actuación paradigmática de seres extraordinarios (dioses y héroes) en un tiempo prestigioso y lejano

—CARLOS GARCÍA GUAL

Joseph Campbell, uno de los mayores expertos mundiales en mitología, da un paso más allá, y afirma en El poder del mito (Salamandra, 1991)

Los mitos son historias de nuestra búsqueda de la verdad a través de los tiempos. Los necesitamos para que la vida signifique algo y podamos descubrir quienes somos

JOSEPH CAMPBELL

Lo que estos dos expertos en mitología dejan claro es que un mito es un relato. Son historias. La narración es inherente al mito. El mito es, aunque arcaica, una manifestación de storytelling. Y es por esta razón por la que en este blog dedicado al storytelling y a la Marca Personal habrá muchas más entradas dedicadas a los mitos.

Mitos y arquetipos

 

Muchos de estos mitos que ya fueron cuestionados e interpretados, o vistos desde otras perspectivas, casi contemporáneamente a cuando fueron escritos. Han generado no pocas teorías e interpretaciones hasta nuestros días.

En el mundo premoderno, la mitología era indispensable. No sólo ayudaba a las personas a dar sentido a su vida, sino que también revelaba aspectos de la mente humana que de otro modo habrían sido inaccesibles.

KAREN ARMSTRONG

En el siglo XIX Sigmund Freud y Carl Jung, amantes ambos del mundo clásico griego, recurrieron a personajes míticos para explicar sus teorías. Carl Jung definió los arquetipos, ligándolos al inconsciente colectivo; pertenecen a todas las culturas, pensaba este psiquiatra suizo. Para entendernos, los arquetipos son patrones emocionales y de conducta. En definitiva, nuestra manera de entender el mundo.

Antonio Núñez, comunicador, experto en storytelling  y firme defensor de la incorporación de los relatos como herramientas de comunicación, considera que los arquetipos «proporcionan una eficacia instantánea al relato.»

Necesitamos arquetipos, porque necesitamos modelos a imitar. Somos un relato que se alimenta de relatos.

— ANTONIO NÚÑEZ 

Núñez es el autor del primer libro sobre que se publicó en España sobre storytelling, Será mejor que los cuentes. Los relatos como herramienta de comunicación (Empresa Activa, 2007).

Los humanos somos seres creadores de mitos

 

Pero no nos engañemos, los seres humanos hemos sido siempre creadores de mitos. Es hoy muy habitual, sin embargo, calificar de «mitos» a futbolistas, cantantes y estrellas de la pantalla, incorporándolos a nuestro imaginario colectivo. Esta es la tercera acepción que el DRAE da para mito: perdona rodeada de extraordinaria admiración y estima.

Carlos Gª Gual, define esta acepción contemporánea del término mito, que  «apunta a lo irreal y se confunde con ‘lo falso’  y se usa para descalificar exageraciones, bulos, y creencias ajenas. En ese sentido, los ‘mitos’ son vanas ‘ilusiones’ de los otros».

Cada civilización tiene sus propios guionistas, porque tiene su propia narrativa. Hoy es la novela, el cine, los canales de vídeo, los tebeos y los videojuegos, y las redes sociales, los lugares donde se manifiesta el mito, renovado o recreado, o donde toman cuerpo otros nuevos.

«El ser humano necesita consumir este tipo de historias, como si le fuera la vida en ello. Nunca ha podido pasarse sin ellas. Y es un hambre que no se sacia. Antes un ser humano consumía a lo largo de toda su vida la centésima parte de historias que hoy engullimos delante de la pantalla, del televisor, de los videojuegos…».—Agustín Sánchez Vidal, profesor de cine.

De Ícaro a Lucas Skywalker

 

En un artículo publicado en el diario Expansión, titulado «Star Wars: el bien, el mal, el mito», Eduardo Martínez Rico, dice que esta famosa saga galáctica, «es la historia que ha hecho soñar a millones de hombres, nos ha emocionado, nos ha divertido y quizá nos haya formado de una manera muy especial. Desde niños.» Eduardo Martínez Rico, escritor y filólogo, es autor de un ensayo titulado La Guerra de las Galaxias, el mito renovado. Considera que la famosa saga es un «cóctel de mitos, un sueño colectivo».

No es infrecuente, por otro lado, que cuando los coaches trabajamos con nuestro clientes, éstos se alineen o se definan de acuerdo con personajes míticos. Bien sean aquellos que nacieron hace veinticinco siglos o hayan sido creados por la cultura en la que viven. O sean los héroes que nos ha ido dejando la Historia y la literatura.

Entre la realidad y la leyenda, se elige siempre la leyenda. Presente o remota.

 

 

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