Mito y Storytelling. Narrativa empresarial y de marca

 

¿Cómo se te ocurre que puedes hacer tu próxima presentación empresarial, utilizando relatos míticos? ¿Y para explicar tu Marca Personal? ¿Cómo explicarías el nacimiento de tu negocio? ¿Cómo puedes describir tu trayectoria profesional?

Hagamos primero un poco de historia.

Mito y storytelling son conceptos que van unidos desde el principio de los siglos. El mito es un relato. Es por eso una manifestación histórica de storytelling. El mito (mythos) es un relato tradicional, una narración antigua, que refiere actuaciones memorables. Aunque todas las culturas disponen de una tradición mítica, los europeos nos sentimos— quizás— más cercanos a los mitos griegos, por una pura cuestión de proximidad geográfica y cultural.

De la tradición oral a la escritura

 

Mito y storytelling tienen algo en común, su capacidad de transmisión. Los mitos se trasmitieron en la antigüedad primero de boca en boca. Existían, por tanto, diferentes versiones. Fue la invención de escritura la que acabó con los mitos.  El poeta Hesíodo escribió y ordenó a su gusto todo el cuerpo mitológico que hasta entonces se había transmitido de forma oral. En los escritos de Hesíodo se basaron los mitógrafos posteriores griegos y latinos. Así es como han llegado hasta nosotros.

Herodoto está considerado como el padre de la historiografía.  Fue el primero en componer un relato razonado y estructurado. Walter Benjamin, el gran lector y crítico alemán calificó a Heródoto en su ensayo El narrador (1939), como el «primer narrador».

Del mito al logos

 

No fueron pocos los que se levantaron contra los tradicionales mitos, tratándolos como cuentos de viejos.  Píndaro, por ejemplo,  los llamó «pintorescos embustes». ¿Quién no ha dicho alguna vez: «no me cuentes cuentos»?

Eran nuevos tiempos en los que se buscaba la verdad a través del razonamiento, el logos, la garantía que necesitaba la narración (mythos), la verdad con rigor objetivo. Lo natural frente a lo sobrenatural.

Así nació lo que se llamó, del mythos al logos, una lucha que ha marcado toda la cultura de occidente hasta nuestros días. Es decir, los que defienden que solo las ideas, la razón, pueden explicar el mundo, frente a los defensores de la narración. Los defensores de las ideas frente a los partidarios de la narración, del storytelling. La razón frente a las emociones. Y así seguimos, más de veinte siglos después.

El experto en Grecia y académico, Carlos García Gual, citando al antropólogo Lluís Duch, propone en un artículo de esclarecedor título—Los mitos siguen vivos— la unión de ambos:


Hay mito en el logos y logos en el mito, una ágil combinación ´logomítica`para la comprensión del mundo y la condición humana.


Mito y storytelling: la narrativa empresarial

 

Esta consideración integradora de la razón ( las ideas) y las emociones (la narración), es de gran utilidad hoy.  La utilización de la narrativa en la comunicación de nuestra Marca Personal y de empresa. En definitiva, transmitir una idea utilizando una historia. La ideas entran más fácilmente sin van contenidas en una historia. Contar una historia frente a las cada vez más aburridas— y muchas veces, inútiles— presentaciones en Power Point.

Si por las razones que fueran, se hace necesaria la utilización del Power Point, ¿por qué no estructurar el paso de diapositivas, utilizando técnicas narrativas?

FORMAS DE HACERLO

 

      • Estructurar la presentación recurriendo al clásico Planteamiento, Nudo y Desenlace.
      • Salpicar la presentación con historias.
      • Comenzar la presentación con una historia que sea la idea principal que se quiere transmitir. Y que esta historia vertebre la presentación.

En esta historia es donde radica la clave. Es la confluencia de mito y storytelling. Hacer que esta historia sea tan memorable que se transmita de boca en boca, para que luego pase a las crónicas escritas. Una historia, en consecuencia,  sin la cual no pueda explicarse la idea. Una idea que puede estar inspirada en la amplia variedad de mitos existentes.

El cerebro humano no es solo un consumidor de mitos, también los crea.

JUAN  LUIS ARZUAGA, biólogo evolutivo

La palabra mito entró en nuestro diccionario en la segunda mitad del siglo XIX. Si bien es cierto que en su definición se hace referencia a los fabuloso, a lo irreal o incluso a lo falso, también un mito es «persona o cosa de extraordinaria admiración y estima.»

¿Qué puede ser esa persona (o personaje) que pueda servirte de inspiración?

Un ejemplo claro de esto es el garaje donde Steve Jobs creó Apple. El garaje tiene hoy un indudable carácter de mito contemporáneo, que se correspondería con lo que se han llamado mitos fundacionales; es decir, los que marcaban, por ejemplo, el comienzo de una civilización. ¿No constituyen los fanáticos de Apple una «civilización»?

 


Foto de cabecera: Fresolina Rivas. Exposición AGÓN!, CaixaFórum, Madrid

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Ejemplo de storytelling: mesas que cuentan historias

 

Un sencillo ejemplo de storytelling de marca es el que realiza la madrileña cadena de alimentación Viena Capellanes. Es una emocionante estrategia de interacción con el cliente, muy original que, además, trasmite los valores de la marca. Se plasma en las mesas de sus cafeterías.

Un ejemplo de storytelling puede encontrarse en los lugares y momentos más inesperados. Basta con poner atención. Generalmente, cuando en la Red se ofrecen ejemplos de storytelling, se recurre a anuncios publicitarios o a fragmentos seleccionados de películas.

Recurrir a un anuncio publicitario es lo más sencillo y lo más socorrido. Una manera reduccionista  de entender lo que es el storytelling. Con un problema añadido. La persona que quiera construir una historia tal vez se diga, «yo no soy guionista» y desista de continuar.

 

Viena Capellanes introdujo en España el famoso “pan de Viena”. Pío Baroja era asiduo a las tertulias, y Neruda. El primer Café Viena se abrió en 1929…Ciento cuarenta y cuatro años de historia sobre una mesa.

Un ejemplo de storytelling, las mesas de Viena Capellanes

 

Tenía yo que impartir un taller de storytelling en el Centro de innovación del BBVA, en la madrileña Plaza de Santa Bárbara. Como quiera que había llegado con la suficiente antelación, decidí sentarme en una cafetería a revisar algunas notas.

Al salir del metro aquella mañana había girado a la izquierda. Podría haberlo hecho a la derecha, hacia una cafetería donde había tomado café en varias veces. Pero no. Lo hice a mano contraría. Pasé junto a un Starbucks, y entré en una cafetería que me atrajo por el agradable olor que salía por la puerta. Viena Capellanes, en la calle Génova, 25. Pasé al fondo.

Quizás porque no había llegado aún la hora punta del desayuno, la parte trasera estaba casi vacía. Se respiraba paz. Las baldosas eran muy antiguas, igual que el diseño de las sillas. Me recordaron a las que tenía mi abuelo en su despacho. Me senté y, para mi sorpresa, la historia de la marca estaba ante mí, escrita sobre la mesa.

Viejos anuncios de prensa, cuartillas ilustradas con fotos añejas que explicaban la historia de la empresa desde su fundación en 1873. Ciento cuarenta y cuatro años.

Y cuando bajé al lavabo, otra sorpresa. Las paredes de los pasillos estaban empapeladas con más información sobre la firma: facturas, menús…

Dice la actriz Clara Sanchís que «cuando te inspiras lo que haces es permitir la sorpresa.» Acaso fue eso, que me permití la sorpresa.  Por lo que aquella mañana decidí tomarme un café en una cafetería distinta a la que lo hacía habitualmente. Yo iba a impartir un taller sobre storytelling y, de manera inconsciente , me dirigí a un lugar que iba a contarme historias. ¿Fue acaso inspiración?

Emociones sin artificios

 

Ciento cuarenta y cuatro años de historia a la vista del cliente, encima de cada una de las mesas. Las mesas interactúan, hablan con quien se sienta a ellas. Como resultado, el café y el cruasán me supieron más ricos. Y la charla con el amigo que me acompañaba, mucho más agradable. Me sentí bien. Y sentirse bien es una emoción.

El storytelling apela a las emociones. Y la manera que tiene de presentar su historia Viena Capellanes, emociona de una manera natural. Esta forma de contar su historia, permite que el cliente sienta lo que le brote de su interior, sin recurrir a artificios. Y cuando digo sin artificios, quiero decir que lo hacen, sencillamente, narrando su historia centenaria.

Si leer la historias que otros habían vivido me hizo sentirme bien, me permitió, además, identificarme con los valores que la marca me estaba trasmitiendo. Sentí cercanía, el gusto por lo bien hecho, el respeto a la tradición, la adaptación a los tiempos. Estos son los valores que yo identifiqué. Quizás otro cliente pueda deducir otros. Porque estos valores no aparecen explícitamente escritos en esas cuartillas.

Ejemplo de storytelling de marca

 

No hace falta tener ciento cuarenta y cuatro años de vida a las espaldas para tener historias que contar. Empresas y profesionales tienen hitos en sus trayectorias que merecen ser contados. Hay que identificarlos y darles el valor que se merecen. Son útiles para narrarlos en la página web, en el punto de venta, en presentaciones personales o de producto. Ese pasado marca el presente y define el futuro.

El storytelling va mucho más allá que lo que la traducción del inglés sugiere,  «el arte de contar historias”. El storytelling es una actitud ante la vida: usar las historias para comunicarse.

Hay, sin duda, otras formas de narrar historias distintas a las que ofrecen los anuncios publicitarios. Porque las historias están presentes en nuestra vida de muchas maneras. Solo basta con desear verlas. Y eso que, a veces, están tan cercanas y visibles como las que nos cuentan las mesas de Viena Capellanes.

En una entrada anterior escribí que el storytelling es el arte de historiar:

Componer, contar o escribir historias. Exponer las vicisitudes por las que ha pasado alguien o algo.

Jesús Mª Martínez-del Rey

En conclusión, las mesas de los cafés Viena Capellanes son un ejemplo del arte de historiar, un excelente ejemplo de storytelling de marca.

¿Cómo vigilaban los curas, desde «dentro y fuera», a los estudiantes de ambos sexos que se refugiaban en el Café Viena? ¿Cuánto costaba el pan al principio del siglo XX? ¿Y almorzar?

¿Qué te sugiere esta nota que puedas aplicar en tu empresa, o en tu actividad como profesional?

 

 

 

El Storytelling contagia emociones. Date un respiro

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El storytelling contagia emociones. Las emociones son la reacción ante un hecho. Son, por eso, algo que no esperamos, que nos sorprenden.  Pero que nos llevan a la acción.

Las pasadas navidades en una reunión de amigos, una de las chicas nos preguntó si habíamos visto el anuncio de Repsol. Y, sin casi darnos tiempo a responder, dijo: «sí, el de esa chica que dice que no le da la vida. Esa soy yo: no me da la vida».

Mi amiga se estaba refiriendo a la campaña publicitaria creada por la agencia La Rèsistance para Repsol. La campaña busca avivar las emociones de la audiencia. El título de la campaña, iniciada en el último trimestre de 2016, es «A veces hay que parar para poder seguir».

En esta campaña conocemos cuatro historias personales, dirigidas a sectores amplios de la población. Lucía es una adolescente que no tiene grandes expectativas para sus vacaciones. Gema lleva una vida tan ajetreada que no parece tener ni un momento de tranquilidad. Pablo no ha comprendido que su padre se ha hecho mayor. Los componentes del San Fernando FC andan necesitados de motivación ante su próximo partido.

Cuatro historias cotidianas, de personas normales, que necesitan hacer una parada para reflexionar sobre su vida. Resulta difícil no identificarse con alguna de ellas. Mi amiga lo hizo con la de Gema.

¿Con cuál te identificas tú?

Cómo el storytelling contagia emociones

 

La campaña es una invitación a que nos detengamos en una de las estaciones de servicio de la petrolera. ¿Cómo lo hace? Apelando a nuestras emociones. La mejor manera de hacer llegar un mensaje a nuestra mente es a través del corazón, es decir, de las emociones.

La campaña constituye, además,  un ejemplo paradigmático de cómo el storytelling contagia emociones. Y es por eso una eficaz herramienta de comunicación. Cada historia mueve unas emociones que dan significado a nuestras vidas, y hacen que nos sintamos identificados con lo que vemos en la pantalla. El storytelling es la intersección de las emociones y el significado. La ideas no se contagian, las emociones sí.

Análisis de la estructura del anuncio

 

Las cuatro películas tienen prácticamente la misma estructura.

La historia comienza directamente con el conflicto.  Esta manera de comenzar el relato se conoce como  in medias res.  Es decir, la historia empieza ya comenzada, no por su inicio. Se produce en los momentos previos a la llegada a la estación de servicio.

El conflicto es el momento en el que el protagonista se enfrenta a una decisión. Sin conflicto no hay historia.

La historia se desarrolla durante la estancia en la gasolinera o la tienda de la estación. El desenlace ocurre tras reiniciar la marcha, una vez que el vehículo ha repostado. El protagonista ya ha tomado una decisión.

Inicio, desarrollo y desenlace se corresponden con el clásico esquema aristotélico: planteamiento, nudo y desenlace, que aprendimos en el colegio.

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Las películas, de un minuto de duración, están dirigidas por la cineasta Gracia Querejeta. Bajo el título Historias Repsol, la petrolera ha dispuesto también un sitio web en el que invita a contar las historias vividas en alguna de sus estaciones de servicio. Todo en la vida es una historia. Todo en la vida nos cuenta una historia. En consecuencia, cada uno de nosotros tenemos historias que contar.

¿Cuál es tu historia? ¿Qué te impide contarla?

Date un respiro

 

Recuerdo haber visto en televisión el anuncio de un coche que no entendí. Me dejó frío. Ni entendí ni el mensaje ni cómo me lo habían contado. Le pregunté a mi hijo —en 2º de bachillerato por aquel entonces— si él lo había entendido. Y me dijo: «Papá, ese coche no es para ti.» En absoluto recuerdo el coche del anuncio.

¿Qué hace que nos identifiquemos con un anuncio publicitario? En una palabra, que nos despierte una emoción.

¿Qué hace que nos identifiquemos en concreto con los anuncios de esta campaña de Repsol? ¿Quién de nosotros no necesita un periodo de reflexión? ¿Quién de nosotros no tiene que parar alguna vez para poder seguir?

La verdad tiene sus tiempos. Por lo tanto, necesitamos tiempo para escuchar (o escucharnos), para empatizar y para reflexionar. Y eso es lo que, en consecuencia, pone de manifiesto esta campaña: la empatía, la escucha. La necesidad, en fin, de tomarnos un respiro. En esta agitada vida que llevamos necesitamos tiempo para pensar y hablar de las cosas importantes. Hay que tomarse tiempo para pensar.

¿Qué te impide hacerlo?

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